36.

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Fue un pésimo inicio de viaje para Matías y casi todos los chicos. Mientras vomitaba abrazado a la taza de uno de los baños del hospital, razonaba en que fue la cantidad excesiva de alcohol que había en su cuerpo, lo que lo hizo actuar e imaginar escenarios tan inmaduros.

Sé sintió incluso avergonzado por pensar mal de su amigo, ojalá y Enzo no lo hubiera notado.

Descansó la espalda contra la pared, y suspiró agotado de tanto vomitar, la cabeza le estaba explotando.

Tirado en el suelo de ese lugar, recordó que Lía estaba en una de las habitaciones del hospital, y una vez estuvo más sobrio, pensó como pensaría él realmente. De forma cautelosa, con tranquilidad, y esperando que pronto le dijeran que todo estaba cien porciento bien.

—Congestión alcohólica gordis, nos lo acaba de entregar el doctor. —Fran se acerca entregándole la nota del médico, y niega viéndolo con los labios en forma de línea—. Si Esteban no ha castigado a Juan y Felipe de acá a que tengan treinta, lo voy a hacer yo.

Matías escucha de fondo a Enzo y Francisco charlar mientras leía lo que está escrito, todo empezaba a ser más claro.

Alzó la vista de la nota, viendo a sus amigos, se preguntó cómo es que lo habían dejado conducir hasta ahí. Fue un trayecto y en sí un momento muy nublado, a penas empezaba a retomar su cordura, todo lo que pasó se sintió como si hubiera ocurrido en un mismo segundo.

Enzo moría de ganas por darle un largo sermón sobre lo estúpido que fue, pero no le correspondía, además de no querer interactuar mucho con el chico, para poder evitar cualquier tipo de preguntas.

—¿Qué le pasó? —Matías se anima a hacer la pregunta que lo tenía mas desesperado, y mira a su amigo.

Enzo lo escucha, y se mantiene unos segundos en silencio viendo a Fran, preparando su respuesta mas rápida.

—Pues... —suelta Enzo guardando ambas manos en su bolsillo—. Llegó a la habitación... vomitó, un motón, vomitó demasiado. Entró a ducharse supongo, y cuando me di cuenta estaba medio inconsciente en la ducha... En el baño, sí, cerca del lavabo.

Mintió mal, pero era algo creíble. Más creíble cuando quién te lo dice tu amigo mas cercano, y en el que confías plenamente.

A pesar de no estar diciendo la verdad sobre Lía, Enzo por primera vez no se sintió ni un poco culpable, pues esta vez si que no había hecho nada malo.

—Estaba empapada, debió caerse, yo que sé, pudo golpearse la cabeza o algo. —dice Fran completamente genuino, haciendo que Enzo asienta inconforme.

A Enzo no le gustaba tener ni un mínimo inconveniente en sus mentiras. Pero bueno, no era para tanto, al final era un favor que le hacía a su amigo. No debía hacer tanto drama si se llegara a enterar que la acompañó hasta la tina y se mantuvo a su lado durante todo el baño, ¿no?

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Pero para Matías si fue un drama cuando supo que Enzo había subido a Lía a su auto para llevarla hasta la habitación.

—Igual y se te pasó contarme boludo. —dice Matías.

El chico no estaba enojado, ni mucho menos. Pero le parecía un detalle relevante por contar, pues no se trataba de cualquiera, era Lía, su chica,  así se mantuvo un gran rato esperando que Enzo se lo dijera, pues Lía se lo medio explicó cuando despertó, más no lo entendió muy bien, era por eso que quería escucharlo de su amigo.

Enzo da un jalón a su cigarrillo, con algo de tensión asiente volteando a verlo, y dice...

—Sí, la encontré. —admite asintiendo ligeramente—. Pero te hice un favor amigo, no te estaba quitando la novia.

 Remata con un gesto algo burlón, que Matías no entiende muy bien. Incluso siente cierta intención difícil de distinguir en su voz, y eso lo desconcierta. Desde luego que sabía que su amigo no estaba haciendo algo como eso, le resultaba hasta absurdo.

 Pero la manera en que se adelanta a dejarlo en claro, le da un sentimiento de extrañes.

Sin saber que decir, solo mira a otro lado para seguir fumando.

No le iba a dar tanta importancia a conclusiones que su cabeza sacaba, Enzo es su amigo, su mejor amigo. 

Seguro la rivalidad que Matías había estado sintiendo por su parte desde que llegaron al hospital, había sido solo cosa suya. 

Sí, seguro es solo cosa mía.



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JOB | Enzo Vogrincic, Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora