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—Joshua... — me hablaban, pero no reconocí la voz, pues estaba profundamente dormido — Josh...

—¿Qué? — pregunté de mal humor.

—Hoy es miércoles — dijo Jeonghan.

—¿Y? — respondí.

—En una hora llega el señor del estado. Tú decides si quieres casarte en pijama.

Abrí los ojos, sin recordar lo sucedido.

Me levanté y empujé a Jeonghan, quien bloqueaba mi camino. Me dirigí al baño, cepillé mis dientes, hice mis necesidades y tomé una ducha. Al salir, Jeonghan ya no estaba en mi habitación. Me vestí con un conjunto cómodo de pantalones oscuros y una camisa blanca, y sequé mi cabello con la secadora. Una vez seco, me peiné un poco y estuve listo... Si recordaba bien, Jeonghan mencionó que sería a las once de la mañana, así que tenía quince minutos de sobra. Me puse mis zapatos y esperé a que me avisaran que podía bajar.

Llamaron a mi puerta. Era una linda y joven chica, probablemente parte del personal de servicio. Caminamos hacia la biblioteca, donde se llevaría a cabo el registro legal de nuestro matrimonio en Estados Unidos. Los testigos eran amigos de Jeonghan, ciudadanos de aquí, mientras que por mí firmaron unos tal Soonyoung y Jun. No los conocía, pero sabía que eran un alboroto juntos. El juez nos hizo firmar los papeles y oficialmente, ante la ley estadounidense, estábamos casados. El único problema era que ahora llevaba el apellido Yoon. Cuando el juez salió, nos quedamos en el salón.

—Bueno... Si no hay nada más que hacer, me disculpo, pero tengo que seguir durmiendo — hablé.

—No tan rápido, señorito — intervino Soonyoung.

—Idiota, ya es señor — lo corrigió Jun.

—Joshua — les dije a ambos.

—Kwon Soonyoung  — dijo.

—Wen Junhui — dijo Jun.

—¿Creíste que te desharías de nosotros tan fácilmente? — preguntó Mingyu.

—En lo absoluto.

—Te vamos a presentar a toda la Banda — dijeron.

Jeonghan se levantó y se acercó a mí.

—Cámbiate por algo cómodo, iremos a comer con mis amigos.

Subí a mi habitación y me cambié por algo decente que me había dejado mi madre. Creo que ella sí tiene prisa por tener nietos. Lo siento, que espere unos cinco años más.

Bajé y nos dirigimos a un lugar donde vendían alitas y pasaban fútbol en las pantallas. Había 6 chicos en total.

—Él debería ser Joshua — dijo un chico con amplia sonrisa.

—Un gusto — saludé.

—Soy Chan.

Tomamos asiento y me senté junto a Jeonghan y a un muchacho con unos cachetes muy grandes, juré que deseaba tocarlos.

—¿No hablas mucho, verdad? — preguntó uno de los chicos.

—Lo siento, soy algo tímido — me defendí.

La comida transcurrió normalmente, los chicos eran realmente agradables y me reí con ellos. Pasé una buena tarde.

De regreso a casa, Jeonghan y yo íbamos solos en el auto, era un tanto incómodo.

—Una pregunta... ¿Cómo llegué a mi cama? — pregunté, rompiendo el silencio.

—Te quedaste en el cuarto de proyecciones. Pensé que si dormías ahí, te dolería la espalda, así que te llevé a la habitación — explicó.

—Gracias.

—No es nada.

—Oye, sé que estás ocupado, puesto que en dos días te dan la empresa, pero ¿será que podrías llevarme a un centro comercial? Necesito comprar ropa.

—Con gusto. ¿Te llevo mañana a las dos de la tarde?

—Perfecto.

Matrimonio Forzado - JihanWhere stories live. Discover now