21. Corazón roto

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—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, mucho menos de Sergio.

—En eso estás muy equivocado.

Para Lewis, no había nada más desagradable que tener a Max en su habitación en una noche como esa, dónde horas antes había tenido que renunciar al hombre que tanto quería. Deseaba estar solo, pero Max parecía tener otros planes.

—¿Crees que no estoy al tanto de lo hay entre ustedes? —continuó diciendo Max al ver su semblante desencajado—. O más bien, lo que hubo...

Lewis se quedó quieto unos instantes sin saber realmente qué responder, situación que aprovechó Max para colarse dentro de la habitación. Una vez cerrada la puerta, este volvió a hablar:

—No debería sorprenderte que lo sepa. Sergio me lo contó todo.

—¿Qué exactamente? —Lewis por fin reaccionó y fue a alcanzarlo hasta los sofás, dónde estaba merodeando.

—Ya lo mencioné antes —repuso Max, tomando por fin asiento en un sofá individual. Si bien Sergio no le había contado absolutamente nada, el haberlo visto llorar después del beso de despedida había sido suficiente para suponerlo—. Veo que te gusta tomar lo que no es tuyo.

—No hables de Sergio como si fuera un objeto —Lewis tenía apretados los puños. En su rostro había molestia—. Él no le pertenece a nadie. Además, creo que estás mintiendo. Sergio ya no confía en ti.

Max se quedó en silencio unos instantes, balanceando su pie derecho que descansaba sobre su rodilla contraria, maquinando las respuestas que iban y venían a su cabeza como pelotas de tenis. Buscar a Lewis había sido un impulso estúpido por mantener el control de la situación tomando en cuenta el acercamiento que había conseguido con Sergio horas antes en las bodegas; sin embargo, era insaciable. Cuando la claridad despejaba sus pensamientos, la inseguridad siempre le hacía cometer errores y era entonces cuando necesitaba sentir que estaba compitiendo. En ese caso Lewis era su rival a vencer, justo como venía siendo en los últimos años, así que debía poner las cosas claras si quería recuperar a su ex novio.

—¿De verdad pensaste que era buena idea intentar involucrarte con él, Lewis?

—Eso no te concierne, Max.

—Sucede que sí me concierne porque no me gusta verlo llorar.

Para sorpresa de Max, Lewis soltó una carcajada irónica.

—¿Qué te divierte? —cuestionó ofendido.

—No puedo creer que tengas el cinismo de decir algo como eso sabiendo todo lo que le hiciste pasar durante estos años. ¿No te da vergüenza? —Lewis se mantuvo de pie frente a él, soportando la intensa mirada azul que parecía querer aniquilarlo.

—Sergio no está exento de culpa.

—Es cierto que nadie es completamente inocente, pero me consta que él siempre intentó ser bueno contigo. Lo conozco demasiado bien como para saber que no es una mala persona. Lo conozco incluso mejor que tú, aunque te duela —Lewis hizo una pausa para pasar saliva, pero al ver que Max tenía la intención de tomar la palabra, se apresuró a retomar el hilo de la conversación—. Hemos sido amigos durante muchos años, amigos íntimos, y sé qué clase de persona es él.

A Max le causó gracia lo último.

—¿Tan íntimos que por eso aprovechaste la cercanía que tenían como compañeros de equipo para por fin intentar atraparlo? —Max sonrió de lado al ver a Lewis fruncir el ceño—. No soy estúpido. Sé muy bien que en el fondo siempre has estado enamorado de él. Esas miradas... Esos toques... —chasqueó la lengua—. Intentaste disfrazarlo con esa absurda amistad que por años has presumido tener con él, pero no superas que yo haya podido conquistarlo tan solo meses después de comenzar a trabajar juntos. Por eso me odias.

King of the streets || Chestappen § Chewis Onde histórias criam vida. Descubra agora