El principe se enamoró. ¡DAM!¡BITCH! [OMEGAVERSE][TERMINADA][Corregido]

- Enfados -

Ahora que estaba en el hotel, podía estar todo lo enfadado que quisiera, dejó la bolsa con ratas en el piso, Niffty la tomó feliz y corrió hacia Husk, que tomó una con cuidado y se fue, sabiendo que su jefe estaba enojado, él no quería estar en medio de la línea de fuego.

-¡Hola! ¿Cómo te fue en tu trabajo Alastor? - Charlie sonrió mientras se acercaba a su padre, que se quedó mirando a otro lado, él no tenía miedo del demonio, tenía miedo del Omega, su corazón no soportaría que Alastor lo odiara, cada día se amargaba más, Alastor era como una de las estrellas que creaba cuando era niño.

- Realmente enfadado mi joven princesa - Alastor miró con el ceño fruncido a Lucifer, que juntó sus labios en una fina línea mientras miraba a otro lado y sudaba.

- ¿Qué fue lo que te hizo? - Vaggie miró a Alastor, era realmente difícil enfadar a este nivel a Alastor.

- Los Vs me estaban molestando como cada vez que voy a una reunión - Lucifer apretó su ceño mientras Alastor explicaba - y ya los iba a mandar a volar, pero apareció tu querido padre, a ahuyentarlos a todos, MIENTRAS EL INFIERNO DISFRUTABA EL SHOW - lo último sonó con una estática muy fuerte.

- Bueno, no es agradable - Vaggie miró a Charlie que corrió para ponerse detrás de Alastor y tomar sus hombros mientras lo guiaban a un sillón.

- Vamos Al, estoy más segura de que papá hizo algo idiota, pero estoy segura de que lo hizo con las mejores intenciones - Charlie miró a su padre que estaba disociando hacia una esquina.

- Oh, sí, por supuesto, me disculpé si te he encontrado, supongo que fue mi instinto, trataré... de no hacerlo más - Alastor escuchó a Lucifer y se movió lejos del rey del Inframundo cuando se sentó a su lado en el sillón.

De repente un terremoto movió la tierra y todos se miraron con los ojos abiertos.

- ¿Qué es eso? - Angel Dust bajó rápidamente las escaleras mientras esquivaba escombros.

- ¡No lo sé! - Charlie gritó.

Lucifer se preparó para sostener a todos y ver qué demonios estaba pasando.

Alastor estaba pasando el límite de inmensa paciencia.

- ¡Salgan de ahí! ¡Queremos a la hija de Lucifer! - Gritaban un montón de mafiosos mientras golpeaban el hotel.

Alastor caminó hacia adelante, Lucifer le tomó la muñeca, pero Alastor dio un tirón y se liberó, cuando llegó afuera, liberó su poder, acabando con los demonios que estaban ahí.

- Bueno... - Lucifer sonrió.

- ¡Nada de bueno! - Lucifer abrió los ojos sorprendido cuando Alastor le gritó, Charlie y Angel se escondieron detrás de Vaggie - ¡Usted iba a volver a hacerlo! ¡Ponerme detrás de ti como si fuera una especie de Omega débil! Ya se lo dije, cortejo rechazado, no me interesa lo que intentes, estoy aquí cuidando a Charlie, y estoy aquí ayudando y divirtiéndome, y no estoy aquí para obtener una pareja y mucho menos un alfa que no tiene la habilidad de reconocerme como un igual - Lucifer se atragantó.

- ¡Lo siento! - Lucifer levantó las manos, más porque Charlie lo estaba mirando muy feo.

- ¿Cómo te atreves? - Alastor estaba tan enfadado que su aroma de Omega escapó por todos lados, Vaggie ronroneó, y Charlie la sostuvo antes de que se uniera a la pelea del lado del Omega.

- ¡Yo... yo! - Lucifer quería decir algo ingenioso, chillar, hacerle un coqueteo a Alastor, pero el aroma del Omega, aún enfadado, era la cosa más exquisita que había olido en su vida, y entonces supo lo que estaba pasando, una pareja destinada, Alastor era su Omega destinado, él pensó que solo estaba enamorado, ¡Pero no era solo eso, también estaban destinados!

- ¡Tú nada! Y será mejor que te pongas manos a la obra para arreglar el hotel, ahora sí me disculpas Charlie, tengo asuntos que atender en mis aposentos, como siempre, espero que solo los omegas estén de mi lado y solo si Dios está bajando al infierno se comuniquen conmigo - Alastor caminó enfadado hacia arriba mientras Lucifer babeaba mirando a la nada.

- ¿Qué le pasa a mi papá? - Charlie miró a Vaggie que dejó de ronronear.

- Está embobado, como tú cuando nos conocimos - Vaggie miró la baba dorada cayendo en el suelo.

- ¿Entonces son destinados? - Charlie sonrió.

- Se... ¡Lucifer! ¿Puedes limpiar el desastre? - Vaggie preguntó tratando de sacar del estupor al rey del Inframundo y su suegro.

- Oh, oh sí, claro querida - Lucifer chasqueó sus dedos y de un segundo a otro el hotel estaba completamente limpio y reparado.

- Bueno... ¿Tienes algo en mente? - Charlie sonrió mientras miraba a su padre que miraba a todos lados, creando planes una y otra vez.

- Claro que sí, hija mía, claro que sí - Lucifer sonrió mientras abría un portal para ir directamente a uno de los cuartos de creación que tenía destinado para generar planes, papeles y materiales por todos lados, no fallaría.

Tenía que conseguir que Alastor mínimo le recibiera un ramo de rosas con su aroma, porque Lucifer estaba seguro de que por el nivel de enfado de Alastor, el demonio de la radio ni siquiera se había dado cuenta de que eran destinados, el Omega simplemente parecía querer desaparecer, lo peor no lo había hecho porque Charlie y Vaggie estaban ahí mirándolo.

Comenzó a escribir rápidamente, regalos, cervatillos, flores, corazones. De repente, sus alas salieron de su espalda, comenzaron a moverse ansiosamente, y estrellas comenzaron a crearse a su alrededor, generando movimientos extraños en todo el Inframundo. Charlie estaba feliz, su padre estaba saliendo de la depresión.

Lucifer estaba destrozando un montón de alarmas que hacía aparecer en su habitación, luego limpiarla todo.

Mientras tanto, el cielo se estremeció, Dios estaba en una de sus habitaciones lejanas de la ciudad del cielo, habían pasado años desde que no sentía ese estremecimiento, pero decidió no prestarle importancia, aunque...

Dios miró a las estrellas, sabía que se estaban encargando de todo debajo. Había puesto a Adán y una delegada a encargarse de todo, entonces apretó los papeles que tenía en la mano. Samael, su estrellita, su hijo... ahora llamado Lucifer, no podía creer que decidiera quedarse en el infierno, aunque lo había perdonado y lo había llamado de regreso a casa.