Capítulo 15: El peor recuerdo

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Los recuerdos me erizaron cada vello de mi piel, sobre todo en mis brazos:

***

—¿Me necesitaba para algo importante, señor Richard? —pregunté en cuanto llegué a su oficina.

—Pasa, pasa, querida, ya te he dicho que te dejes de formalidades conmigo. Puedes llamarme Richard —acató.

El hombre hizo un ademán para que me acercara, lo hice con una postura firme y sin miedo, pensé que me necesitaba para ayudarlo a entregar unos documentos al ver que tenía varias carpetas sobre su escritorio. Pero, el rubio tomó la botella de vino que tenía en el estante para caminar a paso lento hasta el vaso de vidrio que reposaba sobre la madera.

Me quedé hipnotizada, viendo cómo el liquido caía con lentitud.

—Verás, últimamente he querido que hagas algo... Pero no encuentro el momento exacto para decirlo —Terminó de servir y devolvió la botella a su lugar.

Su expresión juguetona y maliciosa empezó a darme mala espina. Fruncí el ceño con curiosidad por saber lo que tramaba, estaba segura que no era nada bueno.

—Puede decirme, sabe que haré lo que me pida.

—Es que... Oriana —titubeó.

Bebió un sorbo de vino antes de dirigirse a mi posición. Se acercó lo suficiente como para ponerme en estado de alerta. Sus ojos azulados penetraban cada parte de mi ser con intenciones que aborrecía.

—Disculpe, pero está muy cerca —dije en cuanto mis palmas quedaron en su pecho.

Evitaba mirarlo a los ojos porque sabía que nuestras respiraciones chocarían, pero él me tomó del mentón de mala gana, como si fuera una bestia salvaje que mostraba sus más oscuras y filosas garras con la intención de hacerme daño.

—Eres una belleza, Oriana. Estoy fascinado desde hace mucho tiempo contigo, deseo cada parte de tu cuerpo con desespero, no sabes cuánto he anhelado este momento —murmuró, cerca de mis labios. Ahí me aterroricé y abrí los ojos estupefacta—. Sé que también sientes lo mismo, piénsalo, este puede ser un secreto entre tú y yo. Prometo que aumentaré tu sueldo y te daré todo lo que desees, a cambio tendrás que entregarte a mí cuando yo quiera —concluyó, besando mi mejilla.

Estuve forcejeando con él entre sus brazos, era más fuerte por lo que me costó bastante, cada movimiento que hacía era en vano. Sus palabras me dejaron en shock y provocó una repulsión tan grande en mí que sentí una arcada en la garganta y una presión en el estómago, unas náuseas me invadieron porque ese hombre me quería tocar sin mi consentimiento.

—Suéltame —exigí, con odio.

Jamás me imaginé que el hombre que más admiraba me haría una cosa así de grave.

—No, Oriana. Piensa bien las cosas, te estoy dando una oportunidad increíble de tenerlo todo —respondió—. Solo tienes que ser mía.

Se impuso tanto ante mí que retrocedí lo suficiente con él siguiéndome hasta chocar contra la pared y quedarme sin salida.

Su simple aliento lleno de alcohol me daba repelús y ganas de apuñalarlo con cualquier arma filosa porque me estaba haciendo un daño emocional increíble.

Era la primera vez que me sentía tan vulnerable y pisoteada por un hombre. Richard tomó mis mejillas entre sus manos, apretujándolas lo suficiente como para lograr que nuestros ojos se conectaran, pero él cerró los suyos dándome a entender que iba a hacerme suya a la fuerza.

Salvada por el CEO [COMPLETA] Where stories live. Discover now