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Noche de chicos y esmalte de uñas, porque somos re varoniles








Maldijo por lo bajo, sintiendo fuerte las brisas que le pegaban en todo el cuerpo. Agradecía al cielo tener una chaqueta encima, pero juraba no volver a salir a las diez de la noche de la casa (obviamente no iba a cumplir eso). Por lo menos le alegró un poco al ver a sus amigos acercándose casi corriendo hacia él.

---¡Hiccup!--- chilló Jack en voz baja, guindandose de su cuello, haciendo una muy mala parodia de un reencuentro de dos tortolos.

---¿Cómo andan?--- preguntó a sus amigos, acariciando la cabeza del albino.

---Normal, hay gente divertida por aquí... ¿no Jack?--- preguntó con burla y una sonrisa pícara.

---Calla--- susurró, soltando a su amigo, sacando el dedo medio.

---Siganme, entraremos por la ventana. Tía Grace me dijo que me daba permiso siempre y cuando no hiciéramos bulla.

---¿Y en qué momento hacer bulla tiene que ver con entrar como malandro a una casa?--- observó Jack, siguiendo a su amigo por los alrededores de la casa.

---No me sé muy bien dónde están todas las cosas todavía--- respondió encogiendose de hombros, restando importancia.

Jack asintió, como si esa fuese la mejor razón para entrar por una ventana, pero ¿a quién le importaba? ¿qué mejor que entrar a tu cuarto por la ventana?. Al llegar al único acceso abierto e iluminado de toda la casa, todos entraron, lastimandose en poco el adomen y, para mala suerte de Jack, la cabeza con el leve golpe que se dio con el marco, el único que parecía hacerlo como un profesional fue Eugene, seguro fue ladrón en su vida pasada.

Jack dejó su mochila encima del escritorio, comenzando a sacar las cosas que había traído. Su pijama, cepillo dental, su osito de peluche, una bolsa de galletas, un cepillo y una variedad de esmaltes de uñas de varios colores oscuros.

---También traje secador de pelo, pero tu ventilador sirve--- sonrió inocentemente, dejando lo más personal a un lado.

Eugene también había traído lo básico para quedarse durante la noche y, al igual que Jack, también había apartado sus cosas a una esquina del escritorio.

---¿Quién quiere que le pinte las uñas mientras contamos cosas?--- propuso Jack, con una sonrisa ladeada.

A los pocos minutos, ya estaban hablando de aquellas chicas amigas de Jack y Eugene, mientras el albino le pintaba a Hiccup las uñas de negro. Parecía ser que se habían acercado un poco y él entendía, esas chicas eran agradables, lo que no entendía era cómo Astrid había sido capaz de soportar a Eugene, hasta el punto de tener una conversación decente sin rechinas los dientes.

---Realmente creo que me he enamorado--- confesó Jack, con un suspiro.

Tanto Hiccup como Eugene, rodaron los ojos, como si fuese una linda tradición cada que Jack anunciaba un nuevo enamoramiento a una nueva persona.

---¿Y qué dibujos has echo?--- preguntó Eugene, revisando los cajones del escritorio.

Si él hubiese sido cualquier otra persona, se hubiese molestado, saltado y quitado sus cosas de dibujo en dos segundos, llenando así su dedo pulgar de esmalte negro, pero era de sus mejores amigos quién revisaba sus cosas, le daba completamente igual que él o algún otro de sus amigos las tomara.  Él revisó todos los dibujos que había echo hasta ahora, realmente eran muy pocos, pero tenían un lindo acabado, a excepción de ese maldito caballo de...

---Aquí te desesperaste--- señaló el rayón de la cola.

Simplemente se encogió de hombros, restandole importancia. Jack terminó con sus uñas y comenzó a pasarle el cepillo por la cabeza, pidiéndole a Eugene que le pasara la caja de liguitas de pelo que tenia en el escritorio, así comenzó a hacerle trencitas por todo el cabello.

---¿Qué has echo, hermano?

---Lo normal--- respondió Hiccup con sencillez ---. Ereth me ha comprado unas bermudas, deberías verlas son espectaculares--- agregó, con una sonrisa sarcástica.

Su amigo comenzó a revisar su desordenado closet. Encontró la verde chillón, puesto que la rosada se encontraba en el cesto. Rió con ganas al imaginarse a su amigo con esas pintas, un verdadero hippie de playa.

Luego de un par de horas, al rededor de media noche, los tres se encontraban recostados en la pared de la casa, bajo la ventana abierta del cuarto, Jack estaba sentado en la grama, al igual que Eugene, Hiccup estaba de pie. Para este momento, no sentía tan fuerte el frío como hace un rato, puesto que se encontraba fumando con sus amigos, capaz y sus tíos lo mataban si olían su boca mañana por la mañana, pero tenia sus métodos de evitar eso.

Él no era adicto al tabaco, claro que no, pero simplemente había veces que le resultaba indispensable, junto a una botella de alcohol, para relajarse un poco, aunque admitía que tal vez estaba cerca de ser un fumador compulsivo, como todos los demás. Tampoco consideraba a sus amigos de esa forma, bueno, a Eugene y Jack, que no pasaban por el estrés de Hans, así que sí, él sí se resguardaba en esas adiciones dañinas como lo son el tabaco y el alcohol.

---Sí, espero sigas así hasta llegar a un punto saludable--- sonrió dulcemente.

Por alguna razón que no lograría explicar del todo bien, por su mente pasó ese leve recuerdo del día anterior, ella se veía contenta y radiante de verlo un poquito mejor y de desearle lo mejor, y ahí estaba él haciéndose más daño por una costumbre. Se sacó el cigarrillo de la boca, estaba por la mitad, suspiró pesadamente, sacando humo de su boca. Dejó caer el cigarrilo al suelo y lo pisó con el pie para apagarlo, luego lo tomó y lo metió en una pequeña bolsa de basura. Tomó un último trago de su cerveza y se las dejó a sus amigos.

---¿Qué pasó, Hicc?--- preguntó Jack, viendo a su amigo un poco extraño.

---No es nada, solo, tengo sueño. Ustedes terminen de tomar mi botella--- sonrió levemente.

Escaló por la ventana hacia su cuarto. Tenía la suerte de que el baño estuviese justo al frente. Se aseguró de dejar su aliento lo más decente posible antes de volver al cuarto a cambiarse y colocarse la pijama.

<¿Por qué me importa lo que dijo?> pensó con los ojos cerrados, intentado dormir.

CampoWhere stories live. Discover now