𝐕𝐈𝐈

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"Suenas tan dulce cuando me mientes."






Yuuji frunció el ceño al escuchar, entre sueños, una suave melodía de fondo, seguida de una voz que le llamaba amablemente. Yuuji simplemente se quejó en respuesta, y se giró sobre el colchón, abrazando contra su pecho lo que parecía ser una almohada. Espera. ¿Alguien estaba llamándolo? Itadori abrió sus ojos con sorpresa, y se encontró con una mirada azulina. Ah, solo es Satoru. El menor volvió a cerrar sus ojos, dispuesto a seguir durmiendo. Espera. ¡¿Satoru?! Yuuji se levantó, sentándose en la cama y mirando a su alrededor. Aquel no era su departamento.

El menor se quedó ahí, sentado en silencio, mientras miraba a Satoru, y pronto sintió su rostro hirviendo cuando en su mente comenzaron a presentarse los recuerdos de todo lo que había hecho la noche anterior. La imagen mental de el llorando, hablándole sobre como se sentía. Y de pronto, la imagen de el besando a Satoru en los labios. Recordó la forma en como se movía más y más cerca del alfa, pidiéndole más de su contacto físico, e Itadori solamente pudo esconder su rostro entre la almohada en sus brazos, y soltar un pequeño grito, el cual sonó amortiguado por el suave objeto.

Despertar en un lugar desconocido, metido en la cama con Satoru... Itadori no estaba seguro de qué pensar. Su cerebro estaba removiendo los recuerdos de la noche pasada, tratando de hacer sentido de lo que había ocurrido.

La mañana después de aquel confundido y tentativo acercamiento, Itadori permanecía sentado en silencio, aún con su rostro hundido en la almohada. El recuerdo de los eventos anteriores aún estaba fresco en su mente, y la confusión era palpable. Sin embargo, también había un tinte de vergüenza y arrepentimiento.

Aquella noche, mientras bebían, la tensión eléctrica entre ellos había aumentado gradualmente, llevándolos a un límite desconocido. Itadori sintió que estaba luchando por entender sus propias emociones y sentimientos, y no podía evitar sentirse culpable por lo que había ocurrido. Tenía novio, y aunque solamente había sido un beso, seguía estando mal.

Los ojos del pequeño beta se posaron en el rostro de Satoru, su expresión mostraba una clara mezcla de culpa y arrepentimiento. Intentaba encontrar las palabras adecuadas para abordar la situación y romper el silencio entre ellos.

"Lo siento..." Yuuji pronunció aquellas palabras, mientras jugueteaba nervioso con los dedos de sus manos. "No debí hacer eso, yo... No debí comportarme de esa manera."

El menor se puso de pie, y caminó a toda prisa fuera de aquella habitación, sin siquiera esperar una respuesta por parte de Satoru. En su mente seguían reproduciéndose las palabras que Suguru le había dicho. La palabra "zorra" resonando con fuerza. Tal vez lo era. Se había besado con otro chico aún teniendo novio. Yuuji gimió, y secó las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

Una vez fuera de la habitación, Yuuji solo pudo tomar su teléfono y abrigo, y antes de que Satoru pudiese detenerlo, salió a toda prisa de aquel apartamento, ingresando rápidamente al suyo.

Su corazón latía desbocado en su pecho mientras intentaba procesar lo que acababa de ocurrir entre él y Satoru. Cada paso que daba, cada respiración que tomaba, era como una agonía dentro de él. Sabía que no tenía excusas y reconocía que había transgresiones en su relación. Y sintió una opresión en el pecho al pensar que había arruinado su amistad con Satoru por culpa de sus comportamientos inadecuados.

Se refugió en su cuarto, metiéndose rápidamente en la cama. Allí, se escondió debajo de la cálida manta que su amado Suguru le había regalado en su primer aniversario juntos. Las lágrimas comenzaron a fluir silenciosamente por sus mejillas, empapando la almohada bajo su cabeza.

"Suguru... Yo... Quiero que sepas que nunca fue mi intención lastimarte, pero..." Itadori hablaba a la nada, entre en medio del llanto, y sus sollozos dificultaron sus palabras. "Aquel... Aquel beso... No significaba nada. Fue solo... Yo... Nunca quise traicionar tu confianza."

*** *** ***

Semanas habían pasado, semanas en las que Yuuji se había mantenido evitando a Satoru a toda costa. También eran semanas en las que Suguru seguía sin ponerse en contacto con el. No importaba la cantidad de mensajes de texto que le había mandado, o los muchos mensajes que había dejado en su buzón de voz, las incontables llamadas no contestadas. Suguru simplemente parecía haber desaparecido de la faz de la tierra. Así que, como una última opción desesperada, Yuuji se encontraba caminando dentro del edificio donde estudiaba Suguru. El campus era bastante grande, y caminar hasta el edificio de la facultad de contaduría le había tomado bastante tiempo. Yuuji suspiró, si su cabeza no le fallaba, estaba bastante seguro de que su madre también trabaja en aquel lugar.

Yuuji estaba por acercarse a un grupo de estudiantes, y preguntar si alguno de ellos conocía a su novio, sin embargo, antes de poder hablarles, Yuuji pudo visualizar, a lo lejos, la conocida silueta de su novio. El menor caminó, apresurado, hasta donde se encontraba Suguru, llegando por su espalda, queriendo tomarle por sorpresa.

"¡Sugu...!" Sin embargo, la voz de Itadori fue interrumpida por otra voz que se escuchaba bastante familiar para el menor.

"Estudiante Geto, se ha olvidado su abrigo en mi oficina." Itadori observó como su madre, Hayato, se acercaba a su novio, estirándole su abrigo al pelinegro para que lo tomara.

Sin embargo, Suguru no se movió, en cambio miraba a Itadori como si hubiese visto a un ser muerto que acaba de revivir de la nada. Yuuji ladeó el rostro, confundido, y seguidamente solo sonrió a su papá omega cuando este notó su presencia ahí.

"Hola, mamá." Yuuji alzó su mano, saludando a su papá.

"¿Mamá?" Suguru murmuró con la voz temblorosa, mirando a Yuuji y luego a Hayato, y luego a Yuuji de vuelta.

Hayato solamente rascó su cabeza, y trató de tomar la mano de su hijo, y llevárselo de ahí. Nunca le había mencionado a Suguru que tenía un hijo, no creyó que fuese importante hacer eso, puesto que su relación era meramente sexual, así que mantenía a Suguru fuera de su vida privada.

"¡Ah, mamá! ¿Tú eres ese profesor que siempre mantiene a Suguru ocupado? Rayos... Te maldije muchas veces en mi mente." Aquello último fue apenas un susurro avergonzado que parecía haberse escapado inconscientemente de los labios de Yuuji.

Hayato observó a su hijo, y luego a su estudiante, comenzando a sentirse extrañamente ansioso.

"¿Ustedes se conocen?" Hayato cuestionó, sintiendo un creciente miedo en su interior. Esperaba que la respuesta no fuese la que ya imaginaba.

Observó como el bonito rostro de su hijo se tornaba de un bonito color rojo, y como le daba una sonrisita tímida.

"Ah, mamá... Bueno, Suguru es mi novio." Yuuji mencionó, refiriéndose a Suguru, quien tenía un semblante bastante pálido. Suguru solamente parecía querer desaparecer de aquel maldito lugar. "Yo quería presentarlo en un mejor momento, mamá... Pero, bueno, estamos aquí ahora."

Hayato solo pudo sonreír falsamente, sin saber realmente como reaccionar. Sabía que Suguru estaba en una relación sentimental. Suguru se lo había contado en algún momento, pero Hayato no le tomó importancia. Después de todo, no era su problema. Pero nunca creyó que aquel novio, del que su estudiante le había hablado, fuese su propio hijo, Yuuji.

Suguru se encontró como petrificado en el acto de ver como su profesor y amante, Hayato, tomaba con fuerza la mano de Yuuji. Suguru sabía que Hayato era consciente sobre el hecho de que el estaba en una relación amorosa con un chico beta, el mismo se lo había confesado en alguno de sus encuentros sexuales. Pero ahora, lo más incómodo, lo que hizo que se desmoronase todo en aquel momento, fue el hecho de salir de su fantasía y caer en la realidad de que aquel omega, con quien mantenía una caliente relación prohibida y sexual, era el omega que había dado a luz a Itadori.

𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎𝑠 𝑦 𝑓𝑎𝑙𝑠𝑒𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠. | 𝑮𝒐𝒀𝒖𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora