Capitulo Cuarenta y Dos

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Viernes 26 de Mayo de 2023
Mónaco.
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Uno diría que para estas alturas ya estaría más que acostumbrada a viajar en avión, pero la realidad es que no. Probablemente nunca me terminaría de acostumbrar.

Había pasado el día entero viajando. Desde México hasta París, y de París a Niza en avión, para luego tomar el tren de Niza a Mónaco. Por si fuera poco, todavía había tenido que caminar desde la estación de trenes -porque era imposible viajar en auto ahora mismo- hasta la casa de Max con mi maleta rodando.

Como extra, en unos treinta minutos debería estar recibiendo un correo de la secretaría académica de mi facultad, en donde me notificarían si mi solicitud de titulación por promedio era aceptada.

Ah, y agregen que iba con una Daniela gruñona detrás de mí, así que, ¿cómo no iba a estar estresada?

Después de una caminata que se sintió eterna, llegamos al bloque de departamentos en donde vivía Max. Como ya sabíamos que nosotras probablemente llegaríamos primero que él, me había dejado la llave escondida para que yo pudiera entrar a su casa.

Después de casi 18 horas de estar sentada en sillas incómodas o caminando de un lado al otro, al fin había llegado a un lugar que si conocía y me sentía cómoda en él.

-¡Jimmy!- exclamo viendo al gato, siendo la primera cosa que veo al cruzar la puerta.

El animalito se quedó quieto unos segundos, en los cuales trató de identificarme. Acerqué mi mano a su nariz y poco a poco se dejó acariciar por mí.

-Veo que alguien no está tan feliz con nuestra presencia-. Menciona Daniela.

Levanto mi vista y veo a la distancia a Sassy escondida entre las cortinas del ventanal que daba acceso al balcón. Era más que obvio que nos quería fuera de su casa.

-Es muy territorial, será mejor que la dejemos sola un rato para que se vaya acostumbrando a nuestra presencia-. Digo mientras dejo unas últimas caricias en la cabeza de Jimmy.

Veo a mi alrededor buscando algún cambio en la sala principal del departamento y de inmediato la encuentro. Abajo de la televisión plana del salón se encontraba uno de los dos trofeos de campeón del mundo que poseía Max. Antes eso no estaba ahí.

-¡Wow! ¡Tiene un chingo de trofeos!- señala Dani detrás de mí. Y efectivamente, tenía ahí tres o cuatro trofeos. El único que reconocía era uno que parecía plato y que recordaba del gran premio de Australia.

-Y eso que no tiene todos sus trofeos aquí, sino imagínate...

Empiezo a caminar por el pasillo que dirigía a las habitaciones con mi maleta rodando detrás de mí. Entro al cuarto de huéspedes y lo primero que hago es tirarme a la cama. 

-¿Aquí vamos a dormir las dos?- dice Daniela desde la puerta del cuarto.

-Tal vez, ¿por..?

-No creo que quepamos las dos, más si empiezas a patearme en medio de la noche...- dice ella mientras se sienta a mi lado.

-Daniela, ya no pateo a la gente mientras duermo, tiene años de eso-. Le respondo mientras me siento en la cama. 

Antes era la peor persona para dormir, me daba por patear y moverme de un lado al otro por toda la noche. Daniela había desistido de hacer pijamadas conmigo cuando éramos más chicas porque alguna vez llegué a dejarle moretones en sus piernas. Eventualmente dejé de hacer eso, más que nada porque tomaba mis ansiolíticos antes de irme a dormir y eso me dejaba en punto muerto. Después de dejar los medicamentos ese mal habito no volvió.

Daylight | Max VerstappenWhere stories live. Discover now