Capitulo 19

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Bill agarró el pequeño mechón de cabello entre sus manos, sus ojos, su cabello, todo de él se prendió en un fuego rojo que debido a la gran temperatura más de algún monstruo se derritió. Con voz demoníaca atrajo la burbuja donde en ese momento se veía a Buggler despidiéndose de Dipper mientras secaba al cerdo.

― En cuanto cumpla con su deber ¡Llévenla al calabozo! ― grito a todo pulmón. Los guardias asintieron mientras veían a Buggler poniéndole un moño en el cuello a pato.

Bill salió del salón aún sintiendo enojo, necesitaba encontrar a Dipper ahora mismo o sería capaz de destrozar al mundo. Guardo el mechón de cabello en su chaleco y fue donde seguro Dipper estaría, con sus amigos. Cuándo llegó al pasillo vio como Giro cerraba la puerta con Guideon en sus brazos ― asegúrense de que se sientan cómodos y busca un remplazo, Buggler ya es historia ― Giro solo asintió. Vio como su amo entraba a la habitación donde Dipper se encontraba

Bill respiró profundo antes de abrir la puerta ― Es hora de dormir ― dijo mientras se acercaba a Dipper y sin esperar respuesta sujeta la mano del castaño para guiarlo por los pasillos, sentía algo de resistencia en el menor, pero evitó pensar en eso, vio de reojos a Dipper quien miraba curioso el pasillo ― ¿y tu gorra? ― Pregunto entre dientes

― aaa, se me habrá caído ― Bill se mordió la lengua evitando maldecir, su Pino estaba mintiendo para proteger a otro demonio ― ¿a dónde vamos? ― lo escucho preguntar

― a nuestro cuarto ― dijo frunciendo los labios. Necesitaba estar a solas con Dipper tal como lo estuvieron hace semanas, solo él y Dipper. Sintió como Dipper intento soltarse así que no tuvo otra opción que aumentar la fuerza. Siguieron caminando sin decir palabras, Bill quería solo aparecerse en la habitación, pero también quería que Dipper viera el diseño de la puerta

Después de unos pasos al fin llegaron a una puerta que tenía un triángulo amarillo, en el centro del triángulo la imagen de un pino azul, todo parecía estar bañado en oro y plata.

Bill se sentía orgulloso por lo bien que se miraba, esperaba con emoción una buena reacción del menor, sonrió ampliamente mientras veía a Pino

― No pienso entrar ― su sonrisa se borró en seguida dejando una mueca de tristeza. Dipper le había hecho una hermosa tienda de acampar el cual atesoro mucho entonces ¿Por qué Dipper no puede hacer lo mismo?

― No recuerdo haber preguntado si querías o no ― dijo con voz fría, sus ojos pasaron al cabello castaño notando la falta del mechón, su furia aumentó, con brusquedad abrió la puerta he hizo que Dipper entrará con él, la puerta se cerró.

Dipper vio con miedo a Bill, no quería estar ahí, Bill parecía estar muy enojado y siendo sinceros ahora sí temía por su vida.

Bill camino hasta llegar a otra puerta ― iré a darme un baño, no importa lo que hagas la puerta no se abrirá así que no intentes escapar ― Dijo Bill en la entrada del baño abrió la puerta y la cerró sin ver la expresión que Dipper tenía por sus palabras

Dipper vio la puerta principal, luego la puerta donde Bill desapareció, suspiro mientras se agachaba, abrazó sus piernas antes de volver a soltar otro suspiro, era obvió que convivir con un demonio significaba a volverse un esclavo, sonrió con tristeza, levantó la mirada al techo mordió su labio inferior intentando retener un sollozo.

Solo era un chico de quince años a punto de cumplir los dieciséis. Un chico que ha perdido a su familia, pero al menos tiene a sus amigos, está involucrado con un demonio pero al menos... No ¿Qué de bueno tiene estar con un demonio?

Ahora estaba atrapado por el mismo demonio que lo ha ayudado mucho, Bill no es de confiar, es un demonio que hace las cosas a su conveniencia, y él no estaba dispuesto a ser encerrado, no más, dejó su incómoda postura y fue hacia la puerta, frunció el ceño, había dicho que no sería juguete de nadie incluyendo de Bill, por más demoníaco y poderoso que fuera nunca permitirá ... No quiere

En ese momento su cuerpo pesaba, su expresión era a la de un enfermo, pálido, ojeroso, cansado, su mano estaba sobre la perilla el cual dijo Bill no se abriría, Dipper se sentía perdido sin saber que está haciendo en realidad. Giró la perilla con delicadeza llevándose la sorpresa de que esta estaba abierta, una risa débil salió de sus labios en honor a una burla hacia su persona, era obvió que Bill pensará como él, no tiene a donde ir. Es seguro que Bill tenga en la mente que Dipper no tiene a donde ir y por eso las seguridades son absurdamente pobres.

No había necesidad de encerrarlo ¿Dónde se esconderá un simple mocoso?

Dejó la perilla y caminó hacia la ventana, vio en ella la luna la cual aún tenía un rostro bobo, un escalofrío le recorrió la espalda al verla guiñarle un ojo

Con pasos lentos se alejó de la ventana, recorrió la habitación, trazando con sus dedos cada mueble que veía, mesitas, estantes llenas de libros, un piano blanco y plantas, comparado a la otra habitación esta parecía ser más normal.

― ¿Quieres bañarte?

Escuchó la voz de Bill detrás de él, en ese momento estaba viendo dentro de un pequeño ropero lo que parecía ser ― ¿Esta es mi ropa? ― respondió con otra pregunta, giró para ver a Bill quien estaba vestido con un traje de dormir negro con amarillo

― Claro, todo lo que te pertenece está dentro de esta habitación ― ve a bañarte, cenaremos e iremos a dormir ― dijo con entusiasmo. Dipper lo vio sin decir nada, recordando que era eso lo que ambos hacían cuando dormían en la intemperie ― tú planta de comida está aquí así que podemos seguir comiendo de ella ― continuó Bill al no escuchar respuesta

Resignado Dipper sacó del ropero y se encerró en el baño, las paredes eran blancas, había una enorme piscina donde seguro entraban hasta tres personas y un enorme espejo, sobre el lavamanos había un par de cepillos para dientes, uno nuevo y el otro ya usado.

Con un suspiro Dipper se quitó la ropa, agotado entro a la bañera y se sumergió, el lugar era muy silencioso demasiado podría decirse, Dipper miraba hacia la nada, intentando relajarse, cosa que no logró.

Su mente le hacía una mala jugada, apenas cerro los ojos recordó a sus tíos, a su hermana, cada palabra que Ford dijo, la elección de Stanley, los diarios en perfectas condiciones...

Su respiración se volvió pesada, sus sollozos ya no podían ser detenidos, lágrimas recorrieron sus mejillas

― soy de lo peor ― murmuró. Jaló sus cabellos con desesperación, el enojo que sintió hace unas horas se ha desvanecido, sus acciones lo han dejado con un vacío en el alma, se siente peor que antes.

Bill esperaba paciente en la orilla de la cama, su mirada se encontraba en la puerta del baño, la comida ya estaba servida, quería tratar a Dipper como un rey, quería que viera que puede confiar en él.

Sus dedos golpeaban el colchón con impaciencia, a pesar de ya no necesitar dormir deseaba seguir haciéndolo siempre y cuando pueda hacerlo con Dipper. Hay momentos donde desea no haber iniciado su gobierno y así seguir viviendo con Dipper en aquella tiendita.

Hizo varias cosas para evitar este momento, usaba excusas para no reunir energía y pasar más tiempo con Pino.

Aunque ahora que era el rey podía darle la mejor vida a Pino, hará que lo elija a él.

Su corazón latía con fuerza

Con el pasar de los minutos llego el aburrimiento e impaciencia, vio la puerta nuevamente, pero esta no se abría.

La perilla se movió, Bill sonrió y con entusiasmo se levantó de la cama

― Si necesitabas ayuda me lo hubieras dicho ― dijo con burla. Dipper llevaba un traje de dormir azul, su cabello seguía goteando y sus ojos estaban rojos ― ¿Dipper?


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