Capítulo 2

39.6K 3K 595
                                    

STEVEN

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

STEVEN

Owen Liv.

Un nombre que cambió todos los planes. Un nombre que arruinó lo que debería haber sido mi vida, la de mi padre, lo planificado por Emmanuel e, inclusive, lo deseado por Hunter y Aeraki.

Él solo apareció y torció todo a su gusto: lo manipuló para que fuese como quería. Incluso cuando intenté buscar una forma (una manera desesperada, admito) de sacar su estúpida existencia de la mente de Emma (y terminé logrando que borraran sus recuerdos de él), Owen volvió a aparecer y a hacer lo mismo, a pesar de que se le había prohibido verla, acercarse a ella y mucho menos hablarle.

Él robó de nuevo su corazón.

Robó de nuevo sus sonrisas, que deberían estar dirigidas a mí.

Usurpó todo lo que quería, lo que necesitaba; lo que se había convertido en mi propósito de vida desde que tuve la suficiente madurez como para comenzar a protegerla. Me quitó la posibilidad de enamorar a Emma, de besarla, de estar como siempre quise con ella.

De que fuese mía.

Papá me había dicho que ella era un ser muy importante, único, que debía ser protegida y amada para que todo resultara bien; que Emma significaba un cambio, tanto como para el mundo de los ángeles, como de los demonios.

Mi padre me enseñó muchas cosas sobre ella, desde sobre posibles poderes que podría tener, hasta cómo poder ayudarle para que los controlara.

Cuando tuve edad suficiente, me camuflé para que estar a su lado; no me gustaba la idea de estar junto a ella y no poder lucir como realmente me veía, pero lo acepté. Era solo un niño y, a pesar de conocer la realidad de mi padre con todo lo que eso implicaba (que yo fuese un Nephilim, que tuviera poderes y dos hermanos de los que poco sabía y no tenía permitido preguntar, entre otras cosas), no entendía por qué debía permanecer oculto para ella.

Aprendí de Josha a encubrir mis poderes, a pasar desapercibido, ocultando mi esencia de Nephilim, como él hacía con la suya de Caído, haciéndola parecida a la de un humano.

Así nos protegíamos a nosotros mismos y, de esa forma, también a Emma. Siempre en las malditas sombras, sin que nadie supiera de nuestra existencia.

Ella y yo fuimos amigos por mucho tiempo durante pequeños; pero ella nunca lo supo; seguro que sí tiene recuerdos de un niño de cabello oscuro y ojos achinados, a otro chico con rizos rojizos o, tal vez, a uno rubio con ojos claros. Todas esas formas de mí estaban distorsionadas en su mente, en la de quien me viera.

Ella sí podía ver mis hologramas, pero nunca al verdadero Steven. No le podía permitir conocerme, por más que las ganas me mataran por dentro.

Cuando ella comenzó el secundario, yo ya lo había comenzado el año anterior, puesto que había entrado con mi verdadera edad. Ya era lo suficientemente maduro como para moverme con libertad sin tener miedo de que me vieran y descubrieran que era un Nephilim. Ya no tenía la necesidad de camuflarme bajo una apariencia ajena.

Alas de cristal [LIBRO 2]Where stories live. Discover now