capitulo 28

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Las luces de las velas son lo único que alumbra su habitación, ella habia pedido que no se encendieran las luces para no incomodar a su hijo que minutos antes habia estado durmiendo, pero una vez este despeto hace unos momentos, Koshar amablemente se habia ofrecido a llevarlo a la caminata diaria que ella suele hacer con Ian ya que tanto a su hijo como a ella les gusta apreciar los jardines del palacio e incluso a Ian le gustaba ver los pasillos del palacio llenos de cosas brillantes y colores que llamaban su atencion.

Al permanecer sola en su habitacion ella decide avanzar con sus deberes. Rashta escudriña cada palabra, cada cláusula, corroborando que todo este correcto en los papeles del acuerdo comercial con el reino de Lupit. Cada línea escrita lleva consigo la esperanza de un futuro próspero para el imperio y su gente. Está inmersa en la responsabilidad de asegurar que cada palabra sea precisa y cada detalle esté en su lugar antes de enviar los documentos a la emperatriz para su revisión definitiva.

En medio de esta tarea, los golpes resonantes en la puerta interrumpen el silencio, marcando la entrada de una de sus damas. Su voz, suave pero firme, anuncia: "Disculpe la intromisión, Lady Rashta, el príncipe Heinrey ha solicitado permiso para verla"

La peliplatina, apartando su atención de los documentos, revela una sonrisa en su rostro. "Déjenlo pasar, por favor"

Apenas un par de segundos después, el eco de sus pasos resuena en la estancia mientras el príncipe se apresura a acercarse a la Lady. El rostro del príncipe, revestido de preocupación, escruta con detenimiento el semblante de la Lady frente a él, en busca de algún indicio que revele si su salud ha sido vulnerada por algún mal invisible. Cada línea de su rostro, cada matiz de su expresión es minuciosamente examinado en busca de señales de debilidad.

La luz de las velas arroja destellos de incertidumbre en los ojos del príncipe, mientras su mirada ávida busca respuestas en la figura de Rashta. Un leve fruncimiento de ceño revela la tensión que lo embarga ante la posibilidad de que algo no esté bien. Sin embargo, al no encontrar ningún indicio de malestar aparente en la joven de ojos oscuros, Heinrey suelta un suspiro de alivio apenas disimulado, permitiendo que la sombra de la preocupación se disipe en el aire.

Finalmente, una sonrisa se dibuja en los labios del príncipe, irradiando alivio y gratitud. "Mi reina, es bueno verla en mejores condiciones", expresa con voz suave pero cargada de afecto.

Mi reina.

El eco de las dos palabras se desliza en el aire, resonando en la estancia como una melodía que evoca memorias que Rashta preferiría dejar en la penumbra del pasado. Su sonrisa, inicialmente cálida y alegre, titubea, y una sombra momentánea oscurece su mirada al escuchar el apodo que detesta.

Esa designación, que en su vida anterior pertenecía exclusivamente a la emperatriz Navier, ahora la abraza tanto a ella como a la emperatriz. Una dualidad incómoda que le recuerda el antiguo camino que recorrió y el presente entrelazado con realidades que desearía dejar atrás.

La sonrisa de la Lady se desvanece, y sus ojos oscuros reflejan la tormenta interna que despiertan esas dos simples palabras. El odio no es solo por el recuerdo del pasado ya que cuando escucha el eco de esos dos vocablos se convierte en el hilo conductor que la lleva de vuelta a la época en que aquel apodo era pronunciado por el Lazlo para la Trovi; sino también por hay algo más, algo que se manifestó de manera intensa el día anterior, algo que Rashta había decidido ignorar.

"Príncipe Heinrey", comienza a hablar antes de que ella misma se dé cuenta, su voz firme pero apenas contenida, como si estuviera conteniendo una tormenta dentro de sí. "Prefiero que no utilices ese apodo para dirigirte a mí, ni en presencia de otras personas ni en privado".

POR UN MEJOR FUTURO (HEINREY x RASHTA x KOSHAR)Where stories live. Discover now