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Juanjo se encerró en su habitación y lloró. Nunca le había gustado hacerlo y siempre se reprimía y se obligaba a seguir estando feliz, eufórico pero está vez no pudo contenerse. Se sentía como la peor persona del mundo, se ahogaba solo de pensar de nuevo en las palabras de Martin, en el daño que le había hecho por lo que él había considerado una tontería. Entendería que el chico no quisiese saber nada más de él, pero entenderlo no hacía que su pecho no le doliese, no calmaba la tristeza, rabia y frustración que sentía consigo mismo al haber jodido una de las mejores cosas que le habían pasado en los últimos años.

Juanjo nunca se había sentido tan libre como con Martin, nunca se había sentido tan comprendido, tan en paz como lo hacía sentir el chico con bigote. Y sin embargo, una vez más había lo estropeado todo. Esa noche, Juanjo no volvió a salir de su cuarto y al día siguiente tampoco. No quería hablar con nadie, de hecho echó a Álvaro y Bea cada vez que le preguntaban como estaba, de modo que al final los chicos le dejaban la comida preparada en la puerta, pero Juanjo no podía probar ni un solo bocado.

Por su parte, Martin no se encontraba en mejor estado y había seguido una táctica similar con sus compañeras de piso. Se pasó toda la noche llorando mientras miraba la bolsa con los aviones de papel en ella, pero no tuvo la fuerza necesaria para enfrentarse a la realidad. Para escuchar lo que Juanjo había estado tan desesperado por decirle. Al menos esa noche.

A la mañana siguiente harto de llorar, se levantó y se dio una ducha. Después de haberlo soltado todo, decidió que no daría un paso atrás, se enfrentaría a la verdad por mucho que doliese y seguiría adelante con su vida. No se dejaría pisotear de nuevo con nadie como había hecho con Hugo. Fue por ello, que se acercó a la bolsa y sacó un avioncito de color verde, tenía el corazón en un puño. Lo cogió con las manos temblorosas y estuvo jugueteando con este entre sus dedos hasta que advirtió que llevaba el número 2 en un lateral, así que sacó el resto de la bolsa y buscó el que llevase el 1 que era uno de color azul.

Martin lo siento mucho. Sé que eso no soluciona nada pero déjame que te lo explique todo. Nada es lo que parecía, lo juro.

El vasco suspiró pesadamente, esa frase nunca era sinónimo de nada bueno, pero se obligó a seguir con el avioncito verde.

No me olvidé de que habíamos quedado, pero mi móvil murió y no me sonó la alarma. Iba a ir, me apetecía muchísimo. De hecho, estuve toda la semana nervioso esperando a que llegase el domingo.

No estaba mejorando el asunto, si tantas ganas tenía de estar con él, ¿cómo se explicaba eso? ¿y haber salido de fiesta el día de antes? Se llevó las manos agobiado a su pelo y se lo peinó hacia arriba y luego se obligó a coger el siguiente avión que está vez era morado.

Martin la chica que viste... Por dios no pienses nada turbio. Me avisó que venía a Madrid y llevaba mucho tiempo sin verla por eso salí de fiesta con ella y se quedó a dormir conmigo. Martin si me lo hubieses dejado explicar antes... Es Ilanit, mi prima joder.

Espera qué... Martin necesitó leer el puñetero papel al menos cinco veces para asegurarse de que había leído bien y no contento con ello buscó el nombre de la chica en los seguidores de Juanjo para terminar de cerciorarse y efectivamente, eran familia. Nada podría describir lo tonto que se sintió el vasco en ese momento, pero aún quedaba un ultimo avión de papel así que lo abrió para leerlo.

No soporto que estés enfadado conmigo, por favor Martin...Esto me está matando, necesitaba explicarte todo esto lío de mierda y el no haber podido hacrrlo antes mientras tu pensabas cosas que no eran me vs a hacer volverme loco... Nunca hubiese hecho eso que piensas, por favor háblame Pumuki.

Tras leer ese último mensaje el corazón de Martin se rompió en mil pedazos de nuevo. Estaba tratando de asimilar todo lo que el maño le había dicho, al parecer por eso había estado tan insistente. No para soltarle ningún tipo de excusa mal contada, sino porque todo había sido un gran malentendido de mucho cuidado. Y sin embargo, este le había dicho cosas que sabía que le iban a doler y ahora se sentía la peor persona del mundo.

Dale Miénteme - JuantinOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz