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No me importaría ser tu Rose

Se quedaba corto al decir que era extraño estar ahí cenando con sus tíos y Elsa en una misma mesa, mientras conversaban de él como si no estuviese, más un Ereth que no aguantaba la risa cada vez que abrían la boca ara decir "Hiccup", así que no vio otra solución y patearlo bajo la mesa.

Afortunadamente sí funcionó y no pateó a alguien más.

---Hiccup era una cosita así chiquita, como una caraotica--- habló su tía, enternecida por el recuerdo de su sobrino recién nacido.

Elsa volteó a verlo durante unos segundos. Él intentó ocultar la risa, pues su cara lo decía todo: "oh, sí que Hiccup es pequeño".

---Y este año va a la universidad--- siguió su tía ---. El tiempo pasa volando.

---No te preocupes, Elsa. Él estará en la universidad, pero aún tendrá un cartelito en la frente diciendo: soy un niño mimado--- se burló Ereth.

---Ja,ja. Muy gracioso--- comentó sarcástico ---. Por lo menos no tendré el cartelito de: 100% músculo, nada de cerebro.

Elsa se tapó la boca con las manos, intentando no reír, mientras su tío comenzó a abogar por los dos y dejar los chistes ahí. Era lo mejor, sino ambos acabarían en el suelo con la comida en la ropa.

Al terminar de cenar, volvieron a su cuarto. Elsa iba a buscar sus cosas antes de ir a casa. Tomó el libro que dejó en el escritorio y lo guardó en su mochila. Una libreta de hojas blancas llamó su atención, preguntó si podía verlo e Hiccup accedió algo nervioso.

Ahí ella encontró todos los dibujos que él había hecho desde que comenzó a usar la libreta hasta la fecha, la mayoría siendo del campo o de la finca. Al final, en la contra portada, encontró una foto de él y sus padres, en ese entonces estaba más flaco y huesudo, con el pelo más corto.

---Te ha crecido el cabello--- murmuró Elsa.

---Sí. Termina este mes y podré usarlo en una colita.

---¿Cuánto tiempo ha pasado?

---Mes y medio... Nos queda otro mes y medio.

---¿No extrañas a tus padres?

---Lo hago.

Se sentó en la cama, tomando la foto entre sus manos. Hace mes y medio pensaba que lo que más iba a extrañar de Corona eran las tardes de juegos con sus amigos en la play, a Hans, a las chicas citadinas, los postres gratis de Tiana... pero ahora lo que más extrañaba eran a sus padres, a veces llamaban, pero no era lo mismo.

Extrañaba mucho a su padre y lamentaba comportarse tan grosero con él cuando solo quería lo mejor para él. Extrañaba mucho a su madre y lamentaba haberle roto el corazón de esa forma.

Elsa se sentó a su lado, apoyando su cabeza en su hombro. Hiccup acarició su mano libre, haciendo que ella sonriera levemente.

---Dibujas bello, ¿y si me dibujas?

---No creo, no soy tan bueno, seguro quedarías horrible.

---Bueno... Estamos a punto de acabar el libro, hicimos lo que a mí me gusta la mitad de las vacaciones, hagamos lo que te gusta la otra mitad--- propuso ---. Seré tu musa hasta que te sientas seguro para dibujar una obra maestra con mi cuerpo--- exageró un poco, colocando una mano en su frente.

---Bien por mí. ¿Te gustaría ser mi Rose y que yo fuese tu Jack en esa obra?--- preguntó bromista, sabiendo que la respuesta sería un no.

---Contigo... no me importaría ser Rose--- susurró apenada, tapando su roja cara con la libreta.

Esa declaración ¿qué significaba?. Solo lo confundía más, sin contar el enorme impulso que tuvo de arrebatarle la libreta y besarla sin más, de la forma más cariñosa pero desesperada posible. Se contuvo, parándose de la cama.

---Iré encendiendo la moto--- dijo, para luego salir de la casa.

Minutos después Elsa lo siguió y tomaron rumbo a la casa de la platinada, en un silencio incómodo. Al final cuando llegaron, Elsa dijo:

---En serio, no me importaría--- para luego depositarle un beso en la mejilla.

Sintió sus mejillas arder, mientras ella desaparecía por la puerta de su casa. Su corazón latía a mil por hora y tuvo de nuevo ese impulso de girarla hacia él y besarla antes de que la puerta cerrase... Mas no hizo nada, era mejor así.

Las vacaciones de verano iban a acabar pronto, él iría a una universidad en Corona, ella seguiría estudiando en el liceo de Berck.

No quería ilusionarse, no quería ilusionarla.

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