Capítulo 6: Oportunidad

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Teresa se encontraba conmigo en la que sería mi nueva habitación. Me estaba mostrando cada rincón del lugar, aunque no era tan grande como pensaba. Un espacio cuadrado, donde cabía la cama matrimonial, un armario enorme y una puerta extra que llevaba al baño.

Caminé por el lugar, tocando con la palma de mis manos las plantas que estaban encima de la mesita de noche al lado de la cama, se veía llena de vida, por más que no le pegara el sol como tal. La señora se giró en mi dirección, me regaló una sincera sonrisa de ojos cerrados, mientras sus manos reposaban arriba de su delantal.

—Si necesitas algo, no dudes en llamarme, querida —mencionó.

—¿Puedes responderme algunas preguntas? Es que ese Jax no sabe hacerlo —bufé, con la mano en la cintura.

—Por supuesto, estoy abierta a lo que desees saber, aunque no prometo saberlo todo —respondió, haciendo una reverencia.

—No hace falta que seas formal conmigo... Es un poco extraño porque eres mayor que yo ¿No? —comenté.

—¿Acaso me veo vieja? Que ofensiva eres, señorita —bromeó, llevando una mano a su pecho con dramatismo.

—No es lo que quise decir... —murmuré, apenada.

—Ven, siéntate y te explicaré lo que desees saber sobre Jax, hace años que trabajo para él y lo quiero como si fuera mi nieto —confesó, con los ojos brillosos.

Se sentó en un mueble doble que tenía la habitación, al lado de una estantería con múltiples libros que se veían antiguos. Dio una palmada en el asiento junto a ella, le hice caso y me senté también.

Detallé más su piel, cada detalle, hasta los lunares que tenía y las pocas arrugas que la hacían ver carismática. Sus ojos eran achinados y de un claro color café que me transmitía paz, esa sensación de maternidad que olvidé hace muchos años...

Cuando mamá me abandonó... Nunca supe por qué lo hizo, mi padre siempre evitaba hablar del tema y solo me decía que nunca nos quiso, por eso se fue.

Suspiré.

—Jax... ¿Vive solo aquí? —pregunté.

—Si estás preguntando por sus padres, no están en la ciudad. Recuerda que es un CEO y por lo tanto está dirigiendo todo solo, sin ayuda más allá que sus propios empleados, así que la respuesta es sí, sin contar a los sirvientes y jardineros que también viven aquí —respondió, con un tono cálido que me envolvió.

—¿Sabes por qué se quiere casar conmigo?

—Oh, querida. Lamento decirte que esa información es confidencial y lo mejor será que le preguntes a él mismo —dijo, risueña.

—Es que no me responde algo válido y coherente. No entiendo por qué habiendo tantas mujeres en el mundo, me escogió a mí. ¿Sabe usted lo impactante e irreal que es para mí saber que el CEO más poderoso me quiere para él? —cuestioné, casi con la voz ahogada.

—Lo único que puedo decirle es que no sea malagradecida y aproveche esta vida que le están regalando, señorita —replicó, tratando de regalarme una sonrisa.

Al parecer la hice enojar con mis quejas y dudas porque se vio muy forzada.

—De acuerdo... Lamento quitarle su tiempo —Me levanté.

—Lo mejor será que se tome esta noche para pensar bien las cosas. Si yo estuviera en su lugar, aceptaría sin dudar casarme con el señorito Jax —comentó, con una mirada pícara.

Se levantó del mueble, dispuesta a dirigirse a la puerta. Hice lo mismo y sujeté la madera, mientras ella cruzaba el otro lado.

—Ya entendí —refunfuñé.

Salvada por el CEO [COMPLETA] Where stories live. Discover now