XIII. Una pecera sin pez

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-"¡Dios mío!- gritó Karlie. –"¡Termina de una buena vez!

El cuerpo de la modelo estaba tenso y rígido ante las caricias de la otra persona. Y es que contrario a la creencia común, si el sexo excede en un tiempo sobrehumano su duración, el cuerpo comienza a reaccionar negativamente al respecto.

Llega un momento en el que la lubricación normal tanto de la mujer y del hombre, se agota. Y con la fricción constante de las zonas erógenas genera un cumulo de sangre en dicho lugar, lo que desencadena un calor insufrible, inflamación congestiva y por ende, dolor.

Y era justamente esta situación en la que estaba Karlie. Su centro ardía como el demonio, haciendo gemir constantemente a la modelo, para el placer de su compañero. Y no es que el chico estuviera sobre dotado con un pene con dimensiones exorbitantes; sino que ya tenían alrededor de dos horas bajo la misma situación...sin contar el juego previo. Llevaban justamente dos horas haciéndolo.

La modelo estaba cansada, no había una sola gota de energía en ella, la sensación placentera se había perdido hacia mucho. El chico estaba lastimando a Karlie y ella no sabía qué hacer.

Hasta que lo recordó.

Estando ella de espaldas sobre la cama, estiró uno de sus largos brazos hacia una mesa de noche que estaba al lado, tomó un condón nuevo. Inmediatamente el olor a látex se notó, pero esto no distrajo al hombre, quien se encontraba con la espalda recta, las piernas a los lados de las de la modelo y la cabeza hundida en su cuello; embistiendo una y otra vez a la ojiverde, con un ritmo constante, plano, sin acelerar ni disminuir. Karlie no veía indicios de que el chico terminaría pronto.

Dejaba sin alternativa a la modelo. Desenrolló el condón en su dedo índice y llevó su mano al trasero del chico. Deslizó su dedo dentro del individuo, bruscamente. ¡Por fin el hombre reaccionó! La estimulación fue lo suficientemente brutal para él, que la modelo consiguió que se viniera.

Y es que es raro, pero es cierto: los hombres cuyas relaciones sexuales duran demasiado por lo general buscan sólo aumentar su ego, "su hombría" es por eso que no eyaculan. Pero al momento de ver amenazada su hombría, por ejemplo introduciendo un dedo por su esfínter, la eyaculación llega casi por arte de magia. Ese fue un dato que llegó con la experiencia de Karlie. Anteriormente había tenido un cliente con la misma situación, pero aquella vez el hombre no terminó, quedando insatisfecho él, y dejando lastimada a la modelo, dejándola insatisfecha a ella. Cuando comentó la situación con Adriana, quien hasta cierto punto era como su guía y mentora, ella le comentó esta nueva técnica para hacerlos terminar.

El chico terminó, salió de dentro de la modelo y esta se dirigió al baño. Tomó una ducha rápida, al salir buscó en el botiquín detrás del espejo de lavamanos un analgésico y algo para la inflamación. No era nada que dichas pastillas no pudieran solucionar en cuestión de minutos. Se vistió, salió y se despidió con un beso en la mejilla del chico, quien estaba tirado en la cama aun desnudo, diciendo que había sido uno de los mejores que había tenido en años, en fin, las mismas mentiras que decía siempre para aumentar el ego de sus clientes, y al mismo tiempo aumentar los ceros en su cuenta de banco.

La hermosa rubia salió de la habitación de hotel y tomo un taxi para llegar a la reservación que previamente había hecho en un nuevo hotel. No sin antes pedirle al conductor que tomara en camino largo. Y es que ¡¿quién se puede resistir a las calles de Paris?! ¡Ah, porque el chico con quien acababa de tener sexo era el hijo del embajador de Estados Unidos en Francia! Su tercer cliente pendiente.

Y es que desde la última vez que vio a Taylor, había pasado tres semanas más. Y Karlie prácticamente se había dedicado a cazar a sus cuatro clientes restantes para estar en condiciones de iniciar el contrato. Y es que el departamento que había conseguido la cantante fue el empujón que la ojiverde necesitaba para apaciguar sus dudas de una vez.

Ilusiones AjenasWhere stories live. Discover now