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Vinimos a llevarte a casa

Esa misma noche, luego de la cena y un rato más hablando, echando broma y contando anécdotas graciosas. Hiccup se despedía con un fuerte abrazo de su novia. Se había ofrecido a llevar a Astrid y a Elsa en la moto, así que fueron a la casa de las muchachas apretujados y a una velocidad muy moderada.

---Me cayeron bien tus papás, son muy agradables--- Elsa sonrió somnolienta, apretando sus dedos en las manos del ojo-verde. Tenían ambas manos entrelazadas frente a ellos.

---No pensé que conocerías a los suegros a las semanas de novios--- bromeó el mayor, apretando, al igual que su novia, el agarre de sus manos.

---Tú conoces a los tuyos desde antes de ser novios--- comentó Elsa, entrecerrando los ojos.

---Deberías entrar ya. Estás que te mueres de sueño.

---Debería--- susurró. Le dio un corto beso en los labios a su novio, antes de alejarse un poquito, sin soltar sus manos ---. Tengo miedo que mañana al despertar no estés--- reveló ---, ahora que están tus papás...

---No te preocupes, no me iré. Al menos no hoy.

Elsa sonrió tranquila y, antes de entrar a su casa, susurró un suave "descansa" que muy seguramente el castaño repetiría una y otra vez en su cabeza antes de dormir, en especial luego de cierta charla con sus padres.

Estacionó la moto frente a la casa de la finca, se sacó el casco y entró a la vivienda como si fuese su propia casa, aunque era como si lo fuera, Ereth Jr. era como si hermano, si tía Grace y su tío Ereth como unos segundos padres. Al empezar el viaje jamás pensó en que llegaría a quererlos como lo hacía ahora, jamás pensó que llegaría a ver el campo como un hogar, que se enamoraría del lugar y de la gente de allí, en especial de cierta platinada.

Sus padres estaban en la mesa del comedor conversando junto a sus tíos. Era tan raro tenerlos aquí, verlos aquí, fuera de la zona donde los tenía mentalizados. Ya de por sí era raro para él imaginar que su padre había nacido y crecido en Berck.

---Hijo, justo queríamos hablar contigo--- habló su madre, mirándolo con una tierna sonrisa. Había logrado ver lo mucho que había crecido su pequeño en estos meses.

---Claro. Vamos a mi cuarto--- les hizo una ceña para que sus padres lo siguieran. Se despidió de sus tíos con la mano, pues luego de lo que sea que le tengan que decir sus padres debía de bañarse y luego dormir, pues al día siguiente continuaría con esa rutina con la que ya se había acostumbrado. Levantarse a las cinco de la mañana, hacer unas tareas, desayunar junto a su novia, volver a la finca para luego tener desde las cinco de la tarde libre.

Su padre se sentó con familiaridad en la angosta cama, comentando contento que ese antes era su cuarto. Hiccup miró con una sonrisa divertida el edredón floreado y luego a su padre, quien se apresuró a decir que ese era nuevo.

---Te has acostumbrado--- comentó Estoico, mirando cómo su hijo buscaba una cola de cabello en una pequeña cajita, para luego hacerse una pequeña colita con su cabello largo. Era chistoso, porque aún así habían pelos rebeldes por ahí y su fleco tapaba toda su frente.

---Sí--- asintió con la cabeza, tomando su pijama y colocándola sobre el escritorio ---. Hasta tengo caballo propio, de llama Chimuelo. Casi todas las tardes salimos a pasear junto con Eugene, Jack, Elsa, Astrid, Mérida y sus caballos; Spirit, Fergus y Tormenta--- les sonrió felizmente a sus padres, tomando sus interiores de la gaveta.

---Has crecido bastante, hijo--- su madre lo miró orgullosa, acariciando su mejilla.

---Ya eres todo un hombre.

---Hablando de eso y viendo que ahora realmente eres capaz de tomar responsabilidades--- Valka saco un sobre blanco, dándoselo a su hijo.

Hiccup lo abrió y su boca formó una pequeña o al ver el contenido. Era una carta de aceptación a la universidad de Corona, junto a la planilla de inscripción. A finales de agosto tendría que rendir el examen de admisión. Observó a sus padres con una enorme sonrisa de felicidad, estudiaría y tendría un futuro bueno. Emocionado los abrazó fuertemente, siendo correspondido por sus progenitores.

Eso era fabuloso y seguramente mañana durante el desayuno Elsa iba a emocionarse tanto como él, sus amigos lo felicitarían y lo invitarían a un trago para esa noche (un trago de refresco, porque a Elsa le desagradaba la idea del alcohol).

---Y como última sorpresa, mañana volveremos a casa--- reveló el mayor, tomando a su esposa por los hombros una vez el abrazo hubo acabado.

Y su felicidad decayó.

---¿Qué?

---Bueno, pensamos que necesitarías tiempo y recursos para estudiar para el exámen. Entonces decidimos llevarte de vuelta a Corona, hacerlo dos días antes no hará la diferencia.

No. Sí, si la hacía. En esos dos días podría disfrutar con sus amigos, en esos dos días podría salir con Elsa, en esos dos días podía pasar tiempo con sus tíos y primo, en esos dos días podía ir a cabalgar con Chimuelo.. en esos dos días.. ¡La diferencia era abismal para él!

Lo peor de todo es que no podría despedirse, porque tendría que salir en la madrugada para poder llegar temprano a Corona. ¡Claro! Le emocionaba la idea de ver a Hans de nuevo, de ver a Tiana y comer sus ricos buñuelos con miel, seguir con las lecciones de guitarra acústica de Naveen, ver a Rapunzel, Anna Mavis y Johnny. Mas la idea de dejar atrás a Mérida, Astrid, Heather, Patán, Patapez, Brutacio y Brutilda sin despedirse si quiera le atormentaba. Pero lo que era peor, no despedirse de aquella chica especial para él, aquella que le había obligado a dejar atrás aquél pequeño vicio a los cigarrillos, aquella que le aceleraba el corazón y le había mostrado lo bello del campo desde el momento cero.

---¿No estás contento?--- Valka sonrió, sin darse cuenta del dilema de su hijo. Ninguno de los dos padres lo hizo.

---Eh, sí--- fingió su mejor sonrisa, colocando la toalla sobre su hombro, dispuesto a irse a bañar ---. Estoy muy emocionado, por todo, pero también algo cansado, jeje. Ya saben, trabajo de campo.

Se encerró en el baño y una idea loca le pasó por la cabeza.

No perdía nada por escaparse esa noche.

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