Una noticia inesperada

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NUEVO CAPITULO!!

Después de un muy entretenido fin de semana el día lunes volvió a llegar. Y como buen primer día de una nueva jornada de trabajo la pastelería estaba llena.

Durante todas las horas de trabajo llegaban personas a comprar café recién hecho junto con galletas o pasteles para acompañar. Alguno lo bebían dentro del lugar, otros lo ordenaban para llevar. Bianca junto con otro chico llamado Paul trabajaban a máxima velocidad para que ningún cliente se disgustara. En la cocina, Amelia trabajaba en la decoración de todo lo que llegaba a sus manos, mientras los otros, más bien dos personas, hacían las masas y las ponían al horno.

Cuando se acercaba el medio día se despejó un poco el lugar. Pensaron que no llegarían más personas hasta la tarde ya que ahí no vendían almuerzo. Pero hablaron antes de tiempo. Eran la una y quince y nuevamente se abarrotó de gente.

-¿De dónde diablos salió tanta gente el día de hoy? –se quejó Bianca al entrar a la cocina y entregar el pedido de una torta para mañana

-Está caótico allá afuera –le respondió Amelia terminando de poner glaseado sobre unas galletas con líneas de colores

-No tienes ni idea –estaba cansada y aún quedaba toda la tarde –la señora especificó que quería que fuera decorada completamente con fruta. Y es para mañana en la tarde

Amelia asintió y Bianca se retiró para seguir atendiendo clientes. La hora de almuerzo dio paso a una tarde mucho peor. Amelia no hallaba la hora de salir y poder irse a su casa a echarse a su cama y no abrir los ojos hasta mañana. A las cinco acababa su turno y era las tres y media. Solo una hora y media más antes de poder irse.

No obstante, con tantas cosas que hacer esa hora y media pasó como si nada. Claro que ella no lo había notado. No fue hasta que Bianca entró a la cocina de nuevo.

-Tu novio te espera afuera –le dijo

Eso fue suficiente para que una sonrisa se apoderada de su rostro cansado. Terminó de poner unos cupcakes en una caja y se fue a arreglar. Al entrar al baño se miró al espejo. Recordó el momento en que había quedado algo de harina en su cabello y Bradley se la había quitado. Se veía tan lejano cuando en realidad no fue hace tanto. Salió con su bolso cruzado y su abrigo en un brazo.

Y ahí estaba él. Esperándola al igual que otras veces.

Estaba apoyado contra el mesón junto a la caja registradora. Revisaba las fotos de su cámara mientras la esperaba.

Con la sonrisa aun en el rostro se acercó a él y lo abrazó por detrás.

-Sorpresa –le dijo cuando el chico se dio vuelta. Le devolvió la misma sonrisa carismática. La misma que la primera vez la ponía tan nerviosa

Le dio un tierno beso en la mejilla y tomó su mano. Salieron a la calle y Amelia sintió rápidamente el frio entrar en su cuerpo. Como el lugar estaba lleno hacia bastante calor. Bradley la ayudó a ponerse el abrigo y siguieron caminando.

-¿A dónde vamos? –le preguntó la chica

-¿Te gustan las papas fritas y la pizza? –a quién no le gustaba. Ella le dijo que sí –Entonces te va a gustar mucho este lugar. Hacen las mejores pizzas del mundo. Excepto una que comas en Italia o Chicago. Con esas no se puede discutir, pero prometo que estas te gustarán mucho

El lugar quedaba a tres calles dirección sur. Mientras caminaban iban conversando sobre las cosas que habían hecho durante el día. Amelia le contó el sin fin de personas que llegaron hoy a la pastelería y la torta que tenía que hacer para mañana. Bradley le preguntó si podría fotografiarla antes de que la entregara y ella le dijo que no había problema. Él le dijo que había recibido una oferta de trabajo que le había llamado bastante la atención.

-Me alegro mucho por ti –le dijo abrazándolo

-Es muy buena, pero quiero hablar contigo primero –estaba serio

Amelia no sabía si debía preocuparse o no. Bradley tampoco mencionó otra cosa así que supuso que todo estaba bien. Además ¿Qué tan terrible podía ser una oferta de trabajo si sonaba bien?

Llegaron al lugar. Al abrir la puerta salió de inmediato un delicioso aroma a queso caliente y aceitunas junto con el de papas fritas recién hechas. Si la comida sabía tan bien como olía serían aún mejor.

Había harta gente. ¿Era el día de salir a comer afuera o qué? A pesar de eso encontraron una mesa en donde se quitaron sus abrigos y se sentaron. Ordenaron pizza con aceitunas, jamón, carne, pimentón y choclo. También dos porciones grandes de papas fritas mientras esperaban a que llegara la pizza.

-¿Y de qué se trataba la oferta de trabajo? –le preguntó Amelia. Tenía curiosidad de saber ya que le había dicho que quería hablarlo con ella

-Me ofrecieron un trabajo como fotógrafo de una revista de Nueva York

La chica se congeló por completo. Un trabajo en Nueva York. En el otro continente.

-Aun no les he dado mi respuesta. Les dije que necesitaba pensarlo primero, es por eso que quería hablarlo contigo

-Es una gran oportunidad, Bradley, deberías aceptar –le dijo ella con la mejor sonrisa que pudo

-Pero no quiero dejarte –le tomó la mano –eres parte de mi vida ahora, una parte muy importante y no quiero dejarte

-Tú también lo eres para mí. Probablemente la persona más importante por siempre, pero no dejaré que rechaces una oportunidad así. Menos por mí

Amelia lo miraba directamente a los ojos para que entendiera que lo decía en serio. No estaba jugando con él

-Ven conmigo –le dijo Bradley después de un silencio entre ambos

-¿Qué?

-Ven conmigo a Nueva York


Polaroid de un pastel (The Vamps)Where stories live. Discover now