Eres diferente...

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El día comenzó tan sencillo como siempre... Bueno, como casi siempre en la vida de Crowley. Con una resaca intensa, tirado en el suelo y sin noción del tiempo.

No recordaba cuando se había ido de la casa de Aziraphel... Mejor dicho no recordaba nada. Era de darse parrandas fuertes pero no sabía dónde estaba, no sabía con quién estaba, a duras penas recordaba su nombre.

Se levantó lentamente del piso frío, con la mano en la cabeza, la poca luz que entraba en la que aparentemente era una sala de estar, completamente blanca lo mantenía inmóvil y adolorido.

Intentó levantarse pero tropezó, el mundo le giraba.

- ¿Dónde putas estoy? - Cerró fuertemente uno de sus ojos, tratando de suavizar la migraña.

Escuchó unos pasos a sus espaldas.

- Veo que despertaste, querido - Le habló una voz algo ronca.

- ¿Querido? - Giró encontrándose con la figura de un hombre de unos setenta y algo,  canoso y bajó al que reconoció como su objetivo de la noche anterior. - Ay Dios que asco - Susurró para sus adentros rogándole a su mente que no le trajera recuerdos.

- Tranquilo, querido. Prometo que no te violé - Se sentó en un sofá cercano - Ya nos conocíamos, Anthony Crowley.

- Eso creo...

- ¿Quién fue?

- ¿Quién fue que?

- El que te dio la orden de venir a tentarme ¿Tú papi o tus hermanos?

Crowley guardó silencio.

- Como no quieres cooperar, hagamos esto por las malas - El hombre de cabellos blancos chasqueo los dedos. Tras el y a los lados aparecieron hombres de traje negro.

- No me intimidan - Sonrió burlón.

- Lo sé... ¿Sabes? Quería acabar primero con los Crowley's mayores, pero me dieron en bandeja de plata al más pequeño... Lástima no pude ver si todo lo tenías pequeño - Lo miró morboso de arriba a abajo - ¿Sabes quién me confirmará si son ciertas mis sospechas? - Chasqueo de nuevo los dedos, dos hombres más aparecieron junto con un cuerpo pequeño que traía una bolsa de tela negra en la cabeza - ¡Sorpresa!

Retiraron la bolsa dejando ver el rostro asustado y llorón de Aziraphel.

- ¡Sueltalo! - Le gritó acercándose bruscamente. Los demás hombres sacaron sus armas. - El no tiene nada que ver.

- Pero claro que tiene que ver - Río - ¿Este no es el niñito con el que te acuestas?

- ¿Crow... Crowley? - Balbuceó.

- Bien, te dejaremos en paz. Yo y mis hermanos, te lo prometo. Solo... Déjalo en paz - El pelirrojo sentía miedo... Hace tiempo que no sabía lo que significaba esa palabra.

- Por favor ¿Crees que se puede confiar en la palabra de un Crowley?

- No te mentiría. No si el está en peligro.

- Eres un demonio, mentir es lo tuyo. Además, no soy peligroso. Este niño me vanagloreaba ¿o no pequeño Phelp?

Los labios del más pequeño se arrugaron.

- ¿Que quieres de mí? - Preguntó Crowley acercándose discretamente.

- Lo único que quiero es que tú y todos los Crowley's sean exterminados... Es lo mejor para el mundo. - Contestó cruzando las piernas. - Tus hermanos vendrán por ti y daré inicio al gran plan.

- Ellos no vendrán -

- Bien, pues si no vienen a rescatarte al menos vendrán a recoger tu cadáver. - Río.

Caprichoso.Where stories live. Discover now