Capítulo 58: El Gran Día

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Estaba nerviosa, aunque supuse que eso le pasaba a todas cuando se iban a casar ya que se trataba de un momento importante en mi vida en donde me uniría legalmente a Jax.

Él se había ido desde bien temprano en compañía de Pablo para terminar los preparativos, en ningún momento me dejaron participar, a menos que fueran en cosas mínimas como la decoración del lugar

Por lo menos ya sabía que sería en un terreno alquilado por Jax que se trataba de un jardín adecuado para la ocasión. Estaba en mi habitación, hasta mi padre ya había llegado y entró todo nervioso, caminando de un lado a otro y mordiéndose la uña.

—¿Dónde está tu dama de honor? Se supone que tiene que ayudar a arreglarte —indicó, nervioso—. No tienes ni el maquillaje, ni el peinado, nada. Y faltan cuatro horas para la ceremonia.

—Cálmate, papá, ella ya viene en camino, me mandó un mensaje. Igual es rápida con eso —respondí, sonriendo.

—Es que hoy es un día muy importante para ti, hija —alegó, acercándose para tomar mi mano—. Voy a llorar cuando te esté llevando hacia el altar. Saber que mi pequeña niña ya es toda una mujer, me da cierta nostalgia —acarició mis palmas.

—Ay... Papá, no te pongas sentimental o me harás llorar también —bromeé.

—Sé que no lo harás, eres tan dura como una roca. A veces dudo en que seas mi hija —Arrugó la boca, en tono burlón.

—Que cruel eres —reí—. Por cierto... Zack también viene en camino... Irá con nosotros en el auto —avisé, jugando con sus dedos.

—¿Tu hermano? Bueno, no te preocupes que no le tengo ningún tipo de rencor a él, no tuvo la culpa. Aunque deberías haber invitado también a tu madre... —sugirió, con el ceño fruncido.

—No, papá. Olvidé mencionarte que esa ambiciosa solo quería acercarse a mí por el dinero de Jax —bufé, cruzándome de brazos—. Por un milisegundo llegué a pensar que lo hacía con buenas intenciones, que de verdad quería empezar de nuevo la relación que arruinó con su hija.

—Oye... Tal vez tu madre aún no ha entendido lo valiosa que eres como persona, pero yo lo sé, y estoy seguro de que tu hermanastro lo sabe, por eso quiere estar presente en tu vida —me animó, colocando una mano en mi hombro.

—Por lo menos se ve que es sincero y no sacó la personalidad de mamá —agradecí, rodando los ojos—. Fue lo único bueno que ella me trajo.

—Bueno, no hablemos más del tema y llama de una vez a esa tal Zoe para que se apure —ordenó papá, señalando mi celular—. ¿Y quién nos va a llevar? Si tengo entendido que Jax te esperará de una vez en el altar junto a su madre.

—Ah, nos llevará Jayce, es un colega y amigo de nosotros —aclaré

—¿Puedo pasar? —Una voz familiar habló.

Me giré en dirección a la puerta que estaba abierta y Zack apoyó parte de su brazo en la pared para inclinarse de lado, a medida que tocaba la madera y nos veía con una curva insegura en sus labios.

—Zack, claro, pasa. Te presento a mi padre —dije, al ver que ninguno de los dos hablaba.

—Mucho gusto, Zack soy Rafael —Papá se levantó para estrechar su mano en forma de saludo—. Espero que no busques causarle problemas a Oriana.

—Oh, no, señor. No se preocupe que es lo menos que quiero hacer —Negó con la cabeza—. La admiro porque siempre quería tener una hermana mayor, y resulta que sí la tengo —me sonrió.

—¿Mamá no te dijo nada? —le pregunté, apretando los labios.

—Sí... Quería hablarte sobre eso. Me mandó a decirte que te desea un feliz matrimonio y que ojalá la perdones algún día, que no volverá a intentar acercase a ti, pero desea con todo su corazón conocer a su futuro nieto o nieta cuando lo tengas, así sea verlo una sola vez... —expresó, cabizbajo y moviendo su pie con lentitud.

Salvada por el CEO [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora