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Oscuridad.
Lo primero que sus ojos vieron a su alrededor fue la completa oscuridad.
Silencio.
Vacío.
Nada.
3,333, recuerda, 3,333. Tú vienes de las estrellas. Muchas formas has tenido y muchas formas hemos sido desde que tu conciencia nacida de lo desconocido se desarrolló y te enamoraste de la luz.
¿Era esta la oscuridad del comienzo de la vida o era en realidad la oscuridad de su propio corazón?
3,333, recuerda, 3,333. Tú vienes del universo que ningún humano jamás podrá conocer, vienes de lo invisible e intangible. Lo incomprensible que va más allá de lo entendible.
No lo sabía, había tan poco que podía recordar de sí mismo que lo único a lo que podía aferrarse eran a las memorias, sentimientos y pensamientos que podía mirar en el Mar Ancestral.
3,333, recuerda, 3,333. Por amor has cambiado y por amor creaste un precioso caparazón. Por amor
Sus recuerdos eran vagos y extraños, una mezcla de memorias con fracturas que solo odia recopilar en una pequeña parte de sí mismo. Era como leer un cuento de hadas que al final se volvía en un borrón. En silencio absoluto y oscuridad.
Podía recordarlo, podía recordar que en algún momento su existencia comenzó y a la vez siempre estuvo ahí. Como la metamorfosis de una mariposa o la ruptura del huevo de un dragón.
¿Qué era exactamente él? No lo sabía con certeza, solo sabía que era algo extraño, una entidad sin explicación en el universo como la mayoría de este. El universo era más grande de lo que nunca podría contarse que era grande y el mismo algún día así fue porque el comienzo de su existencia no tuvo un inicio, pero en el momento que un destructor objeto como él obtuvo Shen el Qin nació al igual que su amor por la luz y la vida.
El conocimiento que los humanos adquirieron de él fue basto para sus mentes y tan minúsculo para él que parecía adorable. Pero los humanos no supieron de él más que en leyendas mal contadas o exageradas que al final terminaron dando forma a lo que los humanos de muchos países y lugares llamaron dragones.
Pero al final eso no importaba, como un castigo repudiable él estaba nuevamente en este mundo y como en muchas ocasiones él nuevamente buscó su historia a través de un libro de cuentos y memorias fracturadas.
3,333, recuerda, 3,333.
Todo inició con aquella estrella amarilla. Tu curiosidad por ese planeta comenzó con una estrella amarilla.
