chapter sixteen

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Ambos estaban tan felices que cualquiera lo notaba

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Ambos estaban tan felices que cualquiera lo notaba. Ésto era lo que ellos habían planeado desde un principio pero nunca se les pudo dar.

La tarde se les pasaba tan rápido estando el uno con el otro.

Jugando, riendo, mirando películas, algún que otro beso. Así se podría describir la tarde que estaban pasando ambos.

Enzo estaba tan feliz, el estaba completamente enamorado de Lucero desde el día uno, desde el día que la vió en esa fiesta, sola en la barra tomando un campari. El nunca la dejó de amar o pensar, incluso cuando el estaba con Valentina, el nunca había dejado de pensar en esa rubia.
Y estar así con ella lo ponía contento, directa o indirectamente el destino los había vuelto a juntar y el no podía perder otra oportunidad de estar con la que el consideraba, el amor de su vida.

Por otro lado, Lucero, aún no entendía porque se había alejado de Enzo. Si bien, ella más que nadie sabe que fue por el miedo, el miedo que ella le tiene a las relaciones a distancia, pero durante ese tiempo se dió cuenta cuánto lo amaba a Enzo y ella estaba dispuesta a dejarlo todo por estar junto a el sin obstáculos alguno. Ella no era de creer en esas conspiraciones, pero tan solo pensar que el destino los había vuelto a juntar generaba que su estómago se revuelva en un sinfín de emociones hermosas que sentía cada vez que estaba cerca del morocho.

—entonces Boca o River?— pregunto la rubia confundida, ella solo hinchaba por la Selección Argentina, al no saber mucho de fútbol.

— River, de toda la vida y vos también sos de River— el morocho le dedicó una sonrisa.

—ah sí? Desde cuándo?—pregunto divertida.

—si, desde hoy y porque yo te lo digo— hablo seguro el mediocampista.

—si vos decís igual se muy poco de fútbol, vos me decís que Argentina puede jugar contra el Barcelona y te creó— Enzo río.

—ya te enseñaré otro día rubia, pero ahora vamos a mi habitación que tengo algo para darte— el se levantó del sillón y le extendió su mano a ella, quién la tomó y lo siguió.

—no se vale, yo no te traje nada— renegó Lucero mientras caminaba detrás de Enzo sin ganas.

—no me importa, tu regalo para mí va a ser verte con mi regalo— la rubia se rió sin entender.

Llegaron a la habitación de Enzo y Julián, el morocho pasó la tarjeta y entraron.

Enzo se dirigió hacía el Placard dónde una bolsa con el logo de Adidas lo esperaba. El la tomó entre su mano y caminó hasta la rubia que lo miraba expectante.

—toma— ella agarró la bolsa y la abrió — no sabía cuál te iba a gustar más entonces te compré las dos.

Lucero al ver el contenido de la bolsa sintió su corazón estrujarse. Enzo le estaba regalando su camiseta y a falta de una le estaba regalando la Oficial y la Alternativa. Definitivamente ese era el mejor regalo. Así que no lo dudó que en dos segundos se había lanzado sobre Enzo haciendo que ambos caigan abrazados en la cama.

Enzo río ante su reacción y no se limitó, correspondiendo el abrazo que la rubia le estaba dando. El portador de la número 24 se permitió oler el rico perfume que la caracterizaba a la rubia por su aroma floral.

Ambos se quedaron así por varios minutos, ninguno se quería separar, en ese abrazo estaban demostrando lo mucho que se habían extrañado éstos meses.

Lucero, quién no quería incomodar a Enzo, se intentó separar, sin muchas ganas, pero las manos de Enzo hicieron una leve presión, dándole a entender que no quería que se moviera, que se quedará. Y lejos de molestarle Lucero se quedó ahí.

Enzo estaba tan relajado, últimamente el tema mundial lo agobiaba, tenía miedo de hacer algo mal y que el equipo entero pague sus cuentas. Vivía nervioso, pero estar así con Lucero lo había relajado, sintió que el peso de sus músculos se relajaban y estaba a punto de quedarse dormido ante tanta comodidad.

Y eso no tardó en pasar, en unos minutos ambos habían quedado rendidos ante el sueño.
Lucero acostada sobre el cuerpo de Enzo, quién la abrazaba por la cintura. Las manos de Lucero dejaban leves caricias sobre el pelo de Enzo, quién no podía más de felicidad.

Julián, quién iba a buscar su celular a su habitación. Entró y cuando vió la imagen de Lucero y Enzo sonrió.
El más que nadie sabía lo mucho que les había dolido a sus mejores amigos separarse y estaba tan contento de que se pudieran volver a juntar.
Así que sin muchos rodeos, les tomó una foto y salió de la habitación procurando no hacer ruido.

Por vos cambio | Enzo Fernández Where stories live. Discover now