Nene

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"De verdad no es necesario que haga eso, sueg... Señor" Musitó para sí.

"Me vale si es necesario o no, tu no me dices que hacer" Dijo levantandose del sofá con impaciencia.

"Pero señor..." Ya Sebastián estaba en la puerta.

Aziraphel corrió para alcanzarlo.

Sebastián apretó los puños, sus ojos reflejaban determinación. "No puedo permitir que traten así a mi futuro yerno. No voy a quedarme de brazos cruzados.  declaró con firmeza antes de abrir la puerta y salir decidido hacia el hogar de Aziraphel.

"¿Futuro yerno? No, no señor eso..."

Sebastián llegó a la casa de Aziraphel con determinación, pateando la puerta con tal fuerza que esta se derribó. El padre de Aziraphel, con espuma de afeitar aún en la boca por haberse quitado el bigote, bajó precipitadamente.

"¿Quién diablos crees que eres tú y qué crees que estás haciendo?", rugió el padre de Aziraphel, mientras Sebastián le devolvía la mirada con furia.

La discusión escaló rápidamente, ambos hombres intercambiando gritos llenos de violencia verbal. La tensión en la habitación era palpable, y en un momento dado, se encontraron cara a cara, revelando la sorprendente diferencia de estatura entre Sebastián y el padre de Aziraphel.

Mientras los dos hombres continuaban su enfrentamiento, la madre de Aziraphel y el propio Aziraphel observaban la escena con cejas alzadas, sorprendidos por la intensidad de la confrontación. La madre, con un tono sereno pero firme, intentó intervenir para calmar la situación, pero sus palabras apenas lograron ser escuchadas sobre el estruendo de la pelea.

Sebastián, sin embargo, no retrocedió. Con una expresión de desafío, respondió a cada grito con igual intensidad. La discusión se volvía cada vez más caótica, y la mamá de Aziraphel intentó separar a los dos hombres en un intento desesperado por restaurar la paz.

Aziraphel, por su parte, permanecía en silencio, observando la confrontación con una mezcla de asombro y preocupación. Aunque deseaba que su relación con su padre mejorara, la situación parecía ir más allá de su control.

La confrontación llegó a su punto álgido cuando Sebastián, mostrando su impresionante estatura, se inclinó hacia el padre de Aziraphel con un rostro endurecido por la ira. Fue en ese instante que la madre, con un tono más enérgico, logró finalmente imponerse, instando a ambos hombres a calmarse y buscar una solución más pacífica.

A regañadientes, Sebastián retrocedió, pero su mirada aún ardía de ira. El padre de Aziraphel, con la espuma de afeitar ya seca en su rostro, parecía más desconcertado que enfadado en ese momento. La madre, con determinación, tomó la palabra, exigiendo que se resolvieran las diferencias de una manera más civilizada.

Sebastián, con un tono imponente y una voz grave, enfrentó a Diosdado: "¿Entonces eres homofóbico? ¿Algo más que empiece por homo?" Le esbozó una sonrisa burlona.

La respuesta de Diosdado fue intentar golpear a Sebastián en el rostro, pero este reaccionó con fuerza, agarrando su mano y rápidamente lo arrinconó contra la pared. La habitación quedó en un tenso silencio, interrumpido solo por la respiración agitada de los dos hombres. El rostro de Sebastián expresaba determinación, mientras que el de Diosdado reflejaba una mezcla de rabia y sorpresa.

En cierto momento, Sebastián pegó su rostro más a Diosdado. Fue cuando estaban extremadamente cerca que Crowley hizo su entrada triunfal.

"Azi~rafael yo~" se notaba que estaba borracho hasta las cejas, soltando un pequeño hipo. "Creo que me~ tomé algo que no debí", dijo con chispa.

Caprichoso.Onde histórias criam vida. Descubra agora