Capítulo 15

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EMMA

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EMMA

Mi primer movimiento es mirar a Emmanuel con asombro y miedo, y luego a Owen con sorpresa, así sucesivamente, intentando asimilar la situación que enfrento, pero mi shock no pasa de largo, parece que se instaló en mi mente para no dejarme por un tiempo. ¿Cómo puede ser que estén los dos acá? ¿En el mismo lugar que Julie? ¿Y que Emmanuel esté tan tranquilo? ¿Acaso él es el malo de la historia? Y esa luz... ¿qué fue?

¿Y qué pensar de Owen? Él parece igual de sorprendido que yo. Y furioso... con su hermano, que me tiene tomada en forma protectora y tan... íntima. Intento soltarme de Emmanuel, vernos así está dañando a Owen sin necesidad, pero su hermano no me suelta, él me observa detenidamente, como si yo fuera algo que está por romperse o por desaparecer de su alcance.

Estuvo cuidando de mí toda mi vida sin conocerme, creo que es claro por qué me observa con tal avidez, se excusa mi mente.

Yo me dejo de mover, no tengo respuestas, no sé qué pasó. ¿No deberíamos estar corriendo? ¡Estamos en la base del enemigo! ¡Qué idiotas somos! Me remuevo pero Emmanuel continúa persistente.

—Emmanuel, explícame qué mierda está pasando aquí mismo —dice Owen, rompiendo nuestro silencio de cementerio—. ¡Ahora!

—¡Eh, cálmate!  —le responde una voz idéntica— Ya les explicaré —me mira, otra vez de esa forma tan intensa, como si fuera un tesoro— a ambos.

Emmanuel al fin me suelta y Owen se aproxima hacia mí, tomándome de ambas manos rápidamente y empujando a su hermano —de una forma muy poco sutil—. Emmanuel pasa a un tercer plano cuando los ojos de Owen interceptan a los míos y suspira de alivio, para luego abrazarme con mucha fuerza. 

«Tenemos mucho para hablar, y sé que tienes mucho por preguntar. Primero quiero saber qué quiere mi hermano... Cielos, me asusté tanto, Honey. Creí que te perdía para siempre. ¡No vuelvas a ponerme a mí ni a nadie antes que a ti! Me terminarás matando si lo haces». 

 No le contesto, no puedo hablar, tampoco mirarle. Sólo quiero sentir cómo sus brazos me rodean y permanecer así. No necesito palabras, ni habladas ni por telepatía. 

No sé cuánto tiempo llevamos así, ni cuánto tiempo permaneció Emmanuel mirando nuestra situación, pero al momento de separarnos, Owen me encuentra con los ojos lagrimosos y enjuga las pequeñas gotas que amenazan por derramarse. Él limpia delicadamente una por una, sonriéndome de una forma tan personal que casi me hace temblar.

—Síganme, salgamos de acá deprisa,  es mi parte menos preferida de la casa —dice Emmanuel interrumpiéndonos.

Lo miro mal, sintiendo una desconfianza creciendo dentro de mí, y puedo jurar que Owen lo hace de igual manera. Sin embargo caminamos por ese pasillo simple y gris hasta terminar en... 

Cielos, no tengo expresión para lo que veo. Un techo inmenso color dorado como una nube se extiende por encima de nosotros, paredes blanquísimas llenas de pinturas y algún símbolo cada tanto adorna la estancia, igual que un suelo que no puedo descubrir de qué es, pero su color blanquecino parece brillar bajo mis pies, adquiriendo distintas tonalidades y figuras. Hay un portal enorme frente a nosotros, y dos escaleras a cada lado. Balcones se asoman majestuosos desde un segundo piso, y también desde el tercero, pero éste tiene plantas que cuelgan de él con flores de muchos colores... 

Escucho un sonido que me sobresalta y veo que Emmanuel pone un mueve tapando la puerta del pequeño pasillo por el que acabamos de salir a esta gran mansión ostentosa. Encuentro libros en estanterías cercanas a las escaleras, y asientos que parecen ser como sillones, pero resplandecen como el techo que me atacó.  Owen no habla, parece estar incómodo... Seguro es por la cercanía de su hermano.

Emmanuel nos pide que le acompañemos a subir por las escaleras y miro a Owen para estar segura de qué hacer. Él asiente y me toma muy fuerte de la mano, sin dejar de observar para adelante, evitando aquellas paredes. Yo, en cambio, dejo que la curiosidad me lleve a intentar descubrir en dónde estamos parados y qué es este lugar. Al acercarnos a las escaleras, diviso un par de pinturas...

Y un par de ojos azules pincelados y aniñados me miran en ellas, junto a una versión de los hermanos Liv en mujer, y un Josha sin sus ojos verdes. 

Todos pareciendo contentos.

Es ahí cuando me doy cuenta que estoy en la gran casa de los Liv.

La posible casa donde Owen creció durante toda su vida...

«Hasta que me fui lejos para no tener que entrar... salvo en emergencias», interrumpe en mi mente Owen. Me quedo sorprendida ante el primer vistazo de su anterior vida, antes de que todos los sentimientos le jugaran en contra.  La primera vez que lo veo de niño, que veo a su madre... Como si toda su vida estuviera gritándome dentro de estos paredones. Observo sin escrúpulos a la ángel sonriente de ojos impresionantes y azules. Definitivamente es una versión femenina de Owen y Emmanuel, pero con los rasgos más afinados. 

Noto a la mano de Owen titubear sobre la mía. 

Al subir las escaleras veo que todo el segundo piso aún contiene ese techo espumoso. Es toda tan imponente, tan gigante, que siento que me encojo con cada pisada. 

Pasamos a un pasillo completamente iluminado y lleno de recuerdos en las paredes y caminamos cruzándonos con varias habitaciones en el camino hasta detenernos en una, al final del pasillo.

—Yo me iré ahora, dejaré que se saluden, pero pronto volveré, así que... eh, no hagan cosas de... humanos, ¿vale? —dice Emmanuel con incomodidad y se larga del cuarto, dejándome sola con Owen. 

Dejándome con mil preguntas para lanzar. 

—Entonces pregunta —me insiste Owen, abriendo la puerta de una habitación desnuda, en la que comienzan a aparecer objetos luminosos, y desaparecer intermitentemente. Él los observa con nostalgia unos segundos y luego sacude la cabeza. Como si me extrañase su mirada vuelve a mí con mayor suplicio—. No te culparé por cuántas preguntas que tengas. Pregúntame, te contestaré todo. Te diré todo lo que sé. Inclusive te contaré cómo me siento. Te diré muchas cosas que jamás mencioné de aquí... Pero por favor, necesito oír tu voz. Necesito escucharte hablar, Emma —se acerca a mí, extendiendo su mano. Le doy la mía y ambos ingresamos a la habitación, siendo rodeados por unas sillas de luz que aparecen mágicamente y se acomodan justo en la posición exacta como para que me siente—. Este mundo no es tan diferente al de los humanos, ¿sabes? Pero sí es muy distinto también.

¡Al fin! Sé que es un capítulo cortito, pero ya tengo escrito para el próximo y espero poder actualizar mañana

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¡Al fin! Sé que es un capítulo cortito, pero ya tengo escrito para el próximo y espero poder actualizar mañana. Me pareció mejor dejarlo por acá, como hacer una pausa entre lo que realmente se va a... Mejor me callo.

Y bueno, ¿a conocer un poco más sobre el extraño mundo de Owen Liv?

¡Los amo!

-Bri. :)


Alas de cristal [LIBRO 2]Where stories live. Discover now