Capítulo Veintidós

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Viernes 3 de Febrero de 2023
New York City, EU.

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Otro día en New York, otro día en dónde me sentía en una película.

Mi día inicio sola, pues Max se había tenido que ir a donde presentarían el auto de Red Bull para esta temporada desde muy temprano. Pero después de un rato recibí un mensaje de Carola invitandome a desayunar.

Ambas disfrutamos de un gran desayuno lleno de anécdotas e historias. Incluso descubrí la razón por la cual sentía que había visto antes a Geri –era una Spice Girl, la mejor de todas en mi opinión–.

Después de un rato salí del hotel acompañada de las otras dos mujeres. Ambas marchamos por Times Square, pero decidimos entrar en el Central Park, para posteriormente entrar al famoso Museo Metropolitano.

A las tres de la tarde decidimos pasar por donde se realizaba el lanzamiento, para encontrar a nuestros respectivos hombres ocupados dando entrevistas.

Según lo que había entendido, Red Bull había anunciado que trabajaría con Ford en unos años, y para la prensa era un gran anuncio. Eso, y que fue la primera aparición de Daniel Ricciardo como tercer piloto de la escudería. No sabía mucho de él, pero si había escuchado de su popularidad, y se notaba por la cantidad de gente que tenía alrededor.

Las tres estábamos reunidas en un rincón del basto lugar viendo como sucedía todo. En un momento se nos acercó Jo, el preparador físico de Checo para decirnos que probablemente durarían ahí una hora más. Dimos media vuelta y salimos de ahí.

Las charlas con ellas eran más sencillas de lo que creía. Ambas eran demasiado dulces conmigo, y se encargaron de explicarme las cosas más sencillas sobre la fórmula uno. Ninguna me hizo sentir menos por quien era, ni mucho menos. Y yo no podía estar más agradecida de coincidir con ellas.

Para mí crear lazos de amistad era algo difícil, podía crear un vínculo más o menos amistoso, pero no podía confiar del todo en esas personas. Por eso mismo solo tenía tres o cuatro amistades que consideraba verdaderamente cercanas, y un par de conocidos que de verdad me agradaban.

Pareciera que mi falta de confianza a las personas que recién conocía estaba teniendo un fallo. Primero Max, y luego Carola y Geri, a los tres les di mi confianza al instante y eso me daba un poco de miedo.

Una vez en el hotel me despedí de las chicas. Geri se iría hoy mismo en la noche junto a su esposo de vuelta a Inglaterra, mientras que Carola y yo partiriamos mañana, pero aún así teníamos varias cosas que ordenar.

Comí, armé mis maletas, subí un post en Instagram, hablé por teléfono y a eso de las cinco de la tarde, Max por fin volvió al hotel.

–Y... ¿Cómo te fué?– Pregunté de manera educada mientras lo veía aventar sus cosas.

–Voy a ser honesto, no creo estar listo para volver a trabajar.

Yo me río suavemente. Así me sentía yo, pero con respecto a la escuela.

–Al menos tu trabajo es algo que de verdad te gusta, imagínate a las personas que tienen que trabajar en algo que ni siquiera les agrada.

Max se acerca a la cama, en dónde yo estaba sentada, y se deja caer a un lado mío.

–En eso tienes razón... Pero es que no te haces ni una idea de lo difícil que es lidiar con la gente idiota que hay en este mundo.

Creo saber de que habla.

»Por ejemplo los periodistas, muchos son unos tontos. Hoy me preguntaron dos veces si era cierto que ya no era un soltero codiciado. Es ridículo, estábamos ahí para hablar de autos, no de mi vida personal.

Daylight | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora