Capítulo uno.

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Y ahí estaba yo, con todas mis cosas en la calle, sin saber a donde ir.

Sí, me habían corrido de la casa donde estaba..

¿Por qué? Fácil, no tenia dinero para pagar en ese momento.

***

Solté un suspiro, tome las maletas y empecé a caminar, ¿a dónde? A donde me llevé el viento, o en las bancas de algún parque, o quizá en algún lugar donde vender mis órganos.

Agradecía a Dios que apenas fueran las nueve de la mañana, si fuera más tarde tendría asegurado dormir en la calle.

Pare en una tienda para comprar una botella de agua, la cajera me vio como si fuera un bicho raro. Sí, ya sé que no es normal ver a un chico con maletas andar en la calle, pero tampoco es como si fuera un elefante que habla y camina en dos patas para que me vieran así.

Pague y salí casi corriendo de ahí.

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Era ya de noche, estaba en una calle solitaria. Al pasar por unas, pude ver como en un poste de luz estaba un anuncio de una casa en renta, ¡lo que necesitaba!

Me acerque bien y leí, el anuncio decía. "Se renta casa a $50 dólares mensuales" al leer eso supe de inmediato que era una estafa, ¿una casa a ese precio en estos tiempos? Ni un niño se lo cree.

Aunque.. no perdia nada con ir a verla, ¿no? Arranque el cartel y segui la dirección que indicaba.

Al llegar pude ver un montón de casas pequeñas, eran bonitas. El lugar me daba buenas vibras, se podía observar algunos gatos bien cuidados andar por ahí, observe a una que otra persona saliendo a darles de comer a esos gatos.

Pensé que seria alguna de esas casas, pero no. Si seguía la dirección llegaría quizá a la última casa que estaba en esa calle.

Y así fue, llegué a la última, una casa con paredes pintadas de blanco, el techo color verde oscuro, la puertas de color marrón y de madera.

Bonita. A mi parecer, toque la puerta pero nadie abrió, estuve tocando un rato más, pero nada. Solo conseguí que gatito negros se acercaran a mí, maullando como si no hubieran comido en un mes, pero se veían de un pelaje saludable y con la pancita llena.

Así que simplemente me aleje de ahí, aún con mis pesadas maletas y me dispuse a salir de ahí. Pero la casa que estaba un poco arriba, abrió sus puertas y un hombre algo joven salió.

- Oh, chico, ¿vienes a ver la casa? — pregunto sin más. Alcé una ceja. —  eh.. sí. Y buenas noches.. — salude. El hombre sonrió. — ¡Pero que modales tengo! Jajaja, disculpa, buenas noches. Si deseas vamos a ver la casa ahora, veo que estas en apuros. — miro mis maletas, a lo que asentí.

El hombre sacó unas llaves de adentro y cerró la puerta de su casa, caminamos hacia abajo y el hombre abrió la puerta de aquella casa.

La casa aparentaba ser pequeña pero al verla por dentro, veías que era grande. El hombre prendió las luces y pude ver el piso de madera reluciente, la casa amueblada. El hombre me invito a pasar, y así lo hice, entre y pude ver más la casa. La cocina era algo pequeña, pero tenía suficiente espacio, la sala era igual, solo que un poco más grande y con sillones, solo el lugar que ocuparía la televisión estaba vacío. Habían dos habitaciones más, la primera tenía una cama pequeña y una mesita, y en la pared habia espacio suficiente como para poner una televisión.

Al llegar a la última puerta, el hombre suspiro y lentamente abrió la puerta. Intento prender las luces de la habitación, pero no prendieron, revise con la mirada si el foco estaba en su lugar, o estaba roto, pero no, el foco estaba en su lugar y se veía nuevo. El hombre volteo a verme, pero con otra expresión, ya no era la expresión feliz con la que había estado todo este rato, era una expresión de preocupación y miedo, cosa que me confundió.

— mira chico.. — carraspeo. — es mejor que no duermas en esta habitación, es más, ni la abras ¿si? No preguntes porqué. — ¿bien? — alcé una ceja.

El hombre me sonrió y me pego levemente en el hombro, cerró la puerta y entramos a la sala. — ¿y bien? ¿Te gustó la casa? ¿La rentaras? — dijo juntando sus manos. — ¿en serio? ¿No es una broma? — alcé la ceja. El hombre rió. — ¿como por que sería una broma, chico? — pues.. el precio es bajo, considerando el tamaño y condiciones de la casa. — el hombre rió más fuerte. — solo intento ayudar a personas como tú, de bajos recursos que no pueden pagar una casa decente. — sonrió.

Hice una cara indignado para mis adentros, me acababa de decir pobre prácticamente, o sea si soy, pero solo yo me lo puedo decir.

- bien... pero. — ¿pero? — pero por el momento no tengo los primeros cincuenta dólares... — el hombre rió. — no te preocupes, puedes estar acá primero un mes y después me pagaras. — me dio un golpe leve en el hombro, en forma de decirme "tranquilo". Dio la vuelta y se dirigió a la salida.

Yo lo acompañe, al estar frente a la puerta recordé que en ningún momento le pregunté su nombre.

- eh.. disculpe, ¿su nombre cual es? — dije sonriendo. — Bangchan. ¿Y el tuyo? — me devolvió la sonrisa. — oh, lindo nombre, yo me llamo Minho. — que lindo nombre! Bueno, me tengo que ir ya, mi esposo me esta esperando. — dijo saliendo de la casa.

Me quedé ahí parado un rato, intentando entender lo que me había dicho, ¿esposo? ¿No era esposa? Y no era que fuera homofobico o algo, sino que me sorprendió.

A lo lejos pude ver como un chico algo bajo y delgado lo recibía con los brazos abiertos en la entrada de la casa. El chico puso su vista sobre mí después de hablar un rato con el hombre, prácticamente colgando de su cuello. Me sonrió antes de entrar con él a su casa.

Yo cerré la puerta y me fui a sentar a la sala, pensando que por primera vez la vida me había puesto algo bueno. A ese hombre bondadoso.

Mi estómago rugio del hambre, pues no había comido nada en todo el día literalmente, pero no había nada, y tampoco tenía ganas de salir a comprar algo, aunque era más por que no tenía ni un centavo en mi billetera.

De la mochila que andaba saque la botella de agua y me bebi lo que quedaba. Mataría el hambre con agua.

Abrí otra maleta y saque las mantas, pensaba dormir ya, si seguía despierto mi hambre aumentaría.

Me dirige a la primera habitación, mirando de reojo la segunda puerta. Entre, sacudí y revise la cama que se encontraba ahí.

Me acosté y pude sentir la suavidad del colchón, me acomode y cerré mis ojos, dispuesto a no despertar hasta mañana.


hamswin

Fantasmas [Minsung ]Where stories live. Discover now