23.

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—Esa gatita te ama. —dice viendo como Uma se acariciaba contra el suéter que Lía llevaba puesto.

—¿Y esta quién es? —la chica pregunta haciendo una voz aguda, cargándola cuidadosamente.

—Se llama Uma, es gata de Enzo. —le dice dejándose caer sobre la cama de enfrente—. Es la segunda semana y estoy que no doy para más.

Al fin era viernes, el fin de la segunda semana de trabajo había llegado junto a la maravillosa noticia de que no tendrían que volver hasta el siguiente jueves, todo pasó con tanta rapidez como Lía lo supuso desde el principio, el día entero se vivía entre tantos pendientes y horarios apretados en el set, que a penas tuvo tiempo de hablar con sus padre, y claro que genuinamente también les platicó sobre Matías.

La buena noticia era que ese tipo de rutinas en dónde no tenía mucho tiempo libre le gustaban a Lía, así sentía que su vida tenía algo de orden. Le gustaba su trabajo, y se estaba empezando a sentir cómoda en el barrio donde vivía, con su apartamento, con la gente que conoció en esos día mientras trabajaban. Pero sobre todo amaba tener que pasar tanto tiempo con Mati, él la ayudaba a desenvolverse en muchos sentidos, y en esas dos semanas, ya había hecho más de un amigo gracias a el chico, y la confianza que le generaba.

Durante toda la semana, los chicos estuvieron mencionando repetidas veces una fiesta, una sin motivo aparente, simplemente consideraban que era hora de organizar algo. Sonaba bastante tentadora, la fiesta anterior fue todo un éxito, y luego de unas semanas tan ocupadas, era ya más que necesaria.

—¿Estás muy cansado Mati? —pregunta, suavemente pone a la gatita sobre la cama, y se dirige a dónde estaba el chico.

Sentirla sentarse sobre la orilla de la cama lo hace abrir los ojos, y alzar un poco la cabeza para verla.

—Demasiado, todos estuvieron durmiendo y descansado hoy en el trabajo, por eso están re insistentes en que lleguemos ya. —dice entre queja, y entre lamento, poniendo la mano sobre su frente y suspirando.

—A mí me están matando los pies, ¿A qué hora tenemos que estar con Juan?

Mmmm, no lo sé, ¿Qué hora es? —voltea la cabeza hasta el buró de Enzo, para ver el despertador— Son las nueve a penas.

Lía sentía la poca energía con la que Matías hablaba, ella misma vio todo lo que hizo durante el día, estuvo de arriba para abajo desde las 7AM, y una noche antes habían dormido hasta tarde conversando por Whatsapp. Ya se imaginaba lo agotado que se sentiría.

—¿No tienes ganas de ir, verdad?

—Sinceramente... No. —ríe alzándose sobre la cama, viendo a Lía frente a él—. Preferiría quedarme acá haciendo algo más, ¿Querés quedarte conmigo?

Hasta la pregunta ofendía, totalmente.

—... Por qué ahora que sos tan amiga de Juan y Blas, no dudo que igual y quieras ir con ellos a la fiesta. —el sarcasmo con el que hablaba es notorio, alza las cejas viéndola, mientras fingía una voz de ofendido—. Ya ví que ahora hasta los seguís en el Insta y todoooo.

Lía rueda los ojos riendo, le gustaba como Matías decía algún comentario fingiendo celos cuando Blas se acercaba a charlar con ella, o cuando Juan la hacía reír mucho. Le parecía tierno, y gracioso como les reclamaba a sus amigos cuando según él, Lía no los escuchaba.

—Quiero quedarme aquí... Contigo. —recalca apuntándolo con el índice.

Eso hace que Matías sonría amplio, siente incluso ese cosquilleo agradable en su estómago que se ha hecho presente desde que comenzaron a ser más unidos.

JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora