𝐈𝐗

295 55 7
                                    

"No estoy listo para terminar esto, espera un minuto.
Esta espera es demasiado larga, no tiene límite."










Itadori revisaba su teléfono cada maldito segundo, sumido completamente en sus pensamientos, que ignoraba por completo la manera en como sus dos compañeras mantenían su mirada fija en el. Se encontraba en una cafetería cerca de la universidad junto a Nobara y Maki, dos compañeras de clases, con quienes había formado equipo para uno de sus proyectos finales.

La última conversación que había tenido con Suguru, aquella vez que fue hasta su universidad a buscarlo, fue superficial y breve. Realmente no podían tener una charla tan profunda, como a Itadori le hubiese gustado, en un lugar público, sin sumar la clara sorpresa e incomodidad que invadió a Suguru después de descubrir que Hayato era el padre de Yuuji. Sin embargo, después de obtener una disculpa por parte de Suguru por haberse comportado como un completo idiota aquella vez en el departamento de Itadori, este le prometió que pronto lo contactaría para poder charlar seriamente sobre su relación. Era por eso que Itadori prestaba más atención a su teléfono, dejando de lado la verdadera razón por la que se encontraba en aquel lugar.

"...uuji."

Itadori volvió a mirar su teléfono, perdido en sus pensamientos.

"¡Yuuji!" Alguien dijo su nombre en voz alta, y al alzar la mirada, pudo ver a Nobara aplaudiendo frente a su rostro, tratando de llamar su atención.

"¿Qué sucede?" Cuestionó Itadori, frunciendo el ceño al mirar a ambas chicas.

"¿Qué pasa contigo, Itadori?" La chica de cabello castaño, Nobara, le preguntó. La molestia palpable en su voz. "Llevas todo el tiempo mirando tú teléfono, y ni siquiera nos prestas atención cuando preguntamos tú opinión sobre la información recolectada."

Itadori sonrió nervioso, para posteriormente agachar la cabeza en modo de disculpa. Se sentía avergonzado.

"Lo siento, solo tengo mi cabeza en otro lado..." Itadori murmuró, y dudó un poco en si podía contarle a ellas sobre su situación actual. Nobara y Maki eran solamente sus compañeras, se hablaban durante clases, se saludaban cuando se encontraban en el campus, pero no podría decir que eran amigos cercanos.

Maki, una chica de cabello verde y anteojos, notó lo pensativo que se encontraba su compañero, por lo que guardó el documento de información con el que estaban trabajando, cerró su ordenador portátil, y centró su atención en el integrante menor del grupo.

"Cuéntanos qué te sucede, Itadori." Maki pronunció, con la seriedad que la caracterizaba, sacando a Itadori de su estado dubitativo.

"Bueno... Ustedes ya saben sobre mi relación con Suguru..." Itadori comenzó a hablar. Las chicas incluso conocían al propio Suguru, lo habían visto algunas veces cuando este iba a buscar a Itadori al finalizar las clases, pero, últimamente, Suguru no se aparecía por allí.

Itadori les contó todo, desde como Suguru comenzó a estar cada vez más y más ocupado que no tenía tiempo de verlo, ni siquiera tenía tempo para contestar sus llamadas. Les habló sobre como sentía que Suguru lo estaba evitando, siempre poniendo excusas para no verse. También les habló sobre Satoru, y como había peleado con Suguru por "culpa" de el. No les habló sobre el beso, Itadori aún se sentía muy avergonzado por eso, que simplemente trataba de ignorarlo y sacarlo de sus recuerdos.

Ambas chicas le escucharon con atención, y en algunas ocasiones, Nobara y Maki se miraban entre ellas, como si ambas tuvieran las mismas sospechas en mente.

"Itadori." Nobara fue la que rompió el silencio incómodo que se formó después que Itadori dejara de hablar, sin embargo, no supo que más decir, y solamente miró a Maki, como si le estuviese pidiendo ayuda.

"Escucha, Itadori. No te ofendas, ni te molestes con nosotras, pero..." Maki se detuvo un momento, como si estuviese buscando las palabras adecuadas. "No crees qué Suguru... Tal vez, ¿podría estar viendo a otra persona?"

Algo en la cabeza de Itadori hizo click inmediatamente. ¡Oh, mierda! ¡Cómo no se había dado cuenta de eso! ¿Por qué no se había dado cuenta de ese maldito detalle? Itadori se palmeó su rostro, una sonrisa escasamente visible en sus labios. No, claro que se había dado cuenta de eso, lo sospechó una vez en el pasado. Pero Suguru inmediatamente lo negó.

"Pero, ¿cómo podría? Está en una relación. No puede estar viendo a otra persona". Itadori contestó, tratando de defender a su novio de esa acusación temeraria.

"En realidad, es muy frecuente. Las infidelidades es algo que sucede con bastante frecuencia." Nobara hablaba pasándose una mano por el pelo, un gesto nervioso común en ella. "Y un alfa... Bueno, ellos pueden tener relaciones secretas, y ellos siempre culparán a su ciclo de calor."

El menor pensó, recordando como le era difícil mantener relaciones sexuales con su novio. Al ser un alfa, Suguru tenía un libido alto, por lo que, en todas las citas que solían tener, siempre terminaban teniendo relaciones sexuales. Aunque, ahora que lo pensaba bien, su novio realmente nunca estuvo satisfecho. Al ser un beta, el cuerpo de Yuuji no estaba hecho para satisfacer a un alfa. Yuuji no lubricaba naturalmente como un omega, y también era bastante estrecho, por lo que, tener relaciones con Suguru llegaba a ser más doloroso que placentero. ¿Sería eso? ¿Sería ese el motivo por el cual Suguru lo ha estado evitando por tanto tiempo? ¿Realmente Suguru tiene a alguien más?

*** *** ***

Itadori regresaba a su departamento, cansado y bastante pensativo. Su estado de ánimo estaba por los suelos, y una nueva inseguridad estaba sembrada en su cerebro, bajando aún más su autoestima.

Itadori estaba a escasos pasos de llegar a la puerta de su departamento, cuando la puerta del apartamento 402 se abrió. Itadori se quedó quieto en su lugar, como si el hecho de no moverse lo hiciera invisible para el hombre que acaba de salir al pasillo.

Satoru cerró la puerta, y luego se giró, deteniendo sus pasos al ver a Itadori ahí. El menor evitó olímpicamente su mirada, y Satoru solamente miró por algunos segundos al bonito chico de cabellos rosados, tratando de contener las enormes ganas que tenía de rodear el pequeño cuerpo ajeno con sus brazos.

El mayor soltó un suspiro exasperado al notar como el menor bajaba la mirada y pasaba por su lado, ingnorándolo por completo. Satoru tomó la mano del menor, deteniendo su huída, y su corazón dolió cuando los bonitos ojos caramelo de Yuuji le miraron con molestia.

"¿Cuánto tiempo vas a seguir ignorándome, Yuuji?"

El menor jaló su brazo, soltándose de su agarre y bajó su mirada, ignorando nuevamente al mayor, dispuesto a irse y entrar a su departamento.

"Por favor, Yuuji." El alfa dominante volvió a tomar la mano del más bajito, esta vez apretando ligeramente su mano, sin llegar a lastimarlo. "No me alejes de tí. Permíteme ser tú amigo, no te pido nada más."

El corazón de Yuuji se encogió al escuchar el tono de voz lastimero con el que Satoru le hablaba, y estuvo a nada de abrazarlo y decirle que todo estaba bien, pero se contuvo.

Yuuji soltó un suspiro, y después se volvió en dirección del mayor, mirándole fijamente.

"Lo que ocurrió entre nosotros fue un error solamente, Satoru. Estaba ebrio, y no estaba consciente de mis acciones. Lo siento si te dí ideas equivocadas, no fue mi intención." El menor hablaba con seriedad, sin embargo, podía sentir su corazón bombeando con fuerza en su pecho.

"Eso lo sé, Yuuji, y no te estoy pidiendo que te disculpes por eso, no tienes porque disculparte, realmente." La voz de Satoru sonaba más tranquila. A este punto de la situación, el alfa dominante sabía que Itadori le atraía, y le atraía bastante, sin embargo, nunca lo forzaría a nada, y realmente se conformaba con estar cerca del menor, y ser su amigo. "Por favor, deja de evitarme, de ignorarme. Quiero ser alguien con quien compartas tú felicidad, y también alguien en quien te apoyes cuando sientas que todo va mal, Yuuji."

Y claro que Itadori sentía que, últimamente, todo iba mal en su vida. Pero no se sentía seguro de hablarlo justo en este momento, como si temiera estar aceptando su realidad una vez que comenzara a hablar y explayarse respecto a todos sus sentimientos, y todo lo que estaba sucediendo en su vida. No quería aceptarlo. No estaba listo. No aún.

𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎𝑠 𝑦 𝑓𝑎𝑙𝑠𝑒𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠. | 𝑮𝒐𝒀𝒖𝒖Where stories live. Discover now