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Esa noche lejos de tener algún tipo de encuentro carnal tuvieron una noche bastante liberadora.
Tras una breve conversación trivial Qin se sintió lo suficientemente seguro cómo para por fin abrirse a Shui y compartirle un oscuro capítulo de su vida que vivió siendo tan solo un niño. Narró su vida siendo de un niño que creció siendo marginado y repudiado por crímenes que ni siquiera le correspondían, un niño que fue abandonado por sus padres, un niño que después de vivir un infierno pudo encontrar el amor de una madre en una grandiosa mujer que siempre consideraria su madre, un niño que presenció frente a sus ojos como le arrancaban la vida a su madre.
Era la primera vez que Qin se abría de tal manera con alguien y también la primera vez que lo hablaba en voz alta, ni el mismo se había esperado derramar un par de lagrimas en el proceso, no lo sentía propio de él, no era su sensación favorita la vulnerabilidad. Tampoco se espero sentir la necesidad de esconder su rostro en el pecho de su amada para ocultar sus lágrimas.
Shui abrazaba a su amado mientras acariciaba su cabellera y espalda dándole consuelo, tratando de en el proceso alzar su mirada y limpiar con dulzura sus lagrimas. Qin se aferraba a ella con fuerza, le dolía revivir sucesos tan dolorosos pero por otro lado se sentía tan amado y querido; sentir en carne propia lo ajeno a veces tenía sus ventajas, y una de ellas era sentir el amor y comprensión que su esposa sentía por él. Desde hacía años que no se sentía así de bien con alguna persona en específico.

Poco después el emperador se quedó dormido en los brazos de su recién nombrada esposa y emperatriz lleno de paz.
Esa noche fue única y especial para ambos.

[...]

Durante las siguientes semanas ya que oficialmente Shui era la emperatriz, le correspondia entrar a las juntas del consejo de Qin, no cómo participante aún, pues no tenia la experiencia ni la cantidas de conocimientos suficientes que se requerían para ello.

A simple vista Shui no tenia mucha relevancia, pero era todo lo contrario.
Cierto grupo de funcionarios y consejeros sabían lo complicado que era convencer al emperador sobre sus propios intereses y por fin había encontrado una forma de llegar a él indirectamente.
Era obvio que a su emperador le importaba mucho lo que su emperatriz opinara y a la vez era más que evidente el amor que él le tenía, todos eran testigos de ello.
Y el hecho de que ella fuese inexperta en todos esos temas, les favorecía aún más.
La gran mayoría de sus funcionarios y demás le guardaban un gran respeto a su emperador, simplemente el poder que pusisen obtener de él no les importaba, horraban su puesto de la mejor manera posible.
Sin embargo también existian aquellos qué ambicionaban un poco más de poder.

[...]

Shui yacía sentada sobre su cama leyendo uno de tantos pergaminos que se propuso terminar; ahora tenía su propio recinto, ya no compartía espacio junto a las concubinas, cosa que disfrutaba de sobremanera.
No siempre compartía habitación junto a Qin, sus horarios estaban más disparejos de lo normal y segun las tradiciones, era propio que cada uno tuviese su propia habitación -cosa que particularmente a Qin no le agradaba, pero al estar con sus horarios tan desiguales no le quedaba mucho que reprochar-.

La mujer llevaba toda la noche leyendo, eran ya días en los que dormía muy poco y esa noche en particular prácticamente no había dormido nada, tenía que asistir a una justa dentro de poco y para poder entender de lo que se hablaría sentía vital terminar de leer los pergaminos de la biblioteca que Qin le había recomendado.

-Me duelen los ojos...- habló en vos alta para sí, agotada y con sueño.

Al rato y después de desayunar asistió a la junta, vestía mucho más elegante de lo que habituaba antes de casarse con Qin Shi Huang.

Se sentó a lado de su amado el cual la miraba por debajo de su venda con ojos de amor.
La reunión no duró mucho en comparación con otras, y apesar de ello Shui por breves momentos se quedaba dormida, pero para su buena suerte nadie lo notó.

𝓣𝓸𝓰𝓮𝓽𝓱𝓮𝓻 𝓾𝓷𝓽𝓲𝓵 𝓽𝓱𝓮 𝓫𝓲𝓽𝓽𝓮𝓻 𝓮𝓷𝓭 ♡𝓠𝓲𝓷 𝓢𝓱𝓲 𝓗𝓾𝓪𝓷𝓰Onde histórias criam vida. Descubra agora