chapter twenty eight

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Ayer tendría que haber viajado a San Martín, pero luego de que los padres de lu fallecieran decidí quedarme acá con ella y viajar a mi casa el 23, ya se lo expliqué a mi mamá quién hasta me dijo de invitarla a pasar allá y que me quedé tranquilo q...

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Ayer tendría que haber viajado a San Martín, pero luego de que los padres de lu fallecieran decidí quedarme acá con ella y viajar a mi casa el 23, ya se lo expliqué a mi mamá quién hasta me dijo de invitarla a pasar allá y que me quedé tranquilo que me quedé acá lo que me tenga que quedar.

Era 20 de diciembre y estaba cocinando el almuerzo para lu y para mí. La ante última estaba acostada en el sillón tapada con quinientas frazadas cuando afuera había 30 grados a la sombra. Pero lo único que me importaba en éste momento era su bienestar mental, no me quiero imaginar estar en su situación, lo mal que la debe estar pasando, yo solo quiero consentirla, mimarla y amarla hasta que ella se sienta mejor.

Para eso cociné una de sus comidas favoritas que son fideos con salsa blanca y ella no sabe pero en el frizzer hay un kilo de helado esperando para ser comido por nosotros dos.

—amor— le destapé la cara y le dí un beso en la frente—veni, vamos a comer.

Al no ver sus intenciones de moverse, la cargué en mis brazos y la llevé con frazadas y todo al taburete de la barra que se encontraba en mi cocina.

—enzo..—la miré—acaso soy una mala hija?.

Dejé los fideos en su lugar y me acerque a abrazarla.

—sos una hija grandiosa amor, nunca lo dudes, tus papás están orgullosos de que seas su hija y aunque ya no estén ellos te siguen cuidando desde arriba—le dí un tierno beso y fuí a servir la comida.

Le servi, le puse abundante queso rayado y le dí el plato. Yo me serví y me senté a su lado. Empecé a comer y cuando ví que ella no lo estaba haciendo pinche unos fideos con su tenedor y levanté mi brazo hasta su boca.

—amor... Abrí porfavor, tenés que comer algo y no sabes lo que me costó hacer la salsa esa que te gusta a vos— ví como la comisura de sus labios se levantó y abrió la boca.

Almorzamos los dos tranquilos, yo intentaba despejarla, hacerla reír y lo estaba logrando.

—amor, mi mamá dijo que vayas a pasar la navidad allá con nosotros, que sos 100% bienvenida y que porfavor no rechaces su invitación porque ya todos te extrañan... No se que tenés pero enamoraste a la familia Fernandez— ella ríe leve y yo sonrió.

—y vos querés que vaya?— me miró y yo frunci el ceño.

—como no voy a querer amor? Te lo dije en la cancha, yo quiero todo con vos y más— ella sonrió y yo me acerque a besarla.

—cuando nos vamos?— sonreí.

—cuando vos quieras, mi mamá dijo que te tomes todo el tiempo que necesites y cuando quieras y estés lista vamos.

—vamos el 22 te parece?— asenti.

—cuando mi reina quiera— le sonreí y le dí otro beso.

—cuando es el casamiento de nico y caro?.

—el 27, volvemos acá a Buenos Aires el 26.

—me acompañas a comprarme algo para ponerme ése día?.

—dale, vamos— me levanté y le saqué todas las frazadas que la tapaban.

—me puedo bañar antes?.

—no me tenés que preguntar amor, tenés toallas en el baño y lo que necesites pégame el grito dale? Yo voy a limpiar acá— ella se levantó.

—esta bien, te amo— me dió un beso y se fue.

Yo ordené todo y aproveché para cambiarme la ropa que tenía. Me cambié y volví al living. Me puse a ver un partido que estaban dando en la tele hasta que escuché a Lu venir. La miré y sonreí, como es que una chica tan hermosa acepto ser mi novia?.

—vamos?— asentí y me levanté.

—ah, para tengo algo para que vayamos comiendo en el camino.

Fuí a la cocina, agarré el pote de helado, dos cucharas, servilletas por las dudas y volví.

—te amo— me dió un beso y ambos salimos.

—yo más mi reina.

Comimos el helado en lo que restaba del viaje, en realidad lu me daba de comer porque yo por obvias razones no podía. Nos reímos de nuestras propias boludeces hasta que llegamos al Shopping.

Bajamos y empezamos a recorrer todo de la mano, juntos. Me pararon varias veces para sacarse fotos y obvio no me negué, también le pedían fotos a lu y yo admiraba lo fuerte que era, ella estaba pasando probablemente el peor momento de su vida e igual así saca una sonrisa que alivia y alegra a más de uno. La amaba y admiraba con todo mi corazón.

Por vos cambio | Enzo Fernández Where stories live. Discover now