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Caminábamos por las tranquilas calles de Alemania, pero mi mente estaba llena de preocupaciones y ansiedad. Sentía como si estuviera siendo perseguida por las sombras del pasado, y cada paso me acercaba más al abismo de mis temores.

—Voy a regresar cuando nazca—anuncié, tratando de ocultar el temblor en mi voz. —Así no estaré tan vulnerable—

George me miró con preocupación, su rostro reflejando mi propia angustia.
—Voy a arreglar todo cuando regrese— prometió con determinación.

Pero mis temores no podían ser tan fácilmente disipados.
—Charles te matará, George—susurré, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda ante la idea de enfrentar la furia de mi exnovio.

–Que lo intente—respondió George con valentía, pero su tono de voz no pudo ocultar la gravedad de la situación.

Decidimos entrar a una cafetería para tratar de olvidar nuestras preocupaciones por un momento, pero la tranquilidad fue efímera. Apenas cruzamos el umbral, reconocí la mirada de un fotógrafo, y supe que nuestra paz se había desvanecido. Traté de pasar desapercibida, pero era demasiado tarde. Las cámaras hicieron clic, capturando nuestra presencia y exponiendo nuestra intimidad al mundo exterior.

(.............)

Me senté en el sofá, exhausta por el día lleno de emociones y preocupaciones. Mi teléfono seguía sonando persistentemente, y finalmente decidí enfrentar lo inevitable. Lo tomé entre mis manos temblorosas y vi el nombre de Charles en la pantalla.

-Charles...-, murmuré con una mezcla de tristeza y resignación.

Al otro lado de la línea, la voz de Charles sonaba frágil y quebrada, como si estuviera al borde del colapso.

-Dios mío... Annia... mi amor... mi amor, ¿estás bien?- Su voz estaba cargada de emoción y angustia, y podía escuchar el temblor en sus palabras.

Traté de mantener la compostura mientras mi corazón se retorcía con dolor.

-Charles... estoy bien... es un niño- respondí, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar de mis ojos.

Hubo un momento de silencio del otro lado de la línea, roto solo por los sollozos de Charles. Su dolor me atravesó el corazón, recordándome la complejidad de nuestras vidas entrelazadas.

-Lo siento... lo siento tanto-, susurró entre sollozos, y el sonido de su voz quebrada me partió el alma en pedazos.

La voz de Charles, llena de desesperación y anhelo, resonaba en mis oídos mientras escuchaba sus súplicas al otro lado de la línea.

-Annia, por favor... regresa.-, rogaba con desesperación, su voz temblorosa y rota por la angustia.

Respiré profundamente, tratando de mantener la calma mientras respondía con firmeza:

-Charles, lo siento, pero no puedo hacerlo. Necesitas ayuda, terapia... y nuestro hijo merece tener un padre sano-

Hubo un silencio tenso antes de que Charles respondiera, su voz llena de un anhelo desesperado.

-Lo sé... lo sé, Annia. Iré a terapia, lo prometo. Por favor, solo... por favor, regresa. Te necesito aquí-

Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar su súplica, pero sabía que tenía que mantenerme firme.

-Lo siento, Charles-, dije con determinación. -No puedo hacerlo. Necesitas trabajar en ti mismo primero-

Cerré los ojos con pesar mientras colgaba el teléfono, sintiendo el peso de la tristeza y la resignación en mi corazón. Sabía que había tomado la decisión correcta, pero eso no hacía que fuera más fácil.

Immortal She - CHARLES LECLERC -+18Where stories live. Discover now