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Advertencia. Este capítulo contiene contenido para mayores de edad.
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Al terminar de ver los fuegos artificiales procedieron a ir a su habitación.

-¿Mi linda reina no me dará algun tipo de sorpresa?- le habló coqueto en el oido a su mujer.

-Sí, ven.- Shui se aproximó a el balcón de la habitación justo donde había ocultado el pequeño obsequio y le indicó a Qin con su mano que se acercara junto a ella.

Shui le mostró la caja y se la entregó. Qin abrió con delicadeza la susodicha y una vez retirada la tapa observó su contenido.

-Es un amuleto, atrae la prosperidad y la abundancia, entre algunas otras cosas más. Lo hice yo. Espero que te guste.- habló un poco tímida.

Qin sonrió, era un regalo propio de su amada, era realmente hermoso.

-Es hermoso, lo llevaré siempre conmigo.- la miró con dulzura y acaricio su rostro.

Y como si se hubieran leido la mente, se acercaron uno al otro y unieron sus labios en un beso. Qin Shi Huang siempre se tenía que inclinar hacia abajo para besar a Shui y Shui tenía que ponerse de puntillas para alcanzar los labios de Qin, la diferencia de alturas era más que evidente.

Poco a poco el beso comenzaba a tener otros matices, los labios de ambos se movian con desdespero. El emperador reposó sus manos sobre la cintuta de la chica, acto seguido la presionó contra su pelvis. La mujer se estremeció inevitablemente.

-Zheng~ e-espera...- se separó un poco de los labios de su amado, sus ansias y deseo le invadían y le hacian actuar sin pensar, por instinto su mente pedía un poco de claridad para saber como continuar.

-Si quieres que me detenga solo dilo.~

Ella negó rápidamente con la cabeza, y una vez más, fundieron sus labios en un sedoso y acalorado beso.

Qin bajo sus manos hasta las caderas de su contraría e intensificó el beso.
Ambos se dejaban llevar por las sensaciones tan embriagantes y placenteras. Las manos de Shui acariciaban los hombros y cuello de Qin y poco después la falta de aire se hizo presente. Al deshacer el beso un hilo de saliba colgaba de entre ellos.

-¿En verdad quieres que siga?- Pegó su frente contra la de Shui buscando regular su propia respiración, el cuerpo del emperador estaba completamente acalorado, no se creía ser capaz de contenerse tanto.

-S-sí.- susurró un poco tímida por la naturaleza del momento.

-¿Estás segura?- necesitaba una confirmación más para poder permitirce perder la cabeza.

Shui no respondió, no obstante, tomó rápidamente el rostro de su amado y volvió a unir sus labios en un apasionante beso.

Qin comenzó a dar pasos hacia atrás en direccion a su cama sin deshacer el beso, despojandose en el camino de algunas de sus ropas. Su gran espalda y brazos quedaron por completo al desnudo.

Los pasos de Qin chocaron con la base de la cama. Se sentó en la orilla de ésta tomando a Shui de la cadera y la cintura para ayudarla a sentarse sobre su regazo.

Las manos del hombre viajaron hasta las cintas del vestidos de Shui, estaba por tirar de ellas y despojarle de su ropa.

-¿Puedo?- Preguntó entre jadeos.

Ella asintió con la cabeza, completamente sonrojada.

-Eres tan hermosa~ - habló luego de que la ropa de su amada se deslizará de ella mientras la miraba de arriba a abajo para después despojandose de sus últimas prendas superiores, quedando sus pectorales y torso al descuento.