chapter twenty two

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Nada, ninguna sensación se asimilaba a todas las emociones que estaba experimentando mi cuerpo en segundos

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Nada, ninguna sensación se asimilaba a todas las emociones que estaba experimentando mi cuerpo en segundos. La selección había logrado ganarle a Croacia con un 3-0 con doblete de mi mejor amigo y un gol del mejor del mundo. El partido había sido tranquilo y respetuoso, nada que ver que contra Países Bajos. Hoy había decidido ver el partido en las gradas, quería sentir la adrenalina cuando estás con la hinchada y había sido una experiencia grandiosa.
Esperé que el ambiente se calmé para poder bajar a la zona dónde todos los familiares esperan por los jugadores. Llegué y saludé a todos, no había visto a nadie antes así que aproveché y por último me quedé con la familia de Enzo y Julián, esperando por los recién nombrados.

—como estás luci? No te vimos por los palcos hoy— Mari apoyo su mano en mi hombro.

—bien, y no, hoy ví el partido desde las gradas, quería sentir esa experiencia y les aseguro que es muchísimo más reconfortante que verlo cómodo desde un palco.

—si, me imagino, desde los palcos se ve esa euforia, esa emoción con la que alientan— dijo mari recordando.

—hijo!—grito Marta, la mamá de Enzo y yo miré la escena.

Su mamá abrazando a Enzo, mientras lágrimas caían de sus ojos y Enzo que sonreía con esa sonrisa tan perfecta que tiene. Sabía el amor que le tenía a su madre, siempre que podia me hablaba de ella y de lo mucho que habían luchado con su familia para poder llegar a dónde ahora.

Al abrazo lo siguió su papá, Raúl, también, siempre me hablaba de el y lo mucho que el lo amaba, que lo tenía como su ejemplo a seguir.

Y por último sus hermanos, de ellos me a dicho tantas cosas, buenas, malas, travesuras, anécdotas y juro que no se aburrirían nunca, la cantidad de cosas que hicieron los cinco son demasiadas.

Sebastián lo saludó por último y luego de separarse Enzo quedó básicamente al frente mío.

No lo dude dos segundos y salté encima de el, quién me recibió junto con una risita y pasó sus manos por debajo mis muslos para evitar que me caiga. Lo abracé eufórica con una sonrisa en mi rostro.

—estoy muy orgullosa de vos enzito, muy muy muy feliz—pude ver de reojo como sonreía— están en la final del mundo enzito! No lo puedo creer!.

— creelo porque es verdad rubia! Somos finalistas!—el me abrazo con más fuerza.

—luchi!—escuche un grito proveniente de alguien que conozco muy bien.

Me removí un poco dándole a entender a Enzo que me quería bajar, el me soltó y yo salí corriendo hacia Julián.

—juli juli juli!—grite emocionada— sos finalista! Metiste dos goles en la semifinal del mundo! Estoy muy orgullosa de vos!—el me abrazo fuerte.

—gracias enana, te amo muchísimo amiga—el me soltó.

—y emi?—pregunto al no verla cerca.

La cara de mi amigo cambio por completo, parecía triste.

—el otro día peleamos y se fue a Argentina— contó triste y yo lo abracé.

—juchi, mira, yo a emi la re quiero pero no estoy de acuerdo con esto que hizo... Yo no se porque pelearon pero vos estás jugando un mundial y estás son fechas importantes en tu carrera y vos la necesitas más que nadie.

—pasa que ella tenía un amigo que a mí nunca me dió buena espina, resulta que el otro día después de la cena fuimos a su hotel, cuando se durmió le llegó un mensaje y yo creyendo que era importante lo miré, era un mensaje del pibe diciéndole hola hermosa todo bien te re extraño la última vez la pasé bien— el suspiro— yo reaccione como cualquiera y obviamente me enojé pero según ella es algo normal, que es su mejor amigo y que yo haría lo mismo con vos— frunci el ceño.

—bueno ju, ya está, ahora a festejar, metiste dos goles increíbles en la semifinal del mundo! Estás loco— lo volví a abrazar y el río.

—pero si es mi dúo dinámico favorito!—enzo nos abrazó a los dos quienes reímos.

—hermosa, te tengo que decir algo, vení— Enzo tiro de mi mano y me alejó de todos.

—que pasó?— ví como nos metemos en un pasillo angosto y luego nos metemos a lo que supongo que es el vestuario.

—nada que estás re hermosa y lo más probable es que Scaloni ya no nos dejé hacer nada y tal vez tengo ganas de darte un par de besos— dijo con un tono cómplice y yo me reí.

El se acerco, me hizo upa y me sentó en una mesada que había en el centro del cuarto. Me empezó a besar mientras se acomodaba entres mis piernas.
Sentía sus caricias, sentía mi piel erizarse ante su tacto, escuchaba los suspiros de ambos y acariciaba su pelo tirando de vez en cuándo de éstos.
Nos separamos, me bajé de la mesada y frené en la puerta cuando Enzo me frenó.

—te voy a extrañar muchísimo hermosa, nos vemos en una semana— me abrazo, me dió un corto beso y ambos salimos del vestuario intentando calmar nuestras respiraciones.

Por vos cambio | Enzo Fernández Where stories live. Discover now