Capítulo 19

21.7K 2.2K 107
                                    

EMMA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

EMMA

Josha no ha muerto.

Josha no ha muerto.

Josha está vivo.

—¿Qué es lo que estás diciéndome? —Owen parece observar a su hermano en busca de apoyo... ¿En serio? ¿Él, buscando ayuda en Emmanuel? Pero después se distrae mirando la gran capa de energía dorada que ocupa el lugar del techo—. ¡Owen!

—Josha fue capturado junto a Julie —me explica Emmanuel con tranquilidad—. Como ella por estar con ustedes tenía información importante y parecía ser útil, la volvieron uno de ellos. En cambio, a nuestro padre lo dejaron ahí, en una de las centrales de los vengadores, encerrado. No le dieron muchas oportunidades, claro.

—Pero escapó, no sabemos muy bien cómo. Fue durante la segunda semana que estuviste inconsciente —termina de contar Owen, con la mandíbula apretada—. Ya registraron todo el área y no lo encontraron. Yo tampoco lo vi mientras te buscaba a ti.

—Creo que se fue a la zona prohibida, a buscar refugio. Él ama el mundo humano, pero tampoco lo han visto pasar por el salto dimensional, eso hubiera sido una locura.

—A mí no me sorprendería —dice Owen, caminando hacia mí—, él está loco.

Pongo mis ojos en blanco mientras siento los dedos de Owen apretar mi mano.  

—Él es un genio —contradice Emmanuel a su hermano—. Estoy seguro de que está ahí, es difícil que un ángel se refugie en ese sitio, pero seguro el nombre de Josha Liv llegó hasta sus oídos.

—¿Oídos de quiénes? ¿Cuál es el lugar prohibido? —les pregunto y veo dos pares de ojos azules observándome con intensidad.

Es Owen el que habla, ganándole a su gemelo, que ya había abierto la boca para contestar.

—Los demonios,  Honey. El lugar prohibido es lo que tú llamarías infierno.

Siento cómo se acelera mi pulso y me cuesta respirar con facilidad,  Owen frunce el ceño mientras que Emmanuel me observa, muy atento. El ángel de mi lado pasa sus manos por debajo de mis codos para sostenerme. —¿Estará bien? —mis palabras brotan con dificultad. La gran sala parece achicarse y la energía volver todo más reluciente. De pronto, tengo la necesidad de salir de allí. 

—Estamos hablando de Josha, Honey. De alguna forma, él siempre encuentra la manera de estarlo. ¿Tú estás bien? 

—Yo... —meneo la cabeza, sintiéndome realmente débil—. ¿Cuánto más tengo que aprender? 

Esta vez, es Emmanuel el que habla. —Debo decir que mucho, pero sobre todo debes aprender a controlar tu equilibrio de transformación. ¿Puedo ver tus marcas, Emma? Creo que tus ojos están algo... cambiados.

¡Ay, joder!

No ahora. Mi pulso comienza a sonar dentro de mi cabeza, como un "toc, toc, toc" que me marea intensamente. Llevo mis manos a las sienes y ahogo un grito, mientras me arrodillo en el suelo. Owen, que está a mi lado, se agacha y me mira con ojos crispados, para luego tomarme entre sus brazos y abrazarme. Tararea algo en mi oído, una melodía que suena muy dulce en su voz, cierro mis ojos para concentrarme en la tranquilidad que me transmite, hasta que finalmente me siento más tranquila.

—Vale —habla Owen cuando acaba su melodía—, creo que no es momento de ver ninguna marca —dice Owen a su mellizo—. De hecho, no era momento de que ella estuviera aquí, pero eso podemos discutirlo luego, y a solas, y yo.

Es el momento perfecto para que Emma conozca más sobre ella, Owen —le contesta rebate. Emma, ¿estás bien? Respira e intenta tranquilizarte, ¿vale? ¿Siempre tienes ataques así?

—No —contesta Owen por mí—. Ella no tiene de estos ataques. ¿Hoy es día de redada, cierto?

—¿R-redada? —pregunto forzando mi voz.

—Sí, pero no como las humanas —me contesta Owen con voz aterciopelada—. Aquí buscan demonios que se hayan querido esconder, y para detectarlos hacen que cualquier energía no-ángel se descontrole. Deben estar pasando cerca de la casa...

Y mi energía recién ha saltado... ¿Entonces significa que ellos me pueden encontrar? Oh, no, no... Un mar de emociones llega a mí chocando como oleajes frenéticos. Trato de prestar atención a la conversación de los gemelos, calmar lo que siento... de alguna forma. 

Owen me da la mano y cierro mis ojos. Intento concentrarme en respirar, en controlar mi energía. 

—Oh, mierda. Sí hoy es... —dice Emmanuel, que realmente no parece darse mucha cuenta, o prestar demasiada atención, a lo que me está pasando. Incluso puedo decir que roza lo despreocupado—. Owen, ¿no deberías estar patrullando? Levantarás sospechas si no trabajas.

—¿Y dejarte solo con Emma? Ni hablar —empieza a masajear mi mano con el pulgar—. Oye, Honey, ¿cómo te sientes? Emmanuel, ¿no podemos irnos a un sitio donde no le llegue tanto la frecuencia?

—¿Ellos p-pueden encontrarme a-aquí? —hablo con dificultad otra vez, sintiendo cómo quema mi marca del lado izquierdo.

—¿Ves el techo, Emma? —me dice Emmanuel—. Nosotros podemos sentir la energía que viene desde afuera, pero los que no estén en nuestra casa, no pueden saber quién está. Por lo tanto, ellos no te sentirán mientras estés aquí dentro. Es por eso que cuando tiraste la energía al techo, ésta rebotó. Nada sale de aquí. —Jadeo de dolor y el ceño de Emmanuel se frunce. —El cuarto más lejano es el que... Ya sabes —dice Emmanuel—. Llévala ahí, despídete de ella y ve a patrullar. No necesitamos más sospechosos en la familia, yo necesito seguir en este puesto, lo sabes.

—¿Desde cuándo acepto tus órdenes, Liv-perfecto? —pregunta Owen bruscamente.

—Desde que la vida de tu chica peligra, hermanito. Ve. Ahora.

Para mi sorpresa, las alas de Owen tan imponentes aparecen ante mi visión. Mis pies dejan de tocar el piso para cuando me levanta en el aire; y en un abrir y cerrar de ojos, nos aproximamos al piso más alto de la gran casa.

Llegamos a la una puerta inmensa —yo muy mareada por la velocidad—. El duda antes de apretar su mano contra el cerrojo de la puerta. Y antes de poner un pie dentro, me detiene, sólo para decirme la frase matadora.

—Aquí estuvieron tus padres, Honey.

—Aquí estuvieron tus padres, Honey

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.









Alas de cristal [LIBRO 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora