42. La iglesia

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—¡Callate la boca!—Emily mira al pequeño gato al entrar al departamento—¿Este es Syrax?—yo asiento.

Va corriendo a tomarlo en brazos y lo acuna con ternura.

—Te dije que te iba a encantar.

—¿Lo has tenido todo este tiempo?—yo asiento—Pues no te lo vas a volver a llevar, me lo quedo.

Suelto una risa y me quito los zapatos.

—Voy por una ducha que la lluvia me ha caído y te prometo que nos ponemos al día—ella asiente aún con Syrax en brazos.

...

Le arrojo a Emily la carta y la invitación después de sacarlas de la maleta.

—Joder—dice después de leer la carta—Hasta yo me he creído que la escribí, es muy detallada—mira la invitación con recelo—Es muy bonita.

—Lo sé, por eso no dude de que eras tú.

—No entiendo como no se me ocurrió a mí—Emi ve la parte de atrás de la invitación y está el vestido detallado—Wow, ¿por qué ponerle tanto detalle a una mentira? Esto está muy bien planificado.

—Incluso está la dirección y la hora, no entiendo que quería lograr con eso, ¿hacerme quedar en ridículo? ¿Hacerme perder el tiempo? Por qué evidentemente no es a una boda la invitación.

—Solo hay una forma de saberlo—habla Emily.

—¿Cual?.

—Yendo, si quieres saber qué va a pasar en esa dirección, en ese lugar, tienes que ir.

Me quedo en silencio y luego me río.

—¿Estas loca? ¿Y si es una trampa, para matarme? Me estás enviando al matadero.

—Ay por favor, no seas ridícula que vas a estar teniéndole miedo a la muerte, la muerte te tiene miedo a ti, sabes bien que puedes defenderte sola de quien sea, te entrenaron para eso—rodea los ojos y yo me río.

—Hasta al mejor cazador se le escapa una liebre—ataco.

—Callate idiota que no creo que Matt haya perdido tanto tiempo buscándote solo para matarte, si quisiera haberlo hecho pudo haberlo hecho antes.

—Bueno tiene lógica.

—Es que a veces no entiendo como eres tan inteligente y a la vez tan tonta—me arroja una almohada.

—Ey—le devuelvo el almohadazo.

—Ya ya—una Emily despeinada pide tregua—¿Haz conseguido el vestido?—pregunta cambiando de tema.

—Lo peor es que si—admito y lo saco de la maleta.

—No te creo—Emily le brillan los ojos como cada vez que ve ropa nueva.

Es un vestido azul celeste de seda, es largo hasta el suelo y tiene una abertura en una de las piernas hasta un poco más arriba del muslo, y la espalda es descubierta un vestido precioso.

—¿Que te parece?.

—Creo que Matt tiene buen gusto—levanta las cejas sugestivas.

—¿Ya, y si no es Matt?.

—Creo que a estas alturas sabemos que si es el, además te va a quedar precioso el vestido ahora que estás más rubia.

—¿Crees que es buena idea aparecer allí?—pregunto con sinceridad.

—Nunca lo sabrás si no lo haces.

...

Me despierto un poco desorientada, suena un teléfono sin parar.

Asesina de Hombres || Matt Smith & Milly AlcockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora