Capítulo 30: No es real

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La relación entre Jack y Amber se fortaleció con cada día que pasaron juntos. Compartiendo risas, historias y momentos íntimos que profundizaron su vínculo. Hasta qué...

Ella se encontraba inmersa en la oscuridad, sintiendo una sensación de claustrofobia que la envolvía mientras luchaba por respirar en el aire viciado que apenas llegaba a sus pulmones. Sus manos, impotentes, buscaban desesperadamente algo a lo que aferrarse, pero solo encontraban frío y superficies desconocidas.

De repente, una música sonó en sus oídos como un eco lejano, una especie de contradicción con la situación angustiosa en la que se encontraba. La melodía, en lugar de brindar consuelo, agudiza su inquietud.

La falta de visión, espacio para moverse y la opresión en sus muñecas y piernas la llenaron de impotencia. Cada intento por liberarse solo resultaba en dolor y desesperación. Las cuerdas que la ataban parecían estar hechas de metal, y cada movimiento más brusco solo causa que se claven más en su piel.

La silla en la que estaba sentada se convirtió en un símbolo de su confinamiento y limitación. Aunque no podía ver a su alrededor, podía sentir que estaba en un espacio pequeño y cerrado.

La opresión del lugar y la incapacidad de moverse la hacen sentir como si estuviera en una trampa, atrapada en la telaraña de algún depredador desconocido. 

Amber lucho por mantener la calma, pero el pánico amenazaba con consumirla por completo. La sensación de estar prisionera, de ser vulnerada en su capacidad de moverse y escapar, la envolvió en una agonía emocional.

En su interior, una parte de ella deseaba pensar que esto no es real. Que la oscuridad, la música y la opresión son simplemente los fragmentos de su subconsciente, manifestándose son parte de su imaginación.

El sonido de la puerta chirriando al abrirse freno todo pensamiento y provoco que su corazón latiera aún más rápido. 

—¿Quién está ahí? —su voz temblorosa reflejaba su estado emocional.

Sus oídos captaron los sonidos del movimiento, cada paso y cada suspiro amplificado por el silencio opresivo. La oscuridad se convirtió en un aliado para su miedo, ocultando la verdadera forma de su captor.

—¿Qué quieres de mí? —su voz ahora estaba llena de frustración.

El tempo de su corazón parecía aumentar aún más cuando la música se detuvo abruptamente, dejando en su lugar un silencio que parecía ensordecedor. El cambio repentino era inquietante, como si estuviera en un estado de espera antes de una tormenta.

—¡Déjenme ir! —sus cuerdas vocales se tensaron con la orden, mezclando una pizca de desesperación.

Sin embargo, la única respuesta que recibió fue una risa fría y siniestra. Lo que hizo que un escalofrío recorriera su columna vertebral, como recordatorio vívido de que estaba completamente a merced de alguien que tiene intenciones desconocidas.

De repente, una acción impactante ocurrió. Le quitaron la venda de los ojos, y con ello, la intensidad de la luz la hizo parpadear, sus pupilas se contrajeron dolorosamente ante la inusual y brillante iluminación. Después de estar sumida en la oscuridad, el contraste de repente la ciega temporalmente. Aunque poco a poco sus ojos empezaron a ajustarse lentamente a la luz, y lo primero que vio fue la habitación en la que se encontraba, revelando paredes desgastadas y mobiliario deteriorado.

La ansiedad de Amber creció con cada segundo de silencio que siguió a sus preguntas. A pesar de que su vista se aclimataba gradualmente a la luz, sus ojos buscaban frenéticamente algún indicio de la presencia de sus agresores.

Sentido MortalWhere stories live. Discover now