Capítulo 53: enfrentamiento

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—¿H-hablar? Claro, Oriana, con gusto hablamos —respondió mamá, con la voz temblorosa.

—Bueno, nosotros las dejaremos solas para que resuelvan las cosas —insinuó Jax, levantándose y haciéndole señas a mi hermanastro—. Suerte —Me besó la mejilla.

Le dediqué una sonrisa forzada porque mi mandíbula estaba tensa. Con mi mano le indiqué a mamá que se sentara frente a mí, ella hizo caso sin reproches, aunque se veía confundida.

—¿Ya tomaste una decisión? Porque al parecer se llevan bien con Zack —comentó, mirando cómo Jax le montaba el brazo en el hombro al más pequeño, llevándoselo.

—De hecho, sí. Pero no es la que esperabas —afirmé, apoyándome en la mesa.

—Oriana, te dije que lo pensaras bien. Soy tu madre y deberías de tener un poquito de compasión conmigo ¿O acaso no planeas perdonarme nunca? —habló, con el entrecejo contraído.

—Puede que te perdone, pero eso no significa que quiera volver a tener la relación madre e hija que alguna vez tuvimos. Eso sucedió hace muchos años, yo era una niña así que a penas lo recuerdo —repliqué, apretando los labios.

—¿Me vas a dejar de lado ahora? —inquirió, preocupada.

—Tú no dudaste en hacerlo, ¿o sí, madre? Porque recuerdo perfectamente que te fuiste diciéndome que volverías en unos días —mascullé, con un nudo en la garganta—. Y jamás volviste. Te esperé durante los primeros meses. Cada día me sentaba frente a la puerta, esperando tu regreso ¡Y nunca volviste! —exclamé, alzando más la voz—. Papá fue el que me hizo entender que te habías ido para siempre...

—Oriana... Yo no... —balbuceó.

—Él me contó que te habías ido con otro hombre. Eso fue cuando tenía ocho, mamá, yo no entendía muy bien lo que significaba eso... —confesé, aferrando mis dedos en mi pecho.

—Hija... Escúchame —titubeó, estirando la mano hacia mí, pero la rechacé.

—Escúchame tú a mí —ordené—. Lloré por días, anhelando tu regreso. Tuve esperanza hasta que pasaron los años y me di cuenta que nunca nos quisiste. Lo que más me dolió fue haber visto la lucha interna que tenía mi padre por tener que cuidar de mí... Él hizo todo lo posible para mostrarse alegre para que yo estuviera bien, a pesar de que en el fondo estaba destrozado por dentro —añadí, cabizbaja.

—Tu padre es un buen hombre... —expresó, casi en un susurro.

—¿Entonces por qué lo dejaste? —cuestioné—. No me digas más mentiras, mamá.

—Oriana... Entiéndeme, yo era muy joven y no sabía bien lo que hacía. Quería disfrutar de mi juventud, pero al poco tiempo me di cuenta que hice mal en dejar a mi familia... Ya el daño estaba hecho y me daba vergüenza regresar con ustedes —comentó, sus manos temblaban sobre la mesa.

Mis ojos se centraron en ella y mi boca se arrugó porque no podía creerle. Me costaba decirle a mi mente que sus palabra podían ser ciertas.

No iba a comentarle lo que me dijo Zack sobre sus planes, no quería meterlo en problemas así que opté por rechazarla a mi manera.

—Lo siento, mamá, pero tuve una vida feliz gracias a papá. No me hiciste falta, así que ya no intentes reconstruir lo que destruiste hace muchos años —respondí, decidida—. Mejor encárgate en proporcionarle una buena educación a Zack.

—Pero, tú también eres mi hija... ¿No me darás nada de lo que obtengas? —preguntó, en un tono ahogado.

Esa fue la gota que derramó el vaso. Se cubrió la boca con sus manos al darse cuenta que había soltado algo que no venía al caso. Ahí fue cuando me di cuenta de que Zack no me estaba mintiendo.

Salvada por el CEO [COMPLETA] Where stories live. Discover now