Capítulo 33

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EMMA

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EMMA

No me sorprende que Emmanuel, el siempre respetado arcángel y cabecilla de la revolución, haya sido escogido como el líder de los ángeles, supongo que eso era de esperarse, y creo que el pueblo se sentirá agradecido de que así sea: Emmanuel es justo y bondadoso, además que quiere lo mejor para los suyos. Es todo lo que Theodel no era. Y está mucho mejor preparado que yo.

Los demonios, por su parte, eligieron a Kilian. Solo quedan cuarenta y dos de ellos, y la decisión fue unánime: sin dudas Kilian es alguien importante en su colonia.

Creo que optar por no ocupar el lugar de Theodel fue lo mejor que pude haber hecho, y eso me hace realmente feliz.

Ahora, finalmente y antes de viajar hacia mi hogar, previamente a retornar, de alguna forma, a mi antigua vida, debo hacer algo muy importante. Ya no hay nada, ninguna excusa, que me ayude a postergar el momento.

Debo ir a ver a mi hermana.

No puedo decir que estoy tranquila, Nada de eso: la incertidumbre me carcome. ¿Cómo será ella? ¿Significará mi destrucción en un futuro? ¿La de los otros mundos? Quién sabe. Lo cierto es que he aprendido que lo diferente no tiene que ser malo. Y ella, definitivamente, es diferente.

Owen, tomando mi mano, me acompaña al palacio de Theodel. No sabemos dónde esté la niña así que vamos a tener que registrar todo el lugar, empezando con los dormitorios, claro. Aunque ese palacio es incluso desconocido para los habitantes milenarios del lugar. Realmente parece que nadie llegó a conocerlo por dentro; y el que sí lo hizo, nunca logró salir.

—¿No sería mejor que entrara yo y que tú...? —pregunta Owen, sabiendo mi respuesta.

—Está bien así. Es algo que debo enfrentar —le digo—, es mi hermana.

El palacio de Theodel está custodiado por varios Ángeles Vengadores. Ellos, al verme, se apartan --algunos con notable temor y otros con respeto--. Siento mis mejillas sonrojarse ante tanta atención, ya que no esperaba que así fuese. Los ángeles nos abren la puerta con un asentimiento y nos dejan entrar a las profundidades del castillo donde, anteriormente, se escondía Theodel. Donde está escondida mi hermana.

Las columnas talladas con formas simétricamente perfectas aparecen ante mis ojos, a lo largo de un gran pasillo. Tiemblo sin lugar a dudas ante la imponente imagen: a diferencia del pasillo casi desnudo por el cual caminé cuando me llevaron con Theodel, hacia su sala de tortura, este se ve profundamente cargado con pinturas y decoraciones: ángeles luchando contra demonios, oscuridad de un lado y luminosidad del otro, esculturas pegadas a las columnas blancas que cortan con los colores de las pinturas en las paredes. El suelo, en cambio, está repleto de mosaicos, pero realmente no distingo qué dibujan estos, porque una alfombra de color carmín los cubre. Al avanzar, un gran ventanal rompe con la pintura que se asemeja al "Cielo" y da lugar a un paisaje digno de la postal más bella del mundo: se puede observar el patio del palacio que, muchos metros más lejos, está cercado por una gran muralla de piedra; y más allá, el bosque que irradia todo el panorama con su verde esplendoroso. Este termina cuando empiezan unas montañas inmensas que se pierden entre las nubes blancas. Al final de aquel inmenso corredor, hay una puerta que lleva al salón principal, que sigue una apariencia que combina con todo lo anterior: Techo inalcanzable y de una densa energía que lo rellena e ilumina, columnas majestuosas, una escalera inmensa...

Alas de cristal [LIBRO 2]Where stories live. Discover now