Encuentros, momentos y más encuentros

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Nuevo capítulo

-Brad –repitió la chica nuevamente, pero esta vez segura de que era él –Ha pasado tiempo desde la última vez que te vi

-Sí, es cierto –le dijo el muchacho aun anonadado por la presencia de ella –Han pasado cuatro meses

Amelia solo los observaba. No sabía quién era, pero estaba claro que Bradley no esperaba verla. Reparó en cómo era la chica. Y era extraordinariamente hermosa. Tenía una melena por debajo del mentón rubia con un flequillo que hacía que resaltaran sus grandes y bellos ojos verdes con aquellas largas y onduladas pestañas. Vestía una chaqueta apretada y skinny jeans azules que la hacían ver aún más regia de lo que era. Pero hubo otro detalle que llamó la atención de Amelia, y fue que también llevaba una cámara. Deben conocerse por el trabajo pensó ella.

-Te ves bien –le dijo Livi. Él no respondió. Miró a la chica que llevaba de la mano -¿Y quién es tu amiga?, ¿No vas a presentármela?

-¿Qué quieres? –Bradley fue directo al grano. Estaba nervioso. Livi lo ponía nervioso. Sostenía la mano de Amelia con tanta fuerza que sabía que ella posaría su otra mano sobre él para relajarlo

-Solo quiero saludarte, saber cómo estás. Hace tiempo que no te veía. Creo que te echaba de menos –su expresión reflejaba distintas emociones. Miedo, ¿tristeza quizás?

-¿En serio?, ¿después de cuatro meses?, ¿después de todo lo que hiciste tienes el descaro de decirme que me extrañas? –en este punto ya estaba gritando

Amelia tenía miedo. Nunca lo había visto así. Le soltó la mano y rodeó la cintura de Bradley con sus brazos para que no siguiera. Ya había gente observándolos y eso provocó que ahora ella se pusiera nerviosa. Pero fue en vano. Él siguió.

-¿Crees que caeré en toda esta mierda de nuevo? –esa fue la gota que derramó el vaso

-Bradley, vámonos –le dijo con los ojos cerrados tratando de no derramar lágrimas aunque ya estaban en sus mejillas –por favor

-Diablos, Brad, no tienes por qué tratarme así –siguió Livi

-Por favor, vámonos

-Ni siquiera tienes derecho de cruzarte en mi camino –eso fue lo último. Fue también en ese momento en que se dio cuenta que Amelia lloraba detrás de él con sus brazos amarrados a su torso

De la rabia que sentía hace tres segundos atrás pasó a sentirse totalmente destrozado. Ver a Amelia en ese estado le hiso recordar a la noche, cuando estaba llorando por la tormenta. Sin pensarlo dos veces la abrazó y comenzó a susurrarle que no siguiera llorando, que ya había pasado y que lamentaba que lo viera así.

Amelia se asomó por sobre el hombro de Bradley para ver si la chica, Livi, se había marchado. Y agradeció a todos los dioses existentes del mundo y el universo al notar que no estaba. Por lo menos así su amigo no se alteraría.

-¿Quieres que te vaya a dejar a tu departamento? –le preguntó Bradley al verla un poco más tranquila. Ella asintió

Salieron del lugar. Amelia trataba de cubrirse sus ojos hinchados y mejillas rojas con la manga del chaleco y su cabello, pero era inútil, así que al cabo de varios metros caminados, decidió bajar el brazo. Bradley aun sostenía su mano. Y a ella le agradaba.

En el metro no hablaron. Durante el camino al departamento de Amelia tampoco. Seguían de la mano, pero no emitían sonido alguno por sus bocas.

Cuando llegaron, Amelia abrió la puerta y se quedó junto a ella mirando a su amigo. No sabía si querría pasar o no. A lo mejor seguía algo tenso y enojado por aquel encuentro. Su duda fue respondida.

-Creo que te debo una explicación por lo ocurrido con... -no quería siquiera pronunciar su nombre –Esa chica

-Si no quieres, entenderé –le dijo comprensivamente –Si te hace sentir enojado, es mejor que quede así

-No quiero que temas de mi –se apresuró a decir –Por favor. Me sentiré terrible

-Sé que no eres así –para tranquilizarlo aún más, tomó su mano y lo hiso pasar, cerrando la puerta detrás –Pero puedo ver que ella te hiso daño y aun te duele recordarlo. No quiero que hagas memoria de algo que hiso sentir así. Ya están en el pasado. Es mejor que siga quedando ahí

-Dios, ¿Por qué eres tan perfecta? –no pretendía decirlo en voz alta, pero ya era demasiado tarde. Sentía el calor en sus mejillas

Ella se limitó a sonreírle y abrazarlo. No esperaba esas palabras, pero como se había puesto rojo supuso que no quería un comentario sobre ello. Lo invitó a tomar once ya que ambos tenían hambre. Bebieron té caliente y pan en la tostadora con mermelada.

Conversaron de las cosas que habían hecho durante el día (omitiendo la salida, por supuesto). Luego, se fueron al living y Amelia le prestó su computadora a Bradley para que pudiera mandar las fotos a la agencia. También aprovechó de dejar las fotos que se habían tomado en una carpeta, lo que ella agradeció.

-¿Mañana vas a trabajar a la pastelería? –le preguntó Bradley

-Sí. ¿Vas a ir? –no le sentaba mal que fuera a verla

-Sí. Sobre todo si haces algo nuevo para poder fotografiarlo –le dijo levantando la cámara

-Estaba pensando en hacer galletas con algún diseño divertido. Espero que salgan bien

Las galletas fue tema divertido, ya que no se dieron ni cuenta de cómo pasaba el tiempo mientras hablaban de eso. Eran las diez cuando Bradley se retiró.

A pesar de todo lo ocurrido durante ese lapso de tiempo antes de salir de la Comic Con, las cosas habían salido bien. Ella no estaba asustada ni llorando y Bradley ya no estaba enojado, enfurecido, como sea que estuviese en aquellos minutos.

Se lavó los dientes y se puso pijama. Estaba lista para acomodarse y ponerse a dormir, pero fue interrumpida por el pitido del teléfono. Era la señal de mensajes.

-¿Quién puede ser tan desubicado? –decía mientras recogía el aparto

Gracias por ser una de las personas más especiales en este momento para mí. Bradley xx

Creo que el mensaje ya no era tan desubicado. Al contrario. Aquel texto hiso que durmiera con una sonrisa genuina en su rostro. Y no solo fue eso.

Sino que duró todo el día siguiente. Las galletas salieron hermosas y no podía esperar a que Bradley las viera y les tomara todas las fotos que quisiera.

Pero cuando sacó las galletas a la vitrina se encontró con alguien que no deseaba ver.

Polaroid de un pastel (The Vamps)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora