chapter thirty four

242 14 0
                                    

Nos estábamos preparando para el casamiento de Nicolás Tagliafico y Carolina Calvagni

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nos estábamos preparando para el casamiento de Nicolás Tagliafico y Carolina Calvagni. Enzo no quería ir porque yo seguía con el reposo pero yo de enserio quería ir, quería salir de la cama, ayer Enzo no me había dejado hacer literalmente nada, solo me levanté para ir al baño.

—dale amor, no estés con esa cara, yo estoy bien te lo prometo— puse mis brazos en sus hombros y el los suyos en mi cintura.

—si te sentís mal me decís y nos volvemos enserio, además no podés tomar nada, estás con medicamentos todavía— asentí.

—ya lo sé, me voy a cuidar y cualquier cosa te aviso— le dí un beso y me fuí a cambiar al baño.

Me había comprado un vestido 3/4 dorado brilloso con unos tacos a combinación. Ya me había maquillado y planchado el pelo, cuando me terminé de cambiar salí del baño y me  encontré con Enzo en traje mirándose al espejo.

—na— dijo el y empezó a caminar hacía atrás sentándose en la cama.

—que pasa?— me acerque a el preocupada.

—no podés ser más hermosa amor, hace un día tuviste un accidente y acá estás re diosa, como hacés?—el me tomó de la cintura y yo sonreí.

—la queso— bromeó y el ríendo se para.

—dios no puedo creer que vos seas mi mujer, todita mía— me besó.

—yo tuya no soy— lo jodí, desde que estuvimos juntos nunca tuvimos relaciones y se que Enzo se muere por hacerlo.

—ah si? Vas a ver después, ahora estás muy hermosa pero después agárrate a ver quién es más vivo— me besó y se volvió al espejo a acomodarse el traje.

Lo ayudé con su traje, agarré el regalo, mi cartera y nos fuimos al auto de enzo. La boda era de día en una quinta y la fiesta era a la noche en un salón.

—te bancas los zapatos todo el día?— pregunto asombrado y yo me reí.

—si, además no me puedo poner zapatillas con esté vestido, no queda bien— el se rió.

—pero no te duelen las piernas del choque?— el apoyo su mano en mi muslo.

—si, pero ser bonita duele— bromeé y me reí.

—ay no, te juro cuándo ví el auto y te ví a vos literalmente me pasaron todos los momentos que pasamos juntos como un flash y cuando te ví tirada lo único que hacía era rezar e intentar correr más rápido para poder llevarte al médico.

—si, yo al principio te escuchaba y sentía que estabas corriendo pero me dolía tanto el cuerpo que no podía hacer nada.

—y te sigue doliendo no?.

—si, más que nada las piernas, me puse esté vestido largo para que no se vea todo, estoy toda violeta.

—ay dios, me siento re culpable amor, yo te incentive a que andes en bici y ahora estás así toda adolorida y golpeada— lo miré y negué.

Por vos cambio | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora