Capítulo 36: Mi Padre

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—Me alegra saber que pronto formarás tu propia familia, Oriana —habló papá, bebiendo un sorbo de jugo.

Estábamos en el patio de la mansión, Jax tuvo que irse a trabajar y yo tenía mi otro día libre, me daba la oportunidad de pasar tiempo con mi padre antes de que regresara la ciudad vecina porque él también tenía un trabajo estable el cual debía mantener.

El patio era pequeño, pero había una piscina en medio que facilitaba esa vista maravillosa, junto a las plantas decorativas que adornaban los alrededores. Nosotros estábamos sentados en una mesa con sombrilla ya que el sol envolvía toda la zona.

—De hecho, nunca me imaginé casada, siento que será algo nuevo para mí —respondí, moviendo la pajilla de mi vaso.

—Espero que ese Jax no rompa su promesa y te trate como la princesa que eres. No soportaré ver tus lágrimas por un hombre —masculló, estirando su mano sobre la mesa.

La tomé, dedicándole una tierna sonrisa por sus palabra. Él solo se preocupaba por mí.

—Gracias, papá, pero no creo que Jax sea como mamá, así que no te preocupes por eso. Sabes que sería un desastre que todo el mundo se entere que el poderoso Jax Brown engañó a su esposa, digo; siempre será el ojo de las noticias por ser un hombre importante ¿Comprendes? —resoplé, comprimiendo la sonrisa—. Creo que no sé ni cómo explicarme. Pero en cierta parte, cualquier movimiento en falso puede perjudicar a los famosos... Así le pasó a mi ex jefe.

Miré el centro de la mesa, pensando en todos los años que estuve trabajando para Richard, hasta olvidé la admiración que le tenía después de conocer sus verdaderas intenciones conmigo.

—Nunca me contaste ¿Por qué cambiaste de trabajo repentinamente? Si me decías que te iba muy bien —cuestionó mi viejo, echándose hacia atrás en la silla.

—Ay, papá, es una larga historia. En resumen, Richard es el villano ahora —confesé, arrugando la boca.

—Ves lo que te digo, a veces las personas en las que más confiamos o admiramos, son las que nos terminan haciendo daño —alegó, mirándome fijo.

—Señor, señorita —La voz de Teresa nos interrumpió—. Vengo a traerles una merienda, cortesía de Jax hacia el señor Rafael —añadió.

Se abrió paso en la mesa y colocó una bandeja de hierro en donde habían varios sándwiches y dos pequeños cuencos con ensalada de frutas, junto a su respectivo tenedor. Teresa juntó sus manos, mirándonos con una sonrisa de ojos cerrados.

—Muchas gracias, querida. ¿No te gustaría acompañarnos? —sugirió papá—. Digo, no acostumbro a que me traigan la comida sin yo pedirla, esto es algo nuevo y me hace sentir un poco mal.

—Oh, no se preocupe, es mi trabajo y me pagan por hacer esto —comentó la mujer, sacudiendo su delantal.

—Vamos, Teresa, siempre me rechazas —pedí, haciendo un puchero.

—Lo siento, señorita. Si gusta podemos quedar en mi día libre, pero ahorita tengo que estar pendiente de la ropa que dejé dentro de la lavadora —recordó, risueña y finalizando con un: ups.

—Que lástima, se nota que eres muy dedicada en lo que haces —alegó papá, mirándola con una sonrisa...

Me pareció un poco extraño ese gesto, ambos debían de rondar la misma edad y no dudaba en que a papá pudiera interesarle, o tal vez solo eran ideas mías en emparejarlo con alguien como lo había hecho desde que tenía memoria.

Suspiré.

—Gracias por decirlo —Hizo una reverencia—. Ahora me retiro. Que tenga buen provecho.

Salvada por el CEO [COMPLETA] Место, где живут истории. Откройте их для себя