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El caballo negro




Cerró la puerta de la maleta de la camioneta. Para luego ir a la ventana del asiento del piloto, dónde su tío Ereth hablaba con Ereth.

---Está todo listo--- dijo Hiccup a su tío.

---Gracias mijo. Ereth te ayudará en lo que necesites con la finca--- recordó su tío, dándole un leve apretón en el hombro.

---Adios, Hiccup. Nos vemos dentro de seis semanas--- se despidió su tía.

La camioneta se puso en marcha, saliendo de la finca, mientras lo seguía un remolque grupal atado a la parte de atrás.

Sus tíos iban a las carreras de caballos de esta temporada. Sus amigos Jack y Eugene le dijeron que iban a acompañar a Astrid y Mérida, para así verlas competir y, ¿a quién iban a engañar?, coquetear con ellas.

Astrid lo sabía.

Mérida lo sabía.

Elsa lo sabía.

Él lo sabía.

Incluso Ereth J. lo sospechaba.

Su primo le apretó el hombro antes de dirigirse a los establos, lo siguió segundos después. Debían limpiarlos, bañar y dar de comer y beber a los caballos que aún estaban ahí, los cuales eran solo tres, dl caballo de Ereth, el caballo de su tío y el caballo negro.

Con los dos primeros no tuvimos problemas, pero cuando Ereth fue a bañar al caballo negro, este le dió una patada en el estómago, sacandole el aire y mandando lo a volar a la pared. Rápidamente Hiccup fue a atenderlo, siguió sus indicaciones y lo llevó a su habitación para que se recostase, al mismo tiempo que llamaba al pequeño hospital público que había en el pueblo por el teléfono alambrico.

Cuando ya estuvieron atendiendo a su primo, regresó al establo, junto a su lápiz y libreta. Se sentó en un banco a observar al caballo negro que estaba tranquilo tras la puerta de madera.

---¿Por qué eres así?--- susurró, dibujando al caballo en su libreta.

¿Por qué era tan agresivo?
¿Qué le habría pasado?
¿Se supone que debería estar acostumbrado a los humanos?

Como dice el dicho: la curiosidad mató al gato. A mí casi me mató.

Se acercó lentamente a la puerta del caballo, quitándole el seguro y abriéndola de apoco. Pudo notar cómo el caballo se alteraba casa vez que estaba más cerca y cuando estuvo a punto de pisotearle la cabeza por segunda vez... No lo hizo.

Abrió los ojos que había cerrado inconscientemente. Estaba agachado y con una mano extendida tratando débilmente de amortiguar el impacto. El caballo resopló, tratando de amenazarlo con el tamaño, pero él no se hizo atrás. Se irguió y estiró poco a poco su mano al caballo que se alejó rápidamente, temeroso.

Apretó sus labios. Pensando cómo podría acercarse.

Sonrió, tomando un cepillo para caballos y lo pasó suavemente por su brazo descubierto. El caballo lo observó atentamente, viendo que el objeto no le había daño. Volvió a acercarse y rozó el cepillo por la piel de su trono. Al ver que no pasó nada, el caballo dejó que lo pasara por su cuerpo para lavarlo, así lo hizo.

Al terminar, quiso colocarle las riendas para sacarlo del establo junto a los demás y así limpiarlo mientras los otros estaban comiendo pasto afuera. Él retiró la cabeza, rechazando eso.

---¡Vamos!. No hace nada, te lo sacaré dentro de poco, pero necesito llevarte afuera--- dijo en voz alta, aunque no esperaba wue le comprendiera.

Se colocó las riendas encima de la cabeza, demostrando otra vez que no hacían nada. Pasó el cuero de las riendas por el tronco del caballo, para demostrarle que no iba a lastimarle. Al final se dejó, pero no fue tarea fácil, ya que no quería bajar la cabeza.

Lo dejó en la arena junto a los otros dos caballos, que parecían evitarlo y él... a él no parecía molestarle en absoluto.

Pasó el resto de la mañana y parte de la tarde limpiando el establo, reabasteciendo la comida y el agua de los caballos y descansado un poco mientras el lugar se aireaba un poco y se secaba el lugar donde sin querer había tirado una cubeta de agua.

Siguió dibujando al caballo, parecía estar mejor fuera del establo y con la luz del sol pegándole en su negro pelaje.

Sonrió de lado. Tal vez... podría lograr hacer que el caballo confiase en él, que le hicise caso por cuenta propia y no a raíz de amenazas como lo hacía su tío. Solo debía intentarlo, le tomaría un tiempo, pero ya había progresado mucho en una mañana.

CampoWhere stories live. Discover now