Delito por Delante

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- ¿Sueles comer solo?, niño- Le preguntó aburrido.
- Que no me diga niño... Y contestando su pregunta, si... Suelo comer solo.
Mantuvieron una charla sobre física unos minutos. Pero entonces una mujer alta, también pelirroja (peliteñida) y a la que Phel reconocía como la señora Eva, su maestra de historia, se acercó a ellos tocándole el hombro a Crowley para llamar su atención.
- Anthony, querido. ¿Porque comes aquí y no con los demás maestros? - Le pregunto restándole importancia a Aziraphel.
- ¿Esta mal si lo hago? - Pregunto en respuesta, no sabía si tenía permitido quedarse ahí.
- No... Es que no es común y los niños miran - Trato de susurrarle - Además no queremos inconvenientes respecto a favoritismos.
- Entiendo... - Contestó y guardó silencio mirando a Phel, no le gustaba que el muchacho estuviera solo, pero este le decía con la mirada que era mejor que se fuera - Pero... ¿Tengo legalmente permitido quedarme aquí?
- Eso supongo... Ven, te presentaré a los demás - Insistía la mujer.
Crowley asintió y le dijo que se adelantará.
- ¿Te molesta si me voy? - No es que le estuviera pidiendo permiso, es solo que Phel no tenía amigos además de el.
- Claro, no importa - Tenía una sonrisa tristona.
Crowley le tomo la mano acelerando los latidos del peliblanco.
- ¿Quieres arriesgarte a algo, niño?
- Yo...yo?
Crowley le guiño el ojo sin soltarle la mano y salió corriendo prácticamente arrastrándolo.
- ¿Ahora a quien le falta un tornillo? - Le pregunto Azira gracioso mientras corrían por los pasillos vacíos.
- Me estás siguiendo así que yo diría que tú.
Crowley se detuvo en seco en una curva, haciendo que Phel se chocará con su espalda.
- ¿Que diab...? - El demonio puso su mano sobre la boca del peliblanco impidiéndole terminar la frase.
En el pasillo consiguiente se encontraba Eva y varios profesores más, Crowley no sabía si Phel era una especie de droga que el estaba consumiendo sin darse cuenta o por que carajos había salido corriendo con el niño de la mano.
Phel abrió la puerta en la que estaba siendo apoyada por el fuerte brazo de su maestro, cayendo de espalda y consiguiendo que el pelirrojo también cayera sobre el.
Quedando así, uno sobre el otro.
Aziraphel estaba excitado ante el cuerpo de su maestro y temía que el cosquilleo en su entrepierna pudiera convertirse en algo peor.
Crowley se apresuró a levantarse y ayudar al niño a levantarse también, seguido cerró la puerta ante la mirada de Phel.
- Buena idea, mala ejecución - Comentó desordenandole el pelo.
- Jamás me había escondido de un maestro... Y menos con un maestro- Luego de esto soltó una carcajada que también hizo reír a Crowley. - ¿Por que está haciendo esto? ¿Le estoy gustando?
- ¿De que hablas? Claro que no, eres...
- No se atreva - Cruzó los brazos, aunque que Phel estuviera enojado era divertido para Crowley está vez le había hablado muy enserio.
Esos ojos, estaban que votaban chispas. Luego de que se le pasó la rabia Phel miró a su maestro de pies a cabeza, pero concentrándose en sus labios, estaban los dos en ese cuarto... Solos, lo que sea qué pasará nadie se enteraría...
Phel se acercó a su maestro quién recuperaba el aliento tras la carrera, estaba sudado, lo que aumento las ansias del peliblanco.
Estuvo pensando en frases para que éste le prestará la atención que el tanto quería, no sabía cómo ni cuando se movió su boca pa decir semejante pendejada.
- Por tentaciones como tú hay tantos pecadores como yo - Trato de usar su voz más ronca.
Crowley eventualmente se cago de risa, de verdad, hasta lloró. Phel se sintió un poco avergonzado... ¿Un poco? Estaba demasiado avergonzado.
- ¿Que fue eso? - Le pregunto su maestro aún entre risas.
Aziraphel bajo la mirada, sentía que se estaba burlando de él.
Cuando Crowley vio que el angel se tenso paro de reírse, eso de verdad le costó.
- Oye, eres muy lindo, pero pésimo en esto - Luego levantó su rostro con el dedo índice - Por cierto, ¿Que es esto?
-...
- Mira, niño. - Suspiro y quito su mano del rostro del ángel, dándose vuelta y poniendo sus dedos en la sien, tratando de calmarse. -  Si fueras cualquier otro estudiante pensaría que haces esto por notas más altas, pero no las necesitas, si fueras otro estudiante pensaría que me quieres en problemas... Pero eso no es lo que quieres, ¿Entonces? ¿Cual es tu interés en mi? Y no me digas que romántico, porqué no te lo puedo creer. ¿Quieres acaso que solucione tus problemas en casa? Puedo demandar a tu papá si eso quieres, pero no tienes que hacer esto.
Phel solo le escuchaba tratando de que no fuera evidente que éste le estaba rompiendo el corazón.
- ¿Que es lo que quieres de mí? - Insistió el pelirrojo.
- ¿Usted... No puede sentir nada por mi?
- No... - ¡A quien engañaba esa vil mentira! Ese niño lo estaba volviendo loco - Mira... - Aziraphel lo interrumpió.
- No diga que es mi edad, busque otra excusa pero dejé de lastimarme así. Lo quiero mucho... Incluso puedo decir que lo - Crowley le tapó la boca, evitando que continuará.
- Estás mal, tu no sientes nada por mi - Si tan solo Crowley supiera que solo necesitaba que le bajará los pantalones para cumplir una de sus fantasias, al fin y al cabo el resto de la historia era con este tapándole la boca - ¿Que quieres?
Phel sacó fuerzas de donde no tenía y quito la mano de su maestro de su boca, seguido lo arrinconó a la pared.
- Sabe muy bien lo que quiero- Está vez si tenía la voz ronca, ese niño no era ningún ángel.
Crowley jamás había sido arrinconado... ¿Que putas estaba pasando?
¿Que más podía hacer?
Aziraphel rápidamente metió su lengua en la boca del mayor, la primera vez había sido solo un piquito, nada más, esto era otro nivel, este niño sabía hacer maravillas con esa lengua. Crowley no estaba acostumbrado a esto... A que... No podía ni pensar, y sus brazos no le iban a permitir volverlo a alejar.
Aziraphel no tenía ni la más puta idea de que estaba haciendo, pero a su maestro parecía gustarle.
Crowley le continuó el beso, hasta que no fue más que una batalla de leguas y en cual boca devoraba los labios del otro. En contra de su voluntad mental, los brazos de Crowley empezaron a recorrer los costados de Aziraphel, mientras esté último solo lo ajustaba más a su cuerpo, no sabía que estaba haciendo, de verdad, no sabía que estaba haciendo.
La mano de Crowley terminó dando en el cuello del menor... Menor de edad. ¡En cuantos problemas te vas a meter, Crowley!
Empezó a ahorcarlo, haciendo que Phel por fin aceptara que sus fantasias eran masoquistas, las mano del peliblanco terminaron dando encima de la bragueta de Crowley, este había tomado esas manitos juguetonas y las había levantado, tomando impulso para ahora ser el quién arrinconara a Aziraphel a la otra pared.
Aziraphel jamás había besado a alguien antes que a su maestro, jamás había sido tocado por nadie de esta manera, jamás se había imaginado esta situación.
Los labios de Crowley fueron al cuello del blanquito bajo su dominio, mientras esté soltaba gemidos muy exagerados.
En eso la puerta se abrió...

Caprichoso.Where stories live. Discover now