XI. Torres de papel

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- "¿Está usted de acuerdo con todas las condiciones que se estipulan en el contrato Ms. Kloss?"- la voz de la mujer sacó de su pensamiento a la modelo. Haciéndola regresar a su presente, a esta maldita sala de juntas en un restaurante, rodeada de extraño examinando documentos, firmas y fichas. Haciéndola salir de su pensamiento para ver a los ojos azules de aquella chica rubia, alta y linda que estaba sentada frente a ella.

"¿Cómo pude haber llegado hasta aquí?- pensó la modelo.

Después de haber conocido a Lauren en Miami, Karlie extrañamente se vio rodeada de una paz y un estado de conciencia emocional totalmente abrumadora. La modelo se sentía como desde hace mucho tiempo no lo hacía; se sentía libre, se sentía tranquila, llena de este bienestar intangible pero que rodearon sus siguientes días, inclusive cuando se marchó de Miami. Fue como si Lauren hubiera hecho contacto con aquella Karlie Elizabeth adolescente, con aquella chica que desde hace mucho tiempo no se encontraba ella misma; con aquella chica con la que bailó como loca estando casi al frente del escenario de un festival musical indie-rock alternativo; con aquella chica que se hizo amiga de desconocidos sin tener otra intensión en mente; con aquella chica que hizo prometer a una extraña que la buscaría nuevamente, simplemente porque no pudo dejarla ir así como así. Fue una sensación realmente rehabilitadora; Lauren había conseguido sacar de su estado de trance y de preocupación a la modelo que había venido arrastrando desde hace años.

Sin embargo, Karlie todo el tiempo tuvo muy presentes las palabras de Lauren. Ella le había dicho que no creía en las coincidencias, que cada persona que cruza por nuestra vida es porque tiene algo que dejar en ella, es porque tienen una razón. La modelo de inmediato trasladó esa frase a su situación actual con Taylor... sí, Taylor Swift, aquella cantante que había conocido apenas hace días pero con la cual se sentía innegablemente atraída; tan atraída que le daba un poco de miedo hablar con ella respecto al contrato, contracto que era totalmente necesario tanto para Karlie, como para su compañía, y probablemente también para Taylor. Tal vez Lauren llegó esporádicamente en ese momento a la vida de Karlie para darle algo de serenidad y tranquilidad para que la modelo pudiera hablar con Taylor. Y justamente así lo hizo.

Estando de regreso a NY, realizo un par de sesiones fotográficas que tenía previamente programadas con su agencia de modelaje, no eran anda demasiado serio ni demasiado popular. Las sesiones prácticamente eran para los portafolios profesionales de los fotógrafos en cuestión. Karlie se había hecho amiga de algunos de ellos, porque decidió acceder a las sesiones de fotos solo con la condición de recibir un par de fotos para su propio portafolio profesional.

Además de las sesiones de fotos, hizo también un chequeo general en la compañía de Karlie Kookies, desde hace tiempo que no lo hacía, y aunque tenía gente de su total confianza a cargo de la empresa, siendo ella la propietaria era su deber verificar mínimo cada seis meses que las cosas marcharan sobre ruedas. Afortunadamente Karlie Kookies estaba excelente, cada vez crecían más como empresa y las exportaciones se hacían a varios estados de la unión americana. Todo iba bien.

Con su tiempo libre la modelo también decidió ir a una tienda de decoración. A pesar de que su departamento fue totalmente diseñado a su gusto cuando ella decidió comprar el lugar; el tiempo había pasado, y Karlie sentía que su casa necesitaba un cambio. Lo primero que llamó su atención fue un juego de tres cuatros de pared, su forma era rectangular alargada verticalmente, cuya pintura formada por los tres cuadros juntos era el mar, pero este mar no era de color azul, sino era un color verde esmeralda; la playa no era de color café opaco, tenía un color café cobrizo; y el sol no era simplemente amarillo, en su lugar era dorado. De alguna forma los cuadros de dimensiones bastantes grandes le agradaron tanto a la modelo que de inmediato los compro; al igual que un par de portarretratos, algunos floreros, y masetas para las flores que suele cuidar en su jardín y demás de cosas innecesarias; pero como buena adicta a las compras, Karlie simplemente los compró.

Ilusiones AjenasWhere stories live. Discover now