Capítulo Treinta y Dos

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Sábado 22 de Abril de 2023
Ciudad de México, México.
_____

Max

No recordaba la última vez que había vivido una noche así de memorable.

Bueno, si lo hacía, y veía que el patrón se repetía una y otra vez. Al parecer mis noches memorables eran en compañía de Melissa.

Dios, ¿qué hice para merecer a alguien así de especial en mi vida?

–¡Max! ¡Deja de fruncir el ceño y ven a bailar con nosotros!– Grita Melissa mientras empieza a caminar hacia mí.

Estaba sonando una canción de reggaeton en español y todo el mundo estaba lo suficientemente ebrio como para bailar sin preocupaciones. Bueno, todos menos Daniela, quien no estaba tomando alcohol, y Lando, que ya había pasado su límite y parecía estar comportándose.

»No me hagas arrastrarte hasta allá Emilian...– Vuelve a hablar la cumpleañera, arrastrando las palabras ya.

–Solo voy a hacer el ridículo Mel...– empiezo a hablar, mientras ella rueda los ojos.

–Max, ¡todos estamos haciendo el ridículo! No seas aburrido.

Mi mirada se vuelve seria, pero la de ella es cercana a la de un cachorrito a punto de ser atropellado, y eso puede conmigo.

–¡Bien! Bailaré con ustedes un rato.

Ella da un par de aplausos entusiasmados, para después tomar mi mano y jalarme a la multitud de gente ebria.

Yo también había tomado alcohol, pero me había detenido al terminar mi tercera cerveza. Me gustaba beber y me gustaba estar ebrio, pero también queria estar consiente de lo que pasara esta noche, y para lograr eso tenía que estar lo menos tomado posible.

En cuanto llegamos a la multitud, Mel suelta mi mano para acercarse a Daniela, con quien empieza a bailar al ritmo de la música. Muevo mi vista y me encuentro con Lando viendo descaradamente a la rubia. Le doy un golpe en la cabeza para sacarlo del trance.

–¡Hey!– me grita ofendido.

–¡No empieces Norris!

Cambio mi atención, ahora hacia Charles, quien charlaba muy alegremente con Jaqui. Ambos se habían ido uniendo durante la noche, y ahora parecía que no querían separarse. Creo que ya era el momento adecuado para amenazar a Charles.

Vuelvo a ver a Melissa, quien ahora estaba bailando casi al ras del suelo. Sus tacones habían desaparecido hace un buen tiempo y parecía que se le olvidaba que llevaba un vestido demasiado corto. Luego, peligrosamente, vuelve a subir al ritmo de la música.

No me gustaba admitir esto pero, mi mente empezó a pensar cosas nada dignas de un caballero.

Me quedo embobado viéndola bailar hasta que siento un golpe en mi cabeza. Giro mi rostro y me encuentro con una sonrisa sarcástica de parte de Lando.

–¡No empieces Verstappen!– dice arremedando mis palabras anteriores.

Ruedo los ojos y vuelvo a ver a Melissa, que ahora estaba bailando sugerentemente junto a otra de sus amigas.

Daylight | Max VerstappenWhere stories live. Discover now