2O.

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Lía estaba profundamente perdida viendo a Matías fumar a su lado. Lo tenía a penas a unos cuantos centímetros de ella, desde ahí veía a la perfección su rostro sobresalir entre las nubes de humo que lanzaba, era una imagen imposible de ignorar, su cabello largo y castaño, cubriéndole las orejas, su piel con pequeños lunares, y su mandíbula marcándose cada vez que le daba un jalón al cigarrillo, la tenían tan concentrada en él.

—¿Lía alguna vez has fumado marihuana?

Esa pregunta fue muy de la nada, luego de varios minutos en un silencio bastante cómodo, la hizo salir de sus pensamientos de golpe, alzándose un poco sobre el sofá, y viéndolo estirar el cigarrillo hasta ponerlo frente a su rostro.

Lía nunca había fumado, ni siquiera tabaco.

Ve a Matías ofrecerle el cigarrillo con los ojos entrecerrados, el cuerpo del chico empezaba a sentir el efecto de la marihuana, se notaba. Y aunque Lía no lo sabía, después de haber estado respirando el humo directamente durante tanto tiempo, estaba empezando a ponerla un poco mareada.

—Yo... No, jamás he fumado. —niega retrocediendo un poco.

—¿Y no querés? —pregunta mostrándole lo último que quedaba de cigarro.

—No sé hacerlo, ¿Qué ocurre si me ahogo? —el tono de su voz, hace que Matías sepa que estaba insegura de fumar, así que el chico vuelve a recargarse contra el respaldo del sofá, y dice...

Mmmm, si querés intentarlo yo puedo ayudarte.

Sí, por favor pásame el humo boca a boca.

¿O de qué otra forma podría pasarse el humo?

Lía asiente, haciéndose la que ni sospecha lo que estaba por pasar, su primera idea al animarse, era tomar el cigarro, y respirarlo hondo, pero ya que Matías daba esa opción, no iba a decir que no.

—... Mira, vení. —el chico se sienta cruzando sus piernas sobre los cojines, y Lía hace lo mismo, así ambos quedan cara a cara.

Estaba emocionada, un cosquilleo comienza en su estómago cuando lo ve directamente a los ojos.

Matías no sabía muy bien lo que estaba pensando en esos momentos, lo único que tenía claro era que la chica frente a él era preciosa, y que la canción que comenzó a reproducirse le gustaba demasiado. Así que antes de comenzar, estiró el brazo buscando el control remoto, y una vez lo encontró, subió el volumen.

"When the night, has come, and the land is dark..."

Esas palabras llegan a los oídos de Lía junto a un sentimiento de completa tranquilidad, la melodía de esa canción le generaba paz, y escucharla ahora mismo, con Matías frente a ella, y el sonido de la tormenta que los hizo cancelar su plan principal al fondo, era una escena digna de una película romántica.

—Amo esa canción. —murmura Lía con una gran sonrisa en el rostro, sintiendo las manos ajenas tomarla por ambos hombros.

—¿Estás lista? —pregunta haciéndola sentir un cosquilleo extremo desde la punta de los pies, hasta los labios.

La chica asiente, y cierra los ojos para simplemente recibirlo, completamente gustosa.

Para su mala suerte lo único que siente es un ligero viento muy cerca de su cara, y deprisa escucha a Matías decir...

—... Respirá, respiralo todo, hondo. —indica apresurado antes de que el humo escapara.

No era que él no quisiera besarla, al contrario, controló sus ganas tanto como pudo, para no adelantar las cosas. Y aunque a Lía le hubiera gustado una ayuda más directa, hizo lo que le pidió, y respiró profundo todo el humo que alcanzó. Matías carcajeó al verla intentarlo, y una vez Lía lo logró, se quedó quieto mirando más de cerca los ojos que tenía frente a él, eran mucho más lindos de lo normal, no había tenido la oportunidad antes de poder verla tan de cerca, alcanzó incluso a distinguir unas cuantas pecas por sus mejillas, e inconscientemente su vista bajó hasta sus labios. Estaba ansioso porque llegara ya el momento adecuado de poder sentirlos.

No había algo de ella que a Matías no le pareciera impresionante atractivo, ahí lo confirmó... Pero no estaba en sus cinco sentidos, y lo sabía. Así que no arruinaría ninguna primera vez estando drogado, quería tener consciencia completa, para así poder recordarlo a la perfección.

Stand by me sonaba por tercera vez consecutiva, y ahora se encontraban recostados sobre la alfombra de la sala, tarareando la letra, y soltando risitas a penas sus miradas se topaban.

—And darlin', darlin', stand, by me... —Matías totalmente inspirado por el momento, estira su mano hasta encontrarse con la de ella, y una vez lo hace, enrolla sus dedos con muchísima delicadeza.

Su piel era suave, le gustó sentir los delgados que son sus dedos, y como sus uñas largas chocan de vez en cuando contra su piel. Alza un poco la vista para mirarla a los ojos, y le lanza una sonrisa que dice más que mil palabras. Luego de tanto tiempo, viejos sentimientos que ya hasta había olvidado que existían, se hacían presentes en cada mirada o palabra que ella hacía.

Así que tomarle la mano, y sentirse tan bien recibido, lo hizo estallar de emoción.

Lía no dejaba de sonreír, era como si en ese momento, la sensación de vivir todo el tiempo nerviosa, desapareciera. Estaba increíblemente relajada, no era capaz de pensar en nada más que en Matías. Por eso reía sin parar, y cantaba tan fuerte como podía, una mezcla de sensaciones nuevas le agitaban el pecho, todas distintas, algunas incluso eran desconocidas.

En ese momento no sabía diferenciar si se debía a Matías, o que los dos estaban jodidamente drogados.

—Pensé que en cuanto te dijera que pasaríamos la tarde en el sofá por la lluvia, saldrías corriendo. —confiesa Matías dándole ligeras caricias a la mano de Lía con el pulgar.

—Me gustan también los planes sencillos...

—Las citas, sencillas. —la corrige alzando el dedo índice—. Ya me iba a disculpar por una cita tan de la mierda como esta, pero ahora te ves mucho más contenta que yo.

—Estoy drogada Mati, pero desde antes me encantó la idea de solo verte fumar, y escucharte hablar de todas esas cosas que cuentas siempre. —la forma en que lo dice, entre murmuros y risas risueñas. Hace que Matías se de cuenta de que sí, ella efectivamente estaba bajo efectos.

Pero le creía completamente, sabía que lo que decía era sincero.

—¿Te gusta la idea de solo verme? —de todo lo que escuchó, eso fue lo que más llamó su atención, y lo pregunta medio sonrojado—Entonces te gusto, ¿Verdad?

Ella suelta una carcajada, sabe que lo hace con la misma intención que la vez anterior, solo para hacerla sentir nerviosa, pero no iba a darle el gusto. Y tampoco tenía porque seguir evitando la respuesta.

—Me gustas Mati. —admite asintiendo, y alzando la vista para asegurarse de que la veía a los ojos cuando lo dijo.

El chico se pone una mano contra el pecho, y cierra los ojos cubriendo su rostro, luchando por no ponerse a brincar de la emoción, no le importó mucho soltarle la mano. Su reacción fue natural, escucharla decirlo de esa forma tan linda, le hizo sentir tanta ternura, que se dejó llevar por su cuerpo, y mientras rodaba en la alfombra, soltaba unos chillidos que hacían a Lía reír. Parecían un par de adolescentes tontos, sintiendo algo así por primera vez.

Una vez puede calmarse, la ve con una gran sonrisa, y se acerca dándole un beso corto, pero muy dulce en la frente.

—Vos a mí.

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MMM Lía hasta que haces algo bien.

Y les recomiendo escuchar esa canción recreando la escena, es una joyita. 😭

JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora