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En cuanto Martin desapareció del jardín, Juanjo sintió un vacío en el pecho y terror. No quería mirar a Irene, no se atrevía, ninguno de los dos había dicho nada más pero de un momento a otro Juanjo sintió los brazos de su amiga rodearle fuertemente, la chica fue acariciándole lentamente la espalda mientras su amigo lloraba entre sus brazos. Ninguno de los dos dijo nada hasta que Juanjo se calmó, podrían haber pasado horas, así lo sintió él aunque tan solo habían pasado diez minutos.

—¿Estás mejor?—le preguntó con duda en su voz, cosa que creó que Juanjo se sintiese rechazado por su amiga, ¿acaso lo que acababa de presenciar le había chocado tanto que ya no sabía cómo dirigirse a su amigo? Esa y muchas otras dudas más atormentaban la cabeza de Juanjo, y sin embargo se obligó a asentir ante su pregunta.

—Bien—contestó ella un poco incomoda por la situación que se había generado. Buscaba palabras para decirle, pero no sabía qué podía ayudar a Juanjo en este momento. Lo que más deseaba era que el chico se abriese con ella, que le contase todo lo que quisiera, porque no quería presionarle.

El silencio era tenso por ambas partes y Juanjo se sintió con la necesidad de llenarlo con palabras, si bien no sabía que decir.

—Irene yo... —pensó en miles de cosas pero no tenía ni idea de qué decirle exactamente por lo que optó por la opción más sencilla—por favor no se lo digas a los demás...

—Juanjo amor, nunca haría eso. Entiendo que no estés preparado y siento que me haya tenido que enterar de esta manera. No hace falta que me cuentes nada, hazlo cuando estés preparado pero solo quiero que sepas que te voy a apoyar en todo y estoy segura de que el resto también lo hará.

Juanjo se quedó atónito ante las palabras de su amiga, sus ojos se volvieron acuosos de nuevo y la volvió a abrazar lleno de emoción. De pronto, todo el miedo que había sentido al escuchar su voz mientras besaba a Martin se desvaneció de un plumazo.

—Bueno... Ya que te has enterado... La verdad es que esto es muy nuevo para mí lo creas o no por eso no os había contado nada. Nunca me había fijado en un chico hasta que conocí a Martin, però cuando lo hice intenté negarlo por activa y por pasiva hasta que llegó un punto en el que dejó de ser sostenible y me obligué a aceptarlo. Solo lo saben los de Madrid porque bueno somos todos vecinos y era un poco complicado de esconderlo—dijo el maño soltando una risa nerviosa mientras jugueteaba con sus manos— estaba acojonado y bueno en parte aún lo sigo estando pero es que luego le veo y... Uf se me pasa todos los males Irene. No entiendo cómo alguien me puede gustar tanto.

—Ay mi Juanjo está enamorado que bonito por favor—dijo su amiga llevándose las manos a la cara y mirándole con mucho amor.

—Bueno no te flipes Irene, no es que estemos saliendo ni nada de eso. Me gusta sí, pero ya está.

—Siempre cagando los momentos
bonitos, ¡ay que ver!—añadió riendo—Fuera bromas, me alegro mucho por ti Juanjo, por qué te estés descubriendo y queriéndote a ti mismo y porque hayas encontrado a alguien que te haga feliz digas lo que digas.

—La verdad que ya sabes cómo soy. Para nada cursi, no sabes la de veces que me he burlado de Álvaro por encoñarse de chicos y ser moñas y ahora... Va y me pasa esto, pero no puedo controlarlo, más allá de darme cuenta de que soy bisexual... Estoy descubriendo una faceta mía completamente nueva, una que me da mucha vergüenza admitir que tengo.

—Juanjo el del corazón de hielo. No te preocupes todos tenemos una parte cursi dentro, solo que la mostramos con las personas adecuadas. A ver cuándo me bajo a Madrid y quedamos los tres, quiero conocerle bien, asegurarme de que se porta bien contigo.

Juanjo rio ante la repentina sobreprotección de Irene hacia su persona y negó con la cabeza divertido.

—Ni de coña, a saber que le dices y como le asustes me muero. Además, Martin es más bueno que el pan... Yo... Yo la he cagado más veces de las que me gustaría, pero ya te contaré con más detalle en otro momento, ¿volvemos dentro? Resulta que hay una fiesta y estarán todos aburridos sin las almas de la fiesta.

Dale Miénteme - JuantinWhere stories live. Discover now