Madurez.

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Crowley despertó había tenido una noche de sueño bastante reparador aunque ciertamente no había sido una noche fácil.

Tras dormirse sobre el pecho del angel logró conciliar el sueño encontrándose así frente a una pesadilla que se sentía demasiado real.

Y es que en aquella pesadilla había de todo un poco. Un armagedón, cuatro jinetes, el fin del mundo, monjas, espadas de fuego y la amenaza de Aziraphel sobre nunca volverle a hablar sino solucionaba cierto inconveniente.

Pero el problema no había sido ese extraño pero tan lúcido sueño sino lo que había visto luego de eso. Luego de que todos los problemas con los que soñó se solucionaran había empezado a vivir con aziraphel pero este había mostrado actitudes verdaderamente impropias de él como rechazo, enojo, incomodidad, incluso algo de odio hacia él. Y aunque en realidad jamás supo porque el peliblanco se estaba comportando de esa manera tras despertar se asustó un poco de que este final de la historia pudiera volverse realidad.

Tras abrir los ojos y alzar la mirada se encontró con un angelito profundamente dormido, babeando un poco y con un latido lento y tranquilizante a sus oídos.

Crowley trato de levantarse con cuidado para no despertarlo, fue al baño, se miró el rostro tenía ojeras y el cabello despeinado, tras pasar su mano por esta cantidad de cabellos rojos sintió una especie de nudo al final de sus puntas dando a verse así pequeñas trencitas. Sonrío enternecido hasta que escuchó la voz algo chillona de su noviecito llamándolo.

Salió del baño y sus miradas se toparon, Aziraphel la verdad se veía tan bello recién levantado.

- ¿Estas bien? - Le preguntó algo preocupado.

- Perdoname por lo de ayer no sé qué me pasó.

- Tranquilo... ¿Cómo te sientes?

- Como un maldito imbécil... ¿No deberías estar en la escuela?

- ¿Y tú no? - Le sonrió divertido.

- Tienes razón... Oye... ¿Sabes? Me he estado comportando...

Aziraphel se puso de rodillas en la cama, tenía un short corto y una sudadera larga.
Gateo hasta donde estaba su maestro.

- Tranquilo... Entiendo...

- Déjame hablar, Phel... ¿Verdaderamente quieres ir a Heaven? - El pelirrojo se sentó en la cama.

- Sabes que eso es lo que más quiero - Mala elección de palabras.

- ¿Cuando te acercaste a mi querías algo serio? - Preguntó cabizbajo.

- Serio... ¿Como que? - Abrió los ojos como platos tras la idea que cruzó por su mente - ¿Hablas de... matrimonio?

- No, no, no es eso... Es solo que... Pues hace casi un año no salgo con nadie... No salía con nadie... Mi última pareja real me dejó hecho mierda y... Y el hecho de volver a ese estado me asusta y más por que tú me importas aun más que él... - Suspiró - Ya viví mi vida, también tuve tú edad... Y sé que soy un imbécil...

- Se que me amas...

- Jamás creí que fuese cierto esa frase cliché de "si amas algo déjalo ir"... Tal vez mi papá amaba demasiado a mi mamá...

- ...

- El punto es que es tu decisión... No quiero que pienses en mí, si decides irte.

- Eres un factor demasiado importante como para no pensar en ti.

- Si piensas que Heaven es lo que amas, pues... Solo ve hacia ahí...

- Lo único que amo es a ti.

- De eso no estabas muy seguro...

Caprichoso.Where stories live. Discover now