23

272K 34.9K 47K
                                    

Habían pasado veinte minutos y comenzaba a notar cosas muy extrañas en dos de los miembros de la OPE.

Ecain estaba bien, no dejaba de moverse alrededor de la balanza examinando cada centímetro de ella, pero Sora no. Ella se había dedicado a estudiar los cofres y las cabezas. El detalle era que bostezaba cada tres minutos. En cuanto a Exen, este permanecía sentado a mi lado contra una de las paredes mientras yo intentaba contactar a Pantera a través de mi mente, pero a pesar de que se mantenía activo, su comportamiento daba mucho que pensar. Parecía que poco a poco perdía energía.

—Es inútil, Exen, ella no va a responder —resoplé.

—Inténtalo de nuevo —insistió.

Cerré los ojos por sexta vez e ignoré cualquier sonido que pudiera escuchar a mi alrededor. Me concentré en mi mente, en mi espacio, en la negrura que se espesaba al bajar los parpados, y entonces llamé a Pantera tantas veces como pude.

Pero no obtuve respuesta.

Cuando volví a abrir los ojos, aquel estado tan profundo de distracción que Exen tenía en la mirada me hacía dudar si se sentía bien.

—¿Qué te sucede? —le pregunté.

Tardó más tiempo de lo normal en reaccionar.

—Nada. ¿Lo lograste? —Me miraba con los ojos bien abiertos.

Ladeé la cabeza ante su gesto.

—No, no responde —contesté y después fruncí el ceño—. ¿Estás seguro de que te sientes bien? Pareces algo distraído, como en otro planeta.

—Estoy en perfecto estado —profirió con desinterés—. Bueno, si Pantera no responde tendremos que comenzar a hacer algo por nuestra propia cuenta, pero... ni siquiera recuerdo la primera línea del acertijo.

Soltó un gruñido con desgano, demostrando estar muy cansado como para pensar. Lo escruté con mayor insistencia. Tardaba en darse cuenta de que lo observaba e incluso pude jurar que el movimiento de sus parpados era más lento. Era como si toda su energía se hubiera desvanecido de repente. Volví la mirada hacia los demás, y ya habiéndolo notado en Exen lo noté también en Sora, quien comenzó a dar pasos más pausados alrededor de la balanza.

—¿No te parece raro todo esto? —inquirí en un susurro.

Exen reaccionó después de varios segundos y abrió los ojos de forma imprevista.

—Un poco. —Se encogió de hombros—. El Imperio no es agua mansa. Supuse que podían tener una emboscada preparada, pero no esto. De todos modos es posible que solo nos estén haciendo largo el camino hacia la muerte para divertirse.

—¿Crees que Levi se lo esperaba?

—No. —Echó la cabeza hacia atrás y la apoyó de la pared para luego cerrar los ojos—. Pero eso ya no importa, ya estamos aquí, sigue intentando comunicarte con... con ella.

Poco a poco se quedó muy quieto. Coloqué mi mano sobre su hombro y lo zarandeé con suavidad. Estaba... ¿dormido? ¡Sí, estaba dormido! Observé a Sora. Ella seguía despierta, pero sus movimientos eran más lentos. Una chispa de intuición me aconsejó que no alertara a los demás, que me quedara en mi sitio para que no se dieran cuenta de lo que había sucedido.

De pronto tuve otra idea. Me reacomodé y acerqué mi hombro al de Exen para que su cuerpo no se fuera hacia a un lado. Después traté de utilizar mi duif.

—¿Comandante? —susurré—. Comandante, ¿puede oírme?

Intenté eso durante un rato muy largo. Esperé y esperé, y al no obtener respuesta supuse que de nuevo la comunicación había muerto. Le coloqué dos dedos sobre el cuello a Exen para asegurarme por segunda vez de que estuviera vivo, solo por precaución.

ASFIXIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora