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Martin entró en su habitación y dejó la mochila que traía de clase. Se sentó en la cama y miró hacia a la pared mientras su cabeza era un hervidero. Por desgracia Kiki ni siquiera estaba en el piso y al darse cuenta se arrepintió de no haberte dicho a Ruslana que subiese con él un momento, ¿pero qué excusa le habría puesto a Bea si dejarse en evidencia?

Suspiró pesadamente, lo cierto es que le apetecía volver a ver a sus vecinos, a excepción de uno claro está. Cada vez que recordaba su huida como si él y Juanjo hubiesen hecho algo malo se ponía enfermo, no había esperado eso y en cierto modo verle tan avergonzado le removió recuerdos del pasado que pensaba que ya tenía más que enterrados. Al parecer se había autoengañado con eso. Su ex, Hugo, siempre le trataba igual un día le daba el 100% y era la persona más feliz del mundo y al día siguiente si le veía por la calle con sus amigos ni le saludaba. Pensaba que simplemente había tenido mala suerte con ese chico que le había partido el corazón y que no supo pararlo a tiempo, pero al ver que Juanjo reaccionaba en cierto modo igual que había hecho Hugo en tantas ocasiones se preocupó bastante, ¿acaso tenía en su cara un cartel neón que ponía que le podían tratar así? Obviamente no.

Esa misma mañana había intentado buscar las diferencias entre el comportamiento de Juanjo y el de Hugo. La principal de todas ellas era que el maño era prácticamente un desconocido, mientras que el segundo había sido su pareja casi dos años. Pese a ello, no podía entender por qué salió corriendo, vale que Ruslana les había pillado durmiendo juntos y había sido un tanto incómodo, especialmente para él que aún la conocía menos que a Martin, pero eso tampoco excusaba nada. Ni que se hubiesen liado. Desde luego, si ese era un pensamiento que podría haber estado en la cabeza del chico, tras ese suceso se prometió que no volvería a aparecer.

La puerta del timbre le sacó de sus cavilaciones y pensando que era Rusli salió corriendo a abrir a su amiga. Pero al abrir la puerta se encontró con Álvaro y trató de sonreír y que no se le notase la decepción pero al parecer no funcionó tal y como esperaba.

—Yo también me alegro de verte—dijo Álvaro risueño.

—Perdón, no es eso es que pensaba que eras Rus. ¿Qué tal? ¿Qué haces aquí?

—Pues estaba preparando la cena, ya sabes precalentando el horno para las pizzas y eso cuando han aparecido Bea, Claudia y Ruslana. Y no te vas a creer que me han dicho—hizo una pausa dramática y Martin quien ya sabía por dónde iban a ir los tiros lo miró un tanto avergonzado—que no querías venir, ¿te lo puedes creer? Porque yo no.

—Es que estoy muy cansado, ha sido un día con muchas emociones y...

—Y yo que estaba haciendo tu pizza favorita solo por ti —le cortó el sevillano quien no se daba por vencido. Martin no pudo evitar reírse ante la obviedad de la mentira. —Venga solo un ratito que será divertido, te lo prometo. Y tengo ganas de escuchar como ha ido el primer día de mi vecino favorito —añadió poniendo la cara de súplica que siempre les hacía a sus amigos y que era irresistible.

En ese momento alguien carraspeó detrás de Álvaro y ambos chicos se giraron para ver quién había hecho dicho ruido.

—¿Vais a bajar de una vez o qué? La pizza se va a enfriar, si es que queda porque anda que sois lentos—y ahí estaba esa persona a la que Martin quería evitar a toda costa en todo su esplendor.

Juanjo solo había escuchado la última frase de Álvaro y había entendido porque tardaban tanto en bajar.

Vaya con estos dos, no pierden el tiempo. Y yo como gilipollas pensando que no iba a bajar porque le daba vergüenza verme—se dijo para sus adentros enfadado al ver la escenita. Anda que era tonto.

Álvaro miró a Martin aun sonriendo y este se volvió hacia el maño para observar su cara de frustración. Si quería cambiar los patrones que habían marcado el sufrimiento anterior, tenía que empezar cambiando su forma de actuar. El Martin de hace unos meses se habría quedado en el piso, aunque le apeteciese seguir hablando con Rusli y conocer más a Bea y Álvaro solo por el comportamiento de Juanjo, pero el nuevo Martin iría, se lo pasaría genial y se la dudaría lo que pensase el maño. Así que miró de nuevo a Álvaro esbozando una sonrisa real y asintió.

Dale Miénteme - JuantinOnde histórias criam vida. Descubra agora