Alas de cristal [LIBRO 2]

Capítulo 20

¿Leyeron "Almas de cristal"? 

Les recomiendo dejar de leer este cap y correr a la otra novela justo en este preciso instante. *-* Es una historia muy cortita que se lee rapidísimo (no me hago responsable de los corazones rotos </3)

Miren que los estoy vigilando 7u7. 

Si leyeron ese libro, entonces tendrán más idea de qué trata este capítulo.

—¿Mis padres? —pregunto titubeando. 

—Entremos. Debo contarte una historia...

A paso pausado me introduzco en la habitación, una que parece no haber sido abierta durante años. La energía aquí brilla más que nunca y empapa las paredes gastadas. Los segundos se hacen eternos, como si realmente éstos fueran pequeñas eternidades confiscadas por secretos que no quieren salir a la luz.

Cuando diviso una gran cama, me siento en el borde de ella, mirando a Owen fijamente, que él se queda parado frente a mí. Hay polvo acumulado por los años, a pesar de que el cuarto parece estar herméticamente cerrado. No me importa. Los ojos de Owen me muestran todo tipo de sentimientos, me doy cuenta de que está intentando recordar todo, acomodar las palabras para comenzar a decirme lo que deba contar.

—El cuarto casi no se ha abierto desde que estuvo tu mamá aquí. Ella... se parecía a ti...

Una extraña emoción se apodera de mí... Saber que Aeraki estuvo en la misma habitación... ¡Cielos! ¡Es como si me sintiera más cercana a ella! ¿Eso es correcto? Ni idea, pero se siente impresionante.

—¡Cierto que tú los pudiste conocer! A veces olvido que eres... que eres un poco....

—No dirás "viejo", ¿cierto?  —termina por mí, medio bromeando, medio con dudas.

—Lo has dicho tú, no yo. ¡Entonces dime, Owen! ¿Cómo fue que la conociste? ¿Por qué estuvo aquí? Oh, espera... ¿También viste a mi padre...? ¿Tú...?

—Honey, espera... —suspira frustrado mientras deja de mirarme—. Yo no fui el bueno en esta historia. Fui todo menos eso, ¿sí? Solo pido que me comprendas, por favor, no pido más que eso.

Me quedo en silencio, esperando que su mirada llegue a mis ojos, esperando nuestra conexión. Pero no lo hace. El silencio, en cambio, se adueña de la habitación, dejándonos en un momento de reflexión absoluta. Simplemente sé que él se desmerece todo el tiempo, vive diciéndome que él no era bueno, que era idiota —sus palabras, no mías. Realmente no lo recuerdo como para juzgarlo de esa forma—. Siempre me recuerda que debo saber que cometió errores... ¿Tanto mal habrá hecho? ¿Qué será lo que realmente le pesa? A veces me da miedo que sea algo realmente grave, pero es Owen de quien estoy hablando... ¿Cierto?